Como parte de las operaciones del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos (USMC) en el Caribe, helicópteros de ataque AH-1Z Viper pertenecientes al Escuadrón de Convertiplanos de Desembarco Medio 263 (Reforzado), integrado en la 22ª Unidad Expedicionaria de Marines, realizaron nuevos ejercicios de tiro con misiles aire-aire AIM-9 Sidewinder. Las maniobras, desarrolladas el 25 de noviembre de 2025 en aguas del mar Caribe, formaron parte de las operaciones del Comando Sur (SOUTHCOM) orientadas a fortalecer la capacidad de respuesta ante amenazas regionales y reforzar las misiones de seguridad marítima y control del narcotráfico.

Durante el ejercicio, los AH-1Z Viper efectuaron lanzamientos de misiles Sidewinder contra blancos simulados, demostrando su precisión y eficacia en escenarios de combate aire-aire. Según las imágenes difundidas por el USMC, participó también el buque anfibio USS Fort Lauderdale (LPD-28), desde cuya cubierta de vuelo se realizaron operaciones de lanzamiento y despliegue de bengalas. Estas actividades reafirmaron la versatilidad del helicóptero Viper, diseñado para operar en entornos de alta amenaza y equipado con un moderno sistema de armas que le permite ejecutar misiones tanto ofensivas como defensivas.
La presencia de la 22ª Unidad Expedicionaria de Marines (SOC) en el Caribe responde a los lineamientos del Departamento de Defensa de los Estados Unidos y a las prioridades presidenciales para proteger el territorio nacional y contrarrestar el tráfico ilícito de drogas, principalmente proveniente de Venezuela y del norte de Sudamérica. En este contexto, las fuerzas estadounidenses mantienen un despliegue constante en la región bajo el Comando Sur, que incluye patrullas navales, operaciones conjuntas y ejercicios de integración con aliados. La actividad de los AH-1Z Viper se enmarca así en un esquema de disuasión regional y de fortalecimiento del control aéreo y marítimo.

Estos nuevos ejercicios se producen apenas semanas después del amplio despliegue anfibio ejecutado por los Marines en el Caribe durante septiembre, en medio de un clima de tensiones con Venezuela. En aquella ocasión, la 22ª MEU llevó a cabo operaciones en Puerto Rico, que incluyeron desembarcos, vuelos tácticos y simulaciones de combate, con el apoyo de cazas furtivos F-35B, helicópteros CH-53K y aeronaves de ataque AH-1Z. Dichas maniobras fueron interpretadas como una demostración de fuerza y una advertencia estratégica hacia Caracas, que denunció la creciente militarización de la región por parte de Washington.
La intensificación de las operaciones estadounidenses en el Caribe también ha estado marcada por incidentes recientes con embarcaciones –conocidas como lanchas narco- procedentes de Venezuela, acusadas de transportar drogas y vinculadas a organizaciones criminales como el “Tren de Aragua”. En los últimos meses, la respuesta militar de EE.UU., que incluyó el uso de medios navales y aéreos de combate, que presentada por la administración estadounidense como una acción legítima en defensa de su seguridad nacional. En paralelo, el gobierno de Nicolás Maduro denunció la presencia de buques de guerra norteamericanos como una provocación y un acto hostil contra su soberanía.
Con estas nuevas pruebas de armamento, los AH-1Z Viper consolidan su papel como una de las principales plataformas de ataque del USMC. Su capacidad para operar desde buques anfibios o bases avanzadas los convierte en un recurso clave para las operaciones expedicionarias. La continuidad de estos entrenamientos refleja la voluntad de Estados Unidos de sostener su presencia militar en el Caribe y mantener un alto nivel de preparación ante cualquier escenario de crisis en la región.
*Créditos de las imágenes: Departamento de Defensa de los EE.UU.-
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