El presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, anunció ayer, 22 de diciembre, los planes para la construcción de una nueva clase de grandes acorazados para la armada estadounidense, denominados clase Trump. El anuncio fue realizado junto al Secretario de la Armada, John C. Phelan, y el Secretario de Guerra, Pete Hegseth, y contempla el desarrollo de buques que el propio gobierno define como “battleships”, una denominación que no se utiliza oficialmente en la Armada de EE.UU. desde la baja de los últimos acorazados de la clase Iowa a comienzos de la década de 1990.

El primer buque de esta nueva clase llevará el nombre de USS Defiant (BBG 1) y será el eje central de una iniciativa más amplia de expansión naval denominada Golden Fleet (flota dorada). Según lo informado, estos buques tendrán un desplazamiento estimado de entre 30.000 y 40.000 toneladas, lo que los convierte en plataformas significativamente mayores que los actuales destructores clase Arleigh Burke, considerados el principal pilar de la flota de superficie estadounidense.

USS Defiant (Trump Class) - US Navy

Durante la presentación, Trump señaló que el objetivo inicial es construir al menos dos unidades, aunque el número total podría ampliarse a diez o más buques, con proyecciones que incluso mencionan una flota de entre 20 y 25 buques a largo plazo. El mandatario afirmó que los nuevos acorazados serán construidos en astilleros ubicados en EE.UU., sin descartar la participación de instalaciones de propiedad extranjera pero radicadas en el país.

Desde el punto de vista operativo, la clase Trump está concebida como un combatiente de superficie de gran desplazamiento con capacidad para actuar tanto dentro de un Grupo de Ataque de Portaaviones, al igual que liderando su propio Grupo de Acción de Superficie. De acuerdo con la información oficial, estos buques estarán preparados para realizar misiones de defensa aérea, guerra antisuperficie, guerra antisubmarina y la realización ataques estratégicos de largo alcance.

El armamento previsto incluye misiles hipersónicos, lanzados a través del sistema Conventional Prompt Strike actualmente en desarrollo, misiles de crucero con capacidad nuclear SLCM-N, misiles antiaéreos de la familia Standard y de ataque terrestre Tomahawk, además de sistemas de lanzamiento vertical de misiles (VLS) distribuidos en tres grandes módulos. Los diseños conceptuales presentados también muestran cañones navales de 5 pulgadas, sistemas de armas de energía dirigida y cañones electromagnéticos tipo railgun, así como capacidades aún no especificadas basadas en inteligencia artificial.

Además de su rol como plataforma de combate, los buques de la clase Trump actuarán como nodos centrales de comando y control, coordinando operaciones que involucren tanto unidades tripuladas como no tripuladas. En este sentido, la Armada de EE.UU. indicó que estos acorazados formarán parte de una estructura de fuerza de tipo “high-low”, que combinará grandes plataformas altamente capaces con las nuevas fragatas FF(X) recientemente anunciadas y sistemas no tripulados de diverso tipo.

El secretario de la Armada, John C. Phelan, destacó la importancia estratégica del programa al afirmar: “El Presidente ha sido claro: debemos recuperar nuestro poderío industrial marítimo estadounidense, y me ha dicho muchas veces que, como Secretario de la Marina, es mi trabajo equipar a nuestros marineros para ganar la batalla en el mar con los mejores barcos de nuestra historia“. En la misma línea, añadió: “Ahora bien, cuando surge un conflicto, nos van a hacer dos preguntas: ¿dónde está el portaaviones y dónde está el acorazado?

Por su parte, el jefe de Operaciones Navales, almirante Daryl Caudle, sostuvo que “A medida que forjamos el futuro de la flota de nuestra Armada, necesitamos un combatiente de superficie más grande y los acorazados de la clase Trump cumplen con ese requisito”, subrayando que el programa estará sujeto a evaluaciones continuas con vistas a las necesidades operativas de la década de 2030 y más allá.

El secretario de Guerra, Pete Hegseth, calificó el anuncio como un compromiso estratégico de largo plazo y afirmó: “La fuerza estadounidense ha regresado al escenario mundial, y el anuncio de la Flota Dorada, anclada por nuevos acorazados, los más grandes y letales de la historia, … marca un compromiso generacional con el poder marítimo estadounidense en todo el departamento.”

Desde el punto de vista industrial, la Armada liderará el diseño de los buques en cooperación con el sector privado, apoyándose en una red de más de 1.000 proveedores distribuidos en casi todos los estados del país. Según se indicó, el propio presidente Trump tendrá participación directa en el proceso de diseño, aspecto que él mismo justificó al declarar que se considera “una persona muy estética”.

La presentación de la clase Trump marca también un hecho poco habitual en la tradición naval estadounidense, al tratarse de la primera vez que una clase de buques de la Armada recibe el nombre de un presidente en funciones. Asimismo, resulta inusual que el buque líder no lleve el nombre de la clase, ya que el primero será el USS Defiant y no un buque denominado USS Trump.

USS Defiant (Trump Class) - US Navy

Con este programa, la Armada de EE.UU. busca introducir un nuevo tipo de gran combatiente de superficie, en un contexto de modernización de su flota y de revisión de sus capacidades navales para las próximas décadas.

*Imágenes obtenidas de la Armada de EE.UU.

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1 COMENTARIO

  1. Es la respuesta norteamericana a los buques soviéticos de la clase Kirov, que los rusos están desfasando porque no le encuentran utilidad real.

    En serio, es la cosa más idiota que se les pudo haber ocurrido. Pero no creo que construyan ni uno, esto no parece algo real.

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