Armas y pilotos argentinos en operaciones secretas

Armas y pilotos argentinos en operaciones secretas


Durante la dictadura militar y durante los sucesivos gobiernos de Raúl Alfonsín y Carlos Menem, la Argentina participó en múltiples operaciones aéreas clandestinas en zonas de guerra.

Ademas del tráfico de armas a Croacia y Ecuador en la década de los ’90, la Argentina fue un punto habitual de triangulación de armas con certificados de destino final falso. Una de esas operaciones –tal vez la menos conocida– concluyó con el derribamiento de un avión argentino sobre el territorio de la ex Unión Soviética y con la muerte del piloto argentino Héctor Ismael Cordero.

Durante su gestión como canciller del gobierno de facto del general Roberto Viola, Oscar Camilión intervino en una oscura y multimillonaria operación israelo-norteamericana para proveer armas a Irán que constituyó la antesala del escándalo Irán-Contras .

“Irán perderá la guerra contra Irak si no recibe ayuda de los Estados Unidos”, vaticinó en octubre de 1980 el ex ministro de Defensa israelí, Moshe Dayan.

Pese a que las relaciones entre Washington y Teherán se hallaban en su peor momento, el lapidario juicio de Dayan retumbó en la mayoría de las cancillerías occidentales y constituyó el puntapié inicial para una vasta red armamentista que a lo largo de toda la década proveería armas a ambos contendientes.

En el libro Profits of War (Beneficios de guerra), el israelí Ari Ben-Menashe, uno de los seis integrantes del comité conjunto que en esa época manejaba las relaciones entre Irán e Israel, relata los pormenores de una reunión en Teherán en la que él mismo propuso utilizar un avión argentino para proveer armas a Irán por mil millones de dólares, que fueron depositados en cuentas cifradas en el Girozentrale Bank, de Viena.

La firma Transporte Aéreo Rioplatense S.A. (TAR) era una poco conocida, pero importante, empresa argentina de cargas aéreas, cuyos folletos aseguraban que transportaba “caballos a Londres, caramelos a Nairobi y marroquinería a Nueva York”, sin embargo no mencionaba otro de sus rubros más rentables: el tráfico de armas. Ya en 1975 otro avión de la misma empresa había sido detenido en Barbados con un cargamento de municiones.

Para realizar este favor clandestino a EE.UU., Israel e Irán, Oscar Camilión, que en ese momento se desempeñaba al frente de la Cancillería argentina, solicitó permiso a Turquía para que las naves de la empresa TAR, que era propiedad de oficiales retirados de la Fuerza Aérea, atravesaran el espacio aéreo de ese país mientras realizaban los vuelos entre Tel Aviv, Larnaka y Teherán. Con la excusa de enviar ayuda humanitaria a las víctimas de un terremoto, la diplomacia argentina mantuvo a los turcos en la neblina.

El sábado 18 de julio de 1981 un avión argentino, perteneciente a Transporte Aéreo Rioplatense, con matrícula AL 44 Nº 224 IR que había despegado de Teherán con destino Larnaka (Chipre) se salió de curso y fue derribado en la frontera entre Turquía y la Unión Soviética. La nave era piloteada alternativamente por el argentino Héctor Ismael Cordero, un capitán de corbeta retirado de la aviación naval, y un ciudadano inglés de apellido Mac Cafferty, y había realizado unos doce vuelos entre Tel Aviv-Larnaka-Teherán sobre un total de 40 previstos. El AL-44 perdido en Armenia fue el último turbohélice que TAR tenía en operaciones porque poco antes había acrecentado su flotilla con la compra de dos Boeing 707.

Para violar los embargos internacionales de armas, los iraníes montaron durante la guerra contra Irak una compleja red de abastecimiento clandestino que tuvo a la Argentina como una de sus cabeceras. En la década del ’80 aterrizó en Buenos Aires el traficante iraní Jhon Pashai. Pashai, quien hasta ese momento había residido en Suiza, se instaló en un suntuoso departamento ubicado en un séptimo piso de la avenida Alvear al 1900 y abrió una oficina en Marcelo T. de Alvear 920 bajo el nombre de Petro Equip. Durante casi diez años Jhon Pashai fue el principal comprador de Fabricaciones Militares a tal punto que, en determinado momento, por lo menos cinco fábricas militares argentinas trabajaban para suplir los requerimientos iraníes.

Fabricaciones Militares no descubrió la pólvora, pero descubrió que además de vender armamento podía vender los certificados de destino final que Estados Unidos, Europa occidental e Israel necesitaban para poder triangular material bélico a uno u otro contendiente. Por medio de esos certificados falsos, la Argentina se convirtió en testaferro de las compras iraníes en el bazar occidental de las armas.

En la Argentina, los envíos secretos de armamento con destino a Irán continuaron siendo una constante durante el gobierno radical y contaron con la tácita o explícita aprobación israelí, que miraba con mayor desconfianza la colaboración argentina con Irak en el desarrollo del misil Cóndor. Una de esas operaciones tomó estado público cuando el buque Iran Sadr llegó a Bahía Blanca para cargar 31 toneladas de sorgo. Cuando los inspectores subieron a bordo advirtieron que ya había un cargamento en la bodega. Se trataba de 20 mil cajas que contenían fusiles de distinto tipo, morteros de 81 y 120 milímetros, y gran cantidad de municiones que habían sido estibadas prolijamente días antes en el área reservada de Puerto Belgrano. Habitualmente el material llegaba a los barcos en trenes cargueros que partían de la localidad de Villa María o en flotillas de camiones que transportaban grandes contenedores

El 23 de diciembre de 1983, la Argentina estuvo directamente involucrada en la venta de 5000 pistolas y 60 ametralladores pesadas. El cargamento, rotulado como “maquinaria técnica y repuestos”, fue impugnado por las autoridades aduaneras españolas cuando inspeccionaron un Jumbo de Air Iran procedente de Buenos Aires que se dirigía a Teherán. Después de varios días el gobierno iraní presentó la documentación aduciendo que las 11,5 toneladas de armas eran para las fuerzas de seguridad y el cargamento fue liberado.

http://www.anbariloche.com.ar/noticia.php?nota=43827
 

DSV

Colaborador
VOLUNTARIOS ARGENTINOS EN LA GUERRA DE INDEPENDENCIA DE CROACIA

Luego del Pronunciamiento del 03 de diciembre de 1990 el oficial carapintada Rodolfo Barrios Saavedra (foto) resultó herido y fue trasladado al Hospital Militar, del que logró evadirse.



Escasos carapintadas que lograron escapar se reunieron a los pocos meses en Uruguay, y planearon una "maniobra exterior": había que hacer algo espectacular en el extranjero para demostrar que la lucha carapintada continuaba. Fue así como se decidió formar un grupo de voluntarios para ir a combatir a la guerra de independencia de Croacia, de la cual participaron unos cuatrocientos argentinos. Croacia era una nación católica que luchaba por su independencia de la todavía comunista Yugoslavia, y su incipiente ejército tenía muy pocas armas e incluso debió recurrir a viejos fusiles de la Segunda Guerra Mundial, pero pronto comenzaron a llegar por triangulación fusiles FAL argentinos y cañones de 155 mm. de fabricación nacional, pero también, y muy especialmente, oficiales experimentados como Barrios Saavedra, que ascendió hasta el grado de coronel. Las principales potencias europeas habían tomado posiciones con respecto al conflicto, desde la simpatía -pero no más que eso- alemana hasta la ambigüedad inglesa, que desplegó "fuerzas de paz" en la zona pero se dedicaba a espiar los movimientos de los croatas.Cansado de esta situación, el capitán Barrios en una oportunidad ordenó una concentración de fuego con cañones Citer fabricados en Córdoba y servidos por dignos artilleros eslavos-contra una base británica que fue literalmente borrada del mapa, en un suceso muy comentado por la prensa croata: "10 años después de Malvinas, un oficial argentino vuelve a combatir contra los ingleses", publicaron algunos periódicos. Para reconocer a los voluntarios argentinos el gobierno croata imprimió una estampilla que rezaba, aproximadamente: "Los libres de Croacia a sus veteranos y libertadores en su aniversario. Ejército Argentino, 1991-2011". Tiempo después, cuando llegaron cascos azules argentinos a Croacia, se encontraron con que el pueblo de ese país los recibió con mucha calidez y un claro favoritismo, en agradecimiento por la participación argentina en su independencia, en un momento en que tenían todo para perder.

https://twitter.com/MORO58
 
Armas y pilotos argentinos en operaciones secretas


Durante la dictadura militar y durante los sucesivos gobiernos de Raúl Alfonsín y Carlos Menem, la Argentina participó en múltiples operaciones aéreas clandestinas en zonas de guerra.

Ademas del tráfico de armas a Croacia y Ecuador en la década de los ’90, la Argentina fue un punto habitual de triangulación de armas con certificados de destino final falso. Una de esas operaciones –tal vez la menos conocida– concluyó con el derribamiento de un avión argentino sobre el territorio de la ex Unión Soviética y con la muerte del piloto argentino Héctor Ismael Cordero.

Durante su gestión como canciller del gobierno de facto del general Roberto Viola, Oscar Camilión intervino en una oscura y multimillonaria operación israelo-norteamericana para proveer armas a Irán que constituyó la antesala del escándalo Irán-Contras .

“Irán perderá la guerra contra Irak si no recibe ayuda de los Estados Unidos”, vaticinó en octubre de 1980 el ex ministro de Defensa israelí, Moshe Dayan.

Pese a que las relaciones entre Washington y Teherán se hallaban en su peor momento, el lapidario juicio de Dayan retumbó en la mayoría de las cancillerías occidentales y constituyó el puntapié inicial para una vasta red armamentista que a lo largo de toda la década proveería armas a ambos contendientes.

En el libro Profits of War (Beneficios de guerra), el israelí Ari Ben-Menashe, uno de los seis integrantes del comité conjunto que en esa época manejaba las relaciones entre Irán e Israel, relata los pormenores de una reunión en Teherán en la que él mismo propuso utilizar un avión argentino para proveer armas a Irán por mil millones de dólares, que fueron depositados en cuentas cifradas en el Girozentrale Bank, de Viena.

La firma Transporte Aéreo Rioplatense S.A. (TAR) era una poco conocida, pero importante, empresa argentina de cargas aéreas, cuyos folletos aseguraban que transportaba “caballos a Londres, caramelos a Nairobi y marroquinería a Nueva York”, sin embargo no mencionaba otro de sus rubros más rentables: el tráfico de armas. Ya en 1975 otro avión de la misma empresa había sido detenido en Barbados con un cargamento de municiones.

Para realizar este favor clandestino a EE.UU., Israel e Irán, Oscar Camilión, que en ese momento se desempeñaba al frente de la Cancillería argentina, solicitó permiso a Turquía para que las naves de la empresa TAR, que era propiedad de oficiales retirados de la Fuerza Aérea, atravesaran el espacio aéreo de ese país mientras realizaban los vuelos entre Tel Aviv, Larnaka y Teherán. Con la excusa de enviar ayuda humanitaria a las víctimas de un terremoto, la diplomacia argentina mantuvo a los turcos en la neblina.

El sábado 18 de julio de 1981 un avión argentino, perteneciente a Transporte Aéreo Rioplatense, con matrícula AL 44 Nº 224 IR que había despegado de Teherán con destino Larnaka (Chipre) se salió de curso y fue derribado en la frontera entre Turquía y la Unión Soviética. La nave era piloteada alternativamente por el argentino Héctor Ismael Cordero, un capitán de corbeta retirado de la aviación naval, y un ciudadano inglés de apellido Mac Cafferty, y había realizado unos doce vuelos entre Tel Aviv-Larnaka-Teherán sobre un total de 40 previstos. El AL-44 perdido en Armenia fue el último turbohélice que TAR tenía en operaciones porque poco antes había acrecentado su flotilla con la compra de dos Boeing 707.

Para violar los embargos internacionales de armas, los iraníes montaron durante la guerra contra Irak una compleja red de abastecimiento clandestino que tuvo a la Argentina como una de sus cabeceras. En la década del ’80 aterrizó en Buenos Aires el traficante iraní Jhon Pashai. Pashai, quien hasta ese momento había residido en Suiza, se instaló en un suntuoso departamento ubicado en un séptimo piso de la avenida Alvear al 1900 y abrió una oficina en Marcelo T. de Alvear 920 bajo el nombre de Petro Equip. Durante casi diez años Jhon Pashai fue el principal comprador de Fabricaciones Militares a tal punto que, en determinado momento, por lo menos cinco fábricas militares argentinas trabajaban para suplir los requerimientos iraníes.

Fabricaciones Militares no descubrió la pólvora, pero descubrió que además de vender armamento podía vender los certificados de destino final que Estados Unidos, Europa occidental e Israel necesitaban para poder triangular material bélico a uno u otro contendiente. Por medio de esos certificados falsos, la Argentina se convirtió en testaferro de las compras iraníes en el bazar occidental de las armas.

En la Argentina, los envíos secretos de armamento con destino a Irán continuaron siendo una constante durante el gobierno radical y contaron con la tácita o explícita aprobación israelí, que miraba con mayor desconfianza la colaboración argentina con Irak en el desarrollo del misil Cóndor. Una de esas operaciones tomó estado público cuando el buque Iran Sadr llegó a Bahía Blanca para cargar 31 toneladas de sorgo. Cuando los inspectores subieron a bordo advirtieron que ya había un cargamento en la bodega. Se trataba de 20 mil cajas que contenían fusiles de distinto tipo, morteros de 81 y 120 milímetros, y gran cantidad de municiones que habían sido estibadas prolijamente días antes en el área reservada de Puerto Belgrano. Habitualmente el material llegaba a los barcos en trenes cargueros que partían de la localidad de Villa María o en flotillas de camiones que transportaban grandes contenedores

El 23 de diciembre de 1983, la Argentina estuvo directamente involucrada en la venta de 5000 pistolas y 60 ametralladores pesadas. El cargamento, rotulado como “maquinaria técnica y repuestos”, fue impugnado por las autoridades aduaneras españolas cuando inspeccionaron un Jumbo de Air Iran procedente de Buenos Aires que se dirigía a Teherán. Después de varios días el gobierno iraní presentó la documentación aduciendo que las 11,5 toneladas de armas eran para las fuerzas de seguridad y el cargamento fue liberado.

http://www.anbariloche.com.ar/noticia.php?nota=43827
El padre de un instructor de vuelo mio, fallecio en el derribo del CL-44 de TAR.
 
.Cansado de esta situación, el capitán Barrios en una oportunidad ordenó una concentración de fuego con cañones Citer fabricados en Córdoba y servidos por dignos artilleros eslavos-contra una base británica que fue literalmente borrada del mapa, en un suceso muy comentado por la prensa croata
ésto no es una exageración para propaganda carapintada? nunca hubo ninguna reacción británica ni nada?, nunca lo leí en ningún lado y eso que vengo estudiando esa guerra desde hace bastante
Que base era?
 
Luego del Pronunciamiento del 03 de diciembre de 1990 el oficial carapintada Rodolfo Barrios Saavedra (foto) resultó herido y fue trasladado al Hospital Militar, del que logró evadirse.
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2. brigadier rudimentario RODOLFO BARRIO SAAVEDRA, padre de Rodolfo, nacido en Argentina, JMBG: 0311959380061, ciudadano de la República de Croacia, bachillerato, academia militar completa, casado, padre de siete hijos, residencia en Zagreb, Unska 2b, oficial retirado de OSRH brigadier, 40% de HRD, desde el 15 de junio de 2002 en una pensión de invalidez, mientras que bajo la autoridad de VSA como agente interino, no se dispuso de información que las personas designadas ayudaran en el caso de ocultarse; de acuerdo con la información disponible, el TWO jubilado mantiene contactos regulares con el general retirado Milenk Filipovic, ha sido nombrado como civil y está fuera de la jurisdicción de la VSA;

El documento 'Monitoreo del general Gotovina' muestra que además de los nueve generales también hay cuatro brigadas y 6 coroneles que estuvieron en contacto con Gotovina como sus colegas o como oficiales subordinados durante la Guerra Patria.

La lista incluye: Dunja Zloić Gotovina, Rodolfo Barrio Saavedra, Damir Krstičević, Ivan Kapular, Davor Domazet Lošo, Markica Rebić, Ante Roso, Zoran Doždor Juma, Ivan Skender, Vlado Ugrin, Mihael Budimir, Bruno Zorica Zulu, Milenko Filipović, Zvonimir Skender, Vladimir Zagorec, Nikola Krišto, Nediljko Vegar, Miro Laco, Ante Žoni Maksan, Viktor Grancarić, Darko Banić, Ante Kotromanović, Werner Ilic y Ljubo Ćesić Rojs.

http://arhiva.nacional.hr/clanak/11224/vsa-i-poa-prate-devet-generala
 
EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CROACIA

De conformidad con el artículo 98 de la Constitución de la República de Croacia y el párrafo 1 del artículo 2 de la Ley de nombramientos y reconocimientos de la República de Croacia (Gaceta Oficial no 20/95). a propuesta de la Comisión Estatal de Excelencias Militares, con motivo del Día de la Estadidad y el quinto aniversario del estado independiente y soberano de Croacia, doy
DECISIÓN
LOS CUALES SON DISEÑADOS POR NIKOLA ŠUBIĆ ZRINSKOG

por un acto heroico en la guerra
MINISTERIO DE DEFENSA
  • 1. HRVATSKI GARDIJSKI ZBOR
    9. RODOLFO (Rodolfo) BARRIO SAAVEDRA, Coronel, nacido el 3 de noviembre de 1959
 
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