Francia dio este jueves un paso más en la adaptación de su modelo de defensa al nuevo escenario estratégico europeo, luego de que Emmanuel Macron anunciara la creación de un servicio militar voluntario, remunerado y de diez meses de duración para jóvenes adultos. La noticia surge en un contexto marcado por la guerra en Ucrania y las advertencias sobre una posible confrontación con Rusia hacia la próxima década.

El movimiento, sin embargo, llega acompañado de un mensaje político muy claro: París quiere reforzar su base de reclutamiento y “el pacto entre la nación y el Ejército”, pero sin convertir este nuevo servicio en una vía para enviar conscriptos a combatir en territorio ucraniano. “Nuestra nación no puede estar ni asustada, ni mal preparada, ni dividida”, dijo Macron, pero subrayó al mismo tiempo que el objetivo no es abrir la puerta a una intervención terrestre francesa en el frente de guerra ucraniano.
Un servicio militar voluntario en clave de disuasión, no de intervención en Ucrania
El nuevo esquema será de carácter voluntario, durará unos diez meses e incluirá un mes de formación básica, además de un sueldo mensual de unos 800 euros, uniforme y equipamiento. La medida espera captar unos 3.000 voluntarios el año próximo y llegar a 50.000 en el plazo de una década, con prioridad para jóvenes de 18 y 19 años que luego puedan pasar a la reserva o a las fuerzas profesionales.

Macron venía preparando el terreno desde hace semanas. Tal como había adelantado en sus declaraciones previas –y había recogido Escenario Mundial–, la “reforma mayor” del servicio nacional no supondría un retorno al servicio militar obligatorio ni un mecanismo para enviar tropas a Ucrania. “Realmente necesitamos disipar cualquier idea errónea de que vamos a enviar a nuestros jóvenes a Ucrania. No se trata en absoluto de eso”, había dicho días atrás.
El anuncio supone, de hecho, una evolución del Service national universel (SNU) lanzado en 2019, hoy reducido a dos semanas de formación y otras dos de trabajo comunitario, con escasa tracción entre los jóvenes. El nuevo formato militarizado, más exigente y de mayor duración, intenta corregir esa debilidad y alinear el servicio con las necesidades de defensa y resiliencia nacional. La idea es que este servicio se convierta en una cantera de reservistas y en un mecanismo de socialización cívico-militar, en línea con el discurso de Macron sobre la necesidad de que “el mayor número posible de ciudadanos entienda qué son nuestras Fuerzas Armadas y cómo funcionan”.
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