En el extremo sur del país, donde el terreno desafía tanto al hombre como a la máquina, la V División del Ejército de Chile (VDE) avanza silenciosamente en una tarea estratégica: formar una nueva generación de especialistas en el sistema de armas Leopard 1V. Con esta reciente certificación, las unidades de Caballería Blindada refuerzan su capacidad operativa, asegurando que los carros de combate no solo se mantengan vigentes, sino que sean una herramienta efectiva ante los escenarios tácticos del presente y del futuro.

El proceso de formación, que culminó con éxito en los centros de instrucción “Ojo Bueno” y “Santa María”, tuvo como objetivo capacitar a los nuevos comandantes, artilleros y conductores del Leopard 1V. Las jornadas combinaron teoría, simulación virtual y ejercicios en terreno real, bajo una lógica que privilegia la preparación integral del personal.
Los soldados enfrentaron semanas de exigencia y rigurosidad técnica. En la instrucción para comandantes y artilleros, el foco estuvo puesto en el dominio de sistemas de control de fuego, manejo de armamento y procedimientos tácticos. El Teniente Gaspar Molina O., del Grupo de Tanques N.º 6 “Dragones”, destacó la exigencia del curso: “La constancia es el denominador común para adquirir el conocimiento necesario y operar estos vehículos, manteniendo siempre el interés por aprender”.
La simulación virtual fue una de las fases más críticas. El Subteniente Benjamín Chapa V., del Destacamento Acorazado N.º 5 “Lanceros”, explicó que “en la cabina los procedimientos deben ejecutarse con total precisión, lo que implica designar los blancos correctamente y resolver fallas en tiempo real”.

Conducir y mantener: claves del éxito operativo
Paralelamente, los futuros conductores se especializaron en los sistemas técnicos del Leopard 1V: frenos, hidráulica, electricidad, combustible, y mantenimiento preventivo. La Cabo 1.º Thiare Tapia L., del Pelotón de Exploración Blindado, fue clara al describir lo que implica esta formación: “Ahora puedo conducir con propiedad y mantener el tanque en óptimas condiciones para el combate”.
Esta doble capacidad —operar y mantener— es uno de los pilares de la doctrina moderna en unidades blindadas. En contextos de alta movilidad y desgaste mecánico, tener tripulaciones que conocen a fondo su vehículo es garantía de continuidad operativa.
El Leopard 1V no se mueve por sí solo. Detrás de cada carro hay una tripulación que debe actuar como un solo ente. Por eso, la formación puso especial énfasis en la coordinación entre roles. Según el Sargento 2.º Antonio Catalán Molina, instructor del Grupo de Tanques N.º 6 “Dragones”: “La preparación integral de las tripulaciones es fundamental para la vigencia operativa del sistema. Capacitar a estos alumnos permite proyectar el conocimiento técnico y táctico a las nuevas generaciones”.
Esa visión de continuidad se traduce en una doctrina compartida que permite al Ejército mantener no solo sus vehículos, sino también su capital humano altamente especializado.
La reciente certificación de especialistas en el Leopard 1V no es solo un hito formativo. Es una inversión estratégica que refuerza la operatividad de las unidades blindadas en el sur del país. Bajo la supervisión del Centro de Entrenamiento de Combate Acorazado (CECOMBAC), estos cursos consolidan una doctrina común y aseguran que las tripulaciones estén listas para los desafíos de la guerra moderna.
El Leopard 1V, a pesar de los años, sigue vigente. Y con estas nuevas generaciones de especialistas, su rugido se mantiene fuerte en las filas del Ejército chileno.
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