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Bush Necesitaria La Aprobacion Del Congreso Antes De Una Guerra Con Iran.
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<blockquote data-quote="Derruido" data-source="post: 199107" data-attributes="member: 30"><p>La nueva mayoría </p><p> </p><p>Ene-26-07 - por Arturo Valenzuela</p><p>"El éxito legislativo de los demócratas es un indicador del profundo y continuo malestar de la ciudadanía con el liderazgo del presidente Bush y su partido, y el temor de muchos republicanos que tras las derrotas de noviembre podrían venir más derrotas en las parlamentarias en dos años, e incluso la pérdida de la Casa Blanca" El cambio político en Washington al debutar la nueva mayoría del Partido Demócrata en el Congreso ha sido sorprendente y profundo. Ningún observador de la política estadounidense pensó que el partido de oposición lograría alcanzar una mayoría en ambas cámaras en los comicios de noviembre pasado. </p><p></p><p></p><p>Y al alcanzarla, con un estrecho margen de 30 congresistas de 435 en la Cámara Baja y sólo un senador de 100 en la Alta, la mayoría de los analistas vaticinó que le sería difícil imponer su programa por seguir la Casa Blanca en manos de los republicanos y el tener que enfrentar un partido oficialista que se ha caracterizado en los últimos años por una férrea disciplina frente a una oposición con corrientes internas desencontradas y falta de liderazgo coherente. </p><p></p><p></p><p>Sin embargo, pareciera que los demócratas aprendieron algo de su histórica derrota de 1992 cuando perdieron por primera vez en 40 años el dominio del Poder Legislativo, factor que dificultó la gobernabilidad del país bajo el presidente Bill Clinton y le dio un poder desmesurado al presidente George W. Bush, cuando ser demócrata pasó a ser sinónimo de irrelevante en la capital de la nación. Es así como la nueva mayoría de la Cámara presentó un liderazgo unificado bajo la dirección de la primera mujer en la historia de la Unión Americana que preside la Cámara de Representantes, cargo de gran importancia por ser el tercero en la sucesión presidencial, al tiempo que impulsó seis iniciativas de ley que prometieron aprobar en las primeras cien horas de instalado el nuevo Congreso. </p><p></p><p></p><p>Esas iniciativas, que habían sido rechazadas o postergadas por el liderazgo republicano, formaron parte de la plataforma de lucha de los demócratas en su campaña electoral por recuperar el Poder Legislativo: la eliminación de subsidios a la industria petrolera; el aumento del salario mínimo; la aprobación de financiamiento federal para investigar el uso médico de células embrionarias; la reducción del costo de los farmacéuticos; la reducción de los intereses de préstamos escolares y la implementación de todas las recomendaciones de la Comisión que investigó los actos terroristas del 11 de septiembre y que la Casa Blanca había menospreciado. </p><p></p><p></p><p>Lo notable es que los demócratas lograron su objetivo, no sólo con el apoyo unánime de su propia bancada, sino que atrayendo un promedio de 62 congresistas republicanos que abandonaron a sus propios dirigentes y a su presidente votando a favor de los proyectos de ley del partido opositor. Es así como el incremento del salario mínimo contó con el apoyo de 82 republicanos, 50 de los cuales votaron en contra de una contrapropuesta presentada por sus propios líderes. </p><p></p><p></p><p>El éxito legislativo de los demócratas es un indicador del profundo y continuo malestar de la ciudadanía con el liderazgo del presidente Bush y su partido y el temor de muchos republicanos que tras las derrotas políticas de noviembre podrían venir más derrotas en las elecciones parlamentarias en dos años e incluso la pérdida de la Casa Blanca. En el Senado el Partido Republicano tendrá que defender 22 escaños en el 2008, frente a sólo 12 por parte de los demócratas. </p><p></p><p></p><p>La guerra en Irak sigue constituyéndose en el talón de Aquiles del oficialismo. La nueva estrategia anunciada por el presidente no ha revertido sus bajísimos niveles de aprobación popular que siguen rondando en un 35%, récord para un presidente en su segundo mandato. La abierta disidencia dentro de las Fuerzas Armadas a la intención de la Casa Blanca de incrementar el número de efectivos en Irak en vez de disminuir la presencia estadounidense en el conflicto sectario, ha potenciado aún más el rechazo a una administración que pareciera no haber entendido que los comicios de noviembre sólo se pueden interpretar como un profundo rechazo a una guerra impopular que para muchos ha agravado el nivel de inseguridad en el mundo, en contravención del discurso oficial. Es así como se estaría gestando una confrontación directa entre el Ejecutivo y el Legislativo en el tema de Irak al sumarse varios senadores republicanos a una resolución de esa sala rechazando la política anunciada por el presidente de incrementar la presencia militar de Estados Unidos en Irak, exigiendo a la vez que Estados Unidos le dé más prioridad a la diplomacia y la cooperación internacional y que privilegie por sobre todo una transferencia acelerada de la responsabilidad en temas de seguridad a las Fuerzas Armadas del gobierno Iraquí. Aunque la resolución no tiene fuerza de ley, podría convertirse en un primer paso en la aprobación de medidas tendientes a reducir el presupuesto que el presidente requiere para conducir la guerra. </p><p></p><p></p><p>Está claro que Bush perdió una oportunidad de oro al no hacerle caso a la comisión bipartidista precedida por James Baker, el secretario de Estado de su padre, el primer presidente Bush, y Lee Hamilton, el respetado dirigente demócrata y ex líder de la comisión de relaciones exteriores de la cámara. Al abrazar las recomendaciones de la comisión el presidente habría disminuido la confrontación política y se habría ganado espacio para formular una salida de Irak con apoyo de ambos partidos. Nuevamente el mandatario estadounidense ha dado muestras de su rigidez ideológica y del hermetismo de su círculo duro. <strong><span style="color: DarkRed"><span style="font-size: 15px">Con ello estaría preparando una derrota histórica para su partido en las próximas elecciones presidenciales</span></span></strong>. </p><p></p><p>Fuente: Nueva Mayoría</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Derruido, post: 199107, member: 30"] La nueva mayoría Ene-26-07 - por Arturo Valenzuela "El éxito legislativo de los demócratas es un indicador del profundo y continuo malestar de la ciudadanía con el liderazgo del presidente Bush y su partido, y el temor de muchos republicanos que tras las derrotas de noviembre podrían venir más derrotas en las parlamentarias en dos años, e incluso la pérdida de la Casa Blanca" El cambio político en Washington al debutar la nueva mayoría del Partido Demócrata en el Congreso ha sido sorprendente y profundo. Ningún observador de la política estadounidense pensó que el partido de oposición lograría alcanzar una mayoría en ambas cámaras en los comicios de noviembre pasado. Y al alcanzarla, con un estrecho margen de 30 congresistas de 435 en la Cámara Baja y sólo un senador de 100 en la Alta, la mayoría de los analistas vaticinó que le sería difícil imponer su programa por seguir la Casa Blanca en manos de los republicanos y el tener que enfrentar un partido oficialista que se ha caracterizado en los últimos años por una férrea disciplina frente a una oposición con corrientes internas desencontradas y falta de liderazgo coherente. Sin embargo, pareciera que los demócratas aprendieron algo de su histórica derrota de 1992 cuando perdieron por primera vez en 40 años el dominio del Poder Legislativo, factor que dificultó la gobernabilidad del país bajo el presidente Bill Clinton y le dio un poder desmesurado al presidente George W. Bush, cuando ser demócrata pasó a ser sinónimo de irrelevante en la capital de la nación. Es así como la nueva mayoría de la Cámara presentó un liderazgo unificado bajo la dirección de la primera mujer en la historia de la Unión Americana que preside la Cámara de Representantes, cargo de gran importancia por ser el tercero en la sucesión presidencial, al tiempo que impulsó seis iniciativas de ley que prometieron aprobar en las primeras cien horas de instalado el nuevo Congreso. Esas iniciativas, que habían sido rechazadas o postergadas por el liderazgo republicano, formaron parte de la plataforma de lucha de los demócratas en su campaña electoral por recuperar el Poder Legislativo: la eliminación de subsidios a la industria petrolera; el aumento del salario mínimo; la aprobación de financiamiento federal para investigar el uso médico de células embrionarias; la reducción del costo de los farmacéuticos; la reducción de los intereses de préstamos escolares y la implementación de todas las recomendaciones de la Comisión que investigó los actos terroristas del 11 de septiembre y que la Casa Blanca había menospreciado. Lo notable es que los demócratas lograron su objetivo, no sólo con el apoyo unánime de su propia bancada, sino que atrayendo un promedio de 62 congresistas republicanos que abandonaron a sus propios dirigentes y a su presidente votando a favor de los proyectos de ley del partido opositor. Es así como el incremento del salario mínimo contó con el apoyo de 82 republicanos, 50 de los cuales votaron en contra de una contrapropuesta presentada por sus propios líderes. El éxito legislativo de los demócratas es un indicador del profundo y continuo malestar de la ciudadanía con el liderazgo del presidente Bush y su partido y el temor de muchos republicanos que tras las derrotas políticas de noviembre podrían venir más derrotas en las elecciones parlamentarias en dos años e incluso la pérdida de la Casa Blanca. En el Senado el Partido Republicano tendrá que defender 22 escaños en el 2008, frente a sólo 12 por parte de los demócratas. La guerra en Irak sigue constituyéndose en el talón de Aquiles del oficialismo. La nueva estrategia anunciada por el presidente no ha revertido sus bajísimos niveles de aprobación popular que siguen rondando en un 35%, récord para un presidente en su segundo mandato. La abierta disidencia dentro de las Fuerzas Armadas a la intención de la Casa Blanca de incrementar el número de efectivos en Irak en vez de disminuir la presencia estadounidense en el conflicto sectario, ha potenciado aún más el rechazo a una administración que pareciera no haber entendido que los comicios de noviembre sólo se pueden interpretar como un profundo rechazo a una guerra impopular que para muchos ha agravado el nivel de inseguridad en el mundo, en contravención del discurso oficial. Es así como se estaría gestando una confrontación directa entre el Ejecutivo y el Legislativo en el tema de Irak al sumarse varios senadores republicanos a una resolución de esa sala rechazando la política anunciada por el presidente de incrementar la presencia militar de Estados Unidos en Irak, exigiendo a la vez que Estados Unidos le dé más prioridad a la diplomacia y la cooperación internacional y que privilegie por sobre todo una transferencia acelerada de la responsabilidad en temas de seguridad a las Fuerzas Armadas del gobierno Iraquí. Aunque la resolución no tiene fuerza de ley, podría convertirse en un primer paso en la aprobación de medidas tendientes a reducir el presupuesto que el presidente requiere para conducir la guerra. Está claro que Bush perdió una oportunidad de oro al no hacerle caso a la comisión bipartidista precedida por James Baker, el secretario de Estado de su padre, el primer presidente Bush, y Lee Hamilton, el respetado dirigente demócrata y ex líder de la comisión de relaciones exteriores de la cámara. Al abrazar las recomendaciones de la comisión el presidente habría disminuido la confrontación política y se habría ganado espacio para formular una salida de Irak con apoyo de ambos partidos. Nuevamente el mandatario estadounidense ha dado muestras de su rigidez ideológica y del hermetismo de su círculo duro. [B][COLOR="DarkRed"][SIZE="4"]Con ello estaría preparando una derrota histórica para su partido en las próximas elecciones presidenciales[/SIZE][/COLOR][/B]. Fuente: Nueva Mayoría [/QUOTE]
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Verificación
Guerra desarrollada entre Argentina y el Reino Unido en 1982
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