En vista del desafío que representa el avance en el ámbito nuclear, y teniendo al Programa PROSUB como su máximo hito en materia de desarrollo tecnológico y estratégico, el pasado 5 de septiembre de 2025 el ministro de Minas y Energía de Brasil, Alexandre Silveira, declaró públicamente la necesidad de expandir las capacidades nucleares con fines militares a largo plazo, con el propósito de fortalecer la defensa nacional y consolidar la proyección regional de Brasil. Días después, el ministerio emitió una nota aclaratoria con el fin de precisar las interpretaciones y especulaciones surgidas a raíz de las declaraciones del funcionario ante la prensa:
“El ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira, jurista y pacifista, reafirma que el uso de la energía nuclear en Brasil solo puede tener fines pacíficos, según lo determina la Constitución Federal. Por lo tanto, debe utilizarse para la generación de electricidad limpia y para su aplicación en medicina nuclear, tanto para el diagnóstico como para el tratamiento de enfermedades.” (Ministerio de Minas y Energía, 2025 como se citó en Assis, 2025)

Si bien los argumentos fueron justificados, la agenda nuclear regional e internacional sufrió un rotundo sismo sobre sus fundamentos, en un contexto general de crecientes tensiones geopolíticas, conflictos armados y crecimiento del gasto militar entre las grandes potencias. Para Brasil, este viraje en su enfoque sobre la energía nuclear no solo puede implicar afecciones sobre sus corrientes programas marítimos de desarrollo tecnológico e industrial, sino también, a sus relaciones internacionales.
El Programa de Desarrollo de Submarinos de la Marina de Brasil, comúnmente conocido como PROSUB, nace en el año 2008 con el objetivo de construir y adquirir cuatro submarinos convencionales clase Scorpéne (S-BR), y un submarino de propulsión nuclear (SN-BR) junto a una nueva Base Naval para su radicación, asociada a la infraestrucutra necesaria para la operaciones de estas unidades.
Las recientes declaraciones públicas parecen cuestionar el factor nuclear componente del histórico programa brasileño: a diferencia de los submarinos convencionales, propulsados por transmisión diesel-eléctrica, los submarinos de propulsión nuclear (SSN) disponen de un diseño especial de reactores modulares, específicamente denominado reactor de agua a presión (PWR), para la generación de energía. La transición a los sistemas de propulsión nuclear garantiza movilidad furtiva a mayores velocidades y sin necesidad de reabastecimiento de combustible en el corto plazo.
A los fines de este artículo, el eje de la aplicación de los sistemas de propulsión nuclear se circunscribe a medios navales. Las primeras experiencias internacionales datan desde el año 1955 con el submarino estadounidense USS Nautilus; su desarrollo impulsó la fabricación de la clase Skate y el primer portaaviones de propulsión nuclear, el USS Enterprise.

La experiencia de aplicación en embarcaciones de uso militar también se extiende a buques rompehielos convencionales en la Marina rusa: el rompehielos Lenin fue el primero en su clase a nivel mundial en 1959, sucedido por la clase Arktika en 1975. Asimismo, buques mercantes civiles fueron sujetos a la tecnología de propulsión nuclear, pero no resultaron económicamente viables de sustentar. Dentro de las unidades, se identifican el NS Savannah estadounidense, Otto Hahn alemán, Mutsu japonés y NS Sevmorput ruso (World Nuclear Association, 2025).
Para el año 2024, las P5 + India concentraron un total de 130 submarinos de propulsión nuclear: en el escenario internacional, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido mantienen su dotación de submarinos completamente suscriptos a sistemas de propulsión nuclear, con 66, 10 y 10 unidades respectivamente para cada país. Jerárquicamente, se ordenan: Estados Unidos, Rusia (31 unidades), China (12), Reino Unido, Francia e India (2) (Buchholz, 2024).
Actualmente, la mayoría de los países poseedores de estas tecnologías ha aumentado la cantidad de programas de modernización. A mencionar, la clase Virginia de la Marina estadounidense se encuentra en pleno desarrollo, habiendo incorporado al servicio 23 unidades para operar en reemplazo de la clase Los Angeles de 1985. Para la Federación Rusa, uno de sus últimos proyectos activos, el quinto rompehielos del Proyecto 22220, Chukotka, inició su construcción a fines de 2020 y se estima su puesta en servicio a fines de 2026. Asimismo, en noviembre de 2024, el tercer submarino de la clase Suffren, SSN Tourville, se incorporó al servicio de la Marina Nacional francesa.
Solo seis países selectos a nivel internacional albergan SSN en sus dotaciones navales, con la transitiva incorporación de Australia y Brasil al grupo de Estados en control de tecnología sensible como la propulsión nuclear. Comparativamente, Australia y Brasil son países no nuclearmente armados en proceso de adquisición de los SSN: Australia en el marco de AUKUS y Brasil en alianza conjunta con Francia. El régimen de no proliferación estipulado por las Partes en el Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) se complementa de los Acuerdos de Salvaguardia del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) sujeto a materias con laxa o nula reglamentación, como el uso y disposición del uranio enriquecido en actividades militares no proscritas por el Tratado mismo.

En esencia, la mayoría de estas unidades emplean uranio altamente enriquecido (HEU) para la propulsión de reactores nucleares modulares; el argumento se complejiza cuando se define al HEU como insumo fundamental en la fabricación de armamentos nucleares y dispositivos nucleares explosivos. Su naturaleza dual de aplicación para fines pacíficos o militares exacerba su riesgo de diversión, especialmente desde proyectos de uso de la energía nuclear a fines pacíficos y científicos a proyectos bélico-militares. En el párrafo 14 de la Circular Normativa INFCIRC/153 del OIEA se estipula un marco de regulación para verificar el uso de los materiales nucleares en actividades militares no proscritas por el TNP, cuando los acuerdos de salvaguardia no son aplicables.
El PROSUB como pilar del avance tecnológico y de la proyección marítima de Brasil
La construcción del SSN10 Álvaro Alberto brasileño suscribe a la diligencia de la INFCIRC/153, constatando que el desarrollo de los sistemas de propulsión nuclear es una actividad militar no proscripta por el Tratado y no involucra la producción de armas nucleares o dispositivos nucleares explosivos. Brasil dispone de tres yacimientos de uranio natural, fuentes de la materia prima empleada para el funcionamiento de los reactores nucleares: Pocos de Caldas (Minas Gerais), Santa Quitéroa (Ceará) y Lagoa Real o Caetité (Bahía), este último en corriente funcionamiento desde 1999 y bajo la propiedad de Industrias Nucleares del Brasil (INB) (World Nuclear News, 2024). A nivel internacional, Brasil es sujeto de inspecciones del Organismo sobre sus inventarios de material nuclear, registros, verificaciones de instalaciones y medidas de contención y vigilancia. Es indispensable recordar que, para 2022, el país contaba con el 5% de las reservas de uranio, y en agregado, plantas de enriquecimiento (Merino, 2023).
Constatando sus capacidades nacionales, Brasil se encargará del desarrollo del reactor propulsor y del combustible nuclear para la unidad submarina. En base al programa PROSUB, Francia concederá la transferencia de tecnología, asistencia técnica y entrenamiento técnico en el proceso de diseño, fabricación, construcción y operacionalización del primer SNBR brasileño (Elizondo, 2025). El actual Programa destaca una nueva etapa en las relaciones de cooperación industrial y marítima bilateral entre las naciones. En el año 2000, la Armada brasileña adquirió el portaaviones NAe São Paulo [A-12], ex-Foch clase Clemenceau de la Marina Nacional francesa; formalmente en actividad en las costas brasileñas hasta 2018, cuando fue desmantelado y finalmente hundido en 2023.

En base al análisis de la información provista por la plataforma OSINT StratBridge de los cuatro submarinos convencionales, rebautizados clase Riachuelo en Programa brasileño, se han incorporado al servicio activo el SBR Riachuelo [S-40] en septiembre de 2022 y el SBR Humaitá [S-41] en enero de 2024. De las unidades restantes, el SBR Tonelero [S-42] fue botado en marzo de 2024 y la última unidad, el SBR Almirante Karam (ex Angostura) [S-43], avanza en su construcción para ser botado en 2025.
Los submarinos Riachuelo son fabricados, ensamblados y botados por el astillero Itaguaí Construções Navais (ICN), junto a Naval Group para la transferencia tecnológica y técnica. Presentan un diseño modificado de los originales Scorpéne: su mayor eslora (71.6m), capacidad de transporte de personal (35 personas) y autonomía (70 días) cumplen con requerimientos operativos determinados por el país. Las unidades sirven a misiones multipropósito, incluidas características para reconocimiento, operaciones especiales, guerra antisubmarina y antisuperficie. Cuentan con sistemas de combate SUBTICS, 6 tubos de lanzamiento de torpedos F21 de Naval Group, y misiles SM39 Sub Exocet. Otra experiencia sudamericana con los submarinos Scorpéne es la Armada chilena, cuando en 2005 y 2006 adquirió de la empresa francesa las unidades O´Higgins [SS-23] y Carrera [S-22].
Paralelamente, Naval Group integra el equipo de empresas a cargo de la construcción del primer submarino de propulsión nuclear armado convencionalmente de Brasil. El Álvaro Alberto contará con 100m de eslora y 9.8m de manga, con capacidad de desplazamiento de 6000tn y transporte para 100 tripulantes. A medida que se avanza en el cronograma de entregas de las cuatro unidades de la clase Scorpéne –primera fase del Programa–, el 12 de junio de 2025 la Marina de Brasil encabezó el corte de la primera plancha de acero para el quinto submarino en el Complejo Naval de Itaguaí –segunda fase–. A ello se añade la construcción del reactor del SNBRen el Centro Experimental Aramar. Denominado LABGENE (Laboratorio de Generación de Energía Nucleoeléctrica), se trata de un prototipo del futuro reactor nuclear perteneciente al sistema de propulsión del submarino; desde junio de 2025, Naval Group prestará servicios de ingeniería, montaje y construcción del montaje electromecánica del Edificio Auxiliar Controlado del LABGENE.
Las declaraciones públicas del Ministro Silveira ponen en tensión este amplio marco normativo-práctico de verificación: la ambición por el desarrollo de armas nucleares atenta contra los compromisos regionales e internacionales que Brasil ha asumido desde 1967 en adelante, sumado al manifiesto del artículo 21 de su Constitución Federal. El material nuclear pasaría a ser insumo para la fabricación de armamento nuclear, una clara diversión de los objetivos iniciales. Así como se esgrimen diversos ejes de control del armamento, tecnología y materiales de uso nuclear, la naturaleza de los programas nucleares cataloga el interés nacional y la proyección de poder a nivel regional e internacional que un país pretende con su desarrollo. Entonces es conveniente preguntar, ¿Cómo operará el OIEA para hacer salvo cumplimiento de la normativa nuclear internacional? ¿Qué repercusiones generará en sus relaciones exteriores?

Brasil se destaca como el único país latinoamericano en impulsar un político de Estado para la reforma y modernización integral de sus capacidades marítimas. En correspondencia al PROSUB, la Marina de Brasil lleva adelante el desarrollo del Programa de Fragatas Clase Tamandaré (PFCT), unidades esenciales de la flota de superficie brasileña, sumado a diversas adquisiciones locales e internacionales. Con estos proyectos en curso, Brasil reafirma su proyección como potencia marítima regional, procurando por sus objetivos de garantía a la soberanía nacional y la prosperidad de la Base Industrial de Defensa (BID). El desafío en la gestión y protección de los 5.7 millones de km2 de la Amazônia Azul ha estipulado la consecución de nuevos medios con capacidad de disuadir cualquier amenaza que comprometa la integridad territorial y el patrimonio natural brasileño.
En contraste, y con una vasta experiencia en materia naval y de desarrollo de unidades submarinas, actualmente Argentina no proyecta un horizonte prospectivo de adquisición marítima submarina. Desde el año 2017, con la pérdida del submarino ARA San Juan [S-42], la Armada no dispone de unidades en servicio. Su dotación de submarinos convencionales, reducida a dos unidades no operativas, han experimentado dificultades técnicas que imposibilitaron su regreso operativo. Como informa la plataforma StratBridge, El ARA Santa Cruz (tipo TR-1700), construido por el astillero alemán Thyssen Nordseewerke en 1982 e incorporado en 1984, realizó su última navegación en junio de 2014, hasta ingresar a las instalaciones del astillero Tandanor, donde permanece actualmente luego que fueran suspendidas sus obras de reparación en 2019. El ARA Salta (tipo 209-1200), en servicio desde 1974, también realizó su última navegación en 2014, y desde ese año permanece atracado en la Base Naval de Mar del Plata; actualmente es empleado como plataforma de entrenamiento para futuros oficiales de la Armada, pero sin capacidad de inmersión ni navegación.
Como vecinos regionales, Brasil y Argentina comparten experiencias asimilares. La proyección de sus políticas de defensa y desarrollo industrial han alcanzado determinados puntos de inflexión comunes y cambios de rumbo a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Desde 1913 hasta 1989, la Marina de Brasil ha adquirido diversas clases de submarinos de astilleros internacionales, versando en origen italiano, estadounidense, inglés y alemán. Inclusive, el primer submarino de la clase Tupi de tipo 209-1400, el Tupi [S-30], fue constituido en el Astillero Howaldtswerke Deutsche Werft (HDW) en Alemania e incorporado en 1989. A partir de la década de los 80´, con contrato activo con el Astillero HDW, la industria naval brasileña propulsó sus capacidades en la fabricación de unidades submarinas.
Ordenados por el Arsenal de Marinha do Rio de Janeiro, el Tamoio [S-31], Timbira [S-32] y Tapajó [S-33] fueron comisionados a la Marina en 1994, 1996 y 1999, respectivamente. El Tikuna [S-34], de la clase Tikuna –Tupi mejorado de tipo alemán 209-1400– fue el último submarino construido por el Arsenal local e incorporado en 2005.

El PROSUB materializa el determinante ritmo evolutivo de la industria y defensa brasileña. La Estrategia Nacional de Defensa, estipulada ese año, formalizó el objetivo de adquisición y constitución de una “Fuerza Naval de Gran Escala” (Marinha do Brasil, 2022) potenciada por modernas capacidades marítimas. El proyecto brasileño de 1980 formalmente se integró a la matriz productiva con la construcción de los cuatro submarinos convencionales clase Riachuelo y, en especial, el submarino de propulsión nuclear.
Distantemente, el programa argentino no obtuvo los mismos resultados positivos. La Armada argentina encargó al Astillero alemán Thyssen Rheinstal Technic el desarrollo de dos unidades de la clase TR-1700 5ta generación, el ARA Santa Cruz [S-41] y el ARA San Juan [S-42], incorporados en 1984 y 1985, respectivamente. En el contrato, se estipulaba la fabricación de cuatro unidades adicionales de la misma clase en Argentina. Así, en 1978 inició la construcción del Astillero Ministro Manuel Domecq García S.A en el puerto de Buenos Aires, cuya obra finalizó en 1981. Argentina cimentó hitos en su programa de submarinos, superando cualitativamente a su vecino regional brasileño: para 1985, poseía los submarinos convencionales de propulsión diesel-eléctricos y snorkel más avanzados de su época, sumado al único astillero para submarinos en la región latinoamericana (Olivera, 2017).
La construcción de las unidades ARA Santa Fe [S-43] y ARA Santiago del Estero [S-44] se realizaron en paralelo al inicio del desarrollo de la clase Tupi en Brasil. Pero, en 1989, se selló el destino de la clase TR-1700 argentina: las obras se paralizaron, dejando dos proyectos inconclusos con aproximadamente un 50% y 30% de avances cada uno. Durante la gestión del Presidente Carlos Menem, el Astillero Domecq García fue vendido en 1996, y se dispuso de las unidades inacabadas para la provisión de repuestos para los submarinos en servicio. Sin astillero madre para el mantenimiento y revisión de submarinos, el ARA Santa Cruz fue asistido por el Arsenal Naval de Rio de Janeiro entre 1999 y 2001, mientras que el ARA San Juan fue sometido a un proceso de modernización de media vida entre 2007 y 2014 en actualmente denominado Astillero Almirante Storni (ex M. M. Domecq Garcia).
Sin los medios navales necesarios, la disuasión marítima argentina seguirá siendo materia pendiente. Desde noviembre de 2024, la Armada argentina evalúa dar de baja al ARA Santa Cruz, que se encuentra en en el Astillero Almirante Storni desde 2014, y desguazar las secciones de los inacabados TR-1700. Se pronostica que el ARA Salta compartiría el mismo destino. Considerando las pérdidas, la carta de intención confirmada durante el mismo tiempo por el Gobierno nacional a Naval Group para la adquisición de 3 Scorpéne Evolved puede volver a traccionar la mecánica de la defensa.

De haber finiquitado el programa TR-1700, Argentina tendría a su disposición seis submarinos convencionales de propulsión diésel-eléctrica –adicionales a los tipo 209– con capacidad de reemplazo de su sistema a uno de propulsión nuclear (Patrulleras Argentinas, 2011). El anhelo común y compartido por la adquisición de SSN durante los años 70´y 80´ solo materializó un claro ganador. Acorde a los hechos actuales, la balanza sigue favoreciendo a Brasil.
Su política de Estado y proyección a largo plazo se corresponden a sus capacidades industriales y tecnológicas nacionales, pero fundamentalmente, responden a dos objetivos esenciales: garantizar y salvaguardar la soberanía nacional, así como, fortalecer su posición geopolítica frente a la Amazônia Azul y sus relaciones internacionales estratégicas. Cuantitativa y cualitativamente, Brasil supera las capacidades marítimas de la región, que, a partir de la perfecta sinergia entre sus elementos políticos, económicos e industriales, ha permitido reproducir resultados exitosos en pos de la defensa y seguridad nacional.
*Articulo redactado por Valentina Angaramo Berrone.-
Bibliografía consultada:
Assis, M. (9 de agosto de 2025). Ministro explica que fez defesa de energia nuclear, mas só para fins pacíficos. g1. Recuperado el día 10 de septiembre de 2025.
Buchholz, K. (4 de septiembre de 2024). Only Six Countries Operate Nuclear Submarines. Statista.
Elizondo, S. (19 de junio de 2025). Los submarinos de propulsión nuclear de Australia y Brasil. Caminos diferentes y desafíos compartidos. Observatorio Estratégico de los Marea de China. Universidad de la Defensa.
El Snorkel. (1 de noviembre de 2002). El programa de construcción de Submarinos en Argentina.
Marinha do Brasil. (5 de septiembre de 2022). Submarinos (Classe Riachuelo). Actualizado el 20 de octubre de 2022.
Merino, A. (2 de noviembre de 2023). El mapa de las reservas de uranio en el mundo. El Orden Mundial.
Olivera, J. P. (8 de septiembre de 2017). Argentina tiene dos submarinos en un galpón. Zona Militar.
World Nuclear Association. (4 de febrero de 2025). Nuclear-Powered Ships.
World Nuclear News. (22 de agosto de 2024). Brazil to resume uranium exploration.
*Imágenes empleadas en carácter ilustrativo.-

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