Hacia finales del pasado mes de octubre, la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón informó que el destructor JS Chōkai arribó a los Estados Unidos con el fin de ser equipado con los nuevos misiles de crucero Tomahawk, mismos que ampliarán considerablemente sus capacidades de ataque a largas distancias. Particularmente, la nave arribó a la ciudad de San Diego (situada en el estado de California), donde fue recibida por efectivos de la Armada de EE.UU. y por el Jefe del Estado Mayor Naval Saito, quién se encontraba realizando una visita oficial a territorio estadounidense.

A través del mismo comunicado que se publicó en las redes sociales de la institución, se indicó además que está previsto que los marinos nipones puedan comenzar a transitar un proceso de capacitación en el uso del armamento en cuestión, lo que se realizará con apoyo de la ya mencionada Armada estadounidense. Según los reportes previos, los planes de Tokio implican que el destructor y su tripulación permanezcan un período estimado de un año en el país, brindando tiempo suficiente para que el buque también sea sometido a una modernización de sus sistemas y a modificaciones estructurales. Durante el curso del año próximo, se espera también que se puedan realizar pruebas de tiro con los misiles Tomahawk, un aspecto clave de cara a la obtención de la certificación correspondiente.
En este sentido, cabe recordar que estas novedades se enmarcan dentro de un plan mas amplio de adquisiciones de misiles Tomahawk por parte de Japón para equipar a sus buques, mismo que se extendería entre los años 2025 y 2027. De esta manera, el país asiático busca consolidar sus capacidades de largo alcance mientras su industria se aboca al desarrollo de una alternativa autóctona, lo que además de brindarle mayores herramientas para la disuasión en momentos de creciente presencia naval de China en la región del Indo-Pacífico, traerá consigo un impulso para la economía local.

Finalmente, ha de mencionarse que la llegada de los misiles de crucero hasta aquí aludidos formó parte de las estrategias japonesas desde 2022, momento en el que el ejecutivo analizó la posibilidad de adquirirlos como parte del proceso de revisión de su Estrategia de Seguridad Nacional. Para 2023, desde los EE.UU. se emitía la autorización correspondiente para efectuar la venta de hasta 400 ejemplares, muestra de la cercanía entre Tokio y Washington en materia de defensa. El acuerdo final fue firmado en 2024, con una inversión de 1.700 millones de dólares mediante por parte de Japón, incluyendo asistencia técnica estadounidense y adiestramiento para que quede garantizada la transición hacia el nuevo armamento.
*Créditos de las imágenes: @JMSDF_PAO en X
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