El plan chileno era usarlo para proyectar su reclamo antártico.
Dio la razón a la Argentina sobre las aguas disputadas y negó la pretensión chilena.
Las islas fueron entregadas a Chile, pero no todo el mar que querían. Si es curioso cuán parcial y selectiva es la historia que muchos propagan cuando fue una victoria geopolítica para Argentina y, sin embargo, los maestros anglosajones de la propaganda, la convirtieron en una victoria chilena.
Todo el tema del conflicto fueron las aguas territoriales y las ZEE con implicaciones geoestratégicas en el atlántico sur y antártico. Protegidas los intereses argentinos siguiendo el principio oceánico del Tratado de 1881, las islas se volvieron irrelevantes, ya que su disputa se debía solo a la división de la línea de aguas que proyectaban esas islas.
El arbitraje de 1984 limitó eso y Argentina obtuvo lo que queríamos. Chile permanece en el Pacífico, sin acceso al Atlántico, sin línea de agua de la ZEE que se proyecta hacia el este en nuestras aguas.