En el marco de la segunda fase del “Proyecto Alfil II”, el Ejército de Chile llevó a cabo una capacitación intensiva en la conducción táctica de Vehículos de Campaña Livianos Blindados (VCLB) Copper 2.8 TDI 4×4, dirigida al personal de la VI División con presencia en Arica e Iquique. La instrucción, realizada en la Jefatura de Área Fronteriza (JAF) de la Región de Arica y Parinacota, apunta directamente a fortalecer las capacidades operativas de las unidades desplegadas en una de las zonas más estratégicas del país: la Macrozona Norte.

La capacitación no es un hecho aislado, sino parte de un proceso mayor de modernización que busca dotar a las fuerzas terrestres de mayor movilidad, autonomía y proyección táctica en el resguardo territorial.

Durante las jornadas de instrucción, el foco estuvo puesto en cuatro capacidades clave: transporte de personal, despliegue rápido, autonomía en patrullajes y operación en terrenos de alta exigencia geográfica como el altiplano y zonas de difícil acceso. Estos escenarios no son teóricos; reflejan con precisión las condiciones reales que enfrenta el personal desplegado en el norte del país, donde la combinación de clima adverso, altitud y extensiones fronterizas exige medios y preparación especializada.

Los VCLB, gracias a sus características técnicas —blindaje liviano, tracción 4×4, alta movilidad y resistencia en condiciones extremas—, representan una herramienta clave para el cumplimiento de estas misiones. En este sentido, el Coronel Jaime Fernández W., Comandante del Regimiento Logístico N°6 “Pisagua” y Segundo Comandante de la JAF Arica y Parinacota, destacó: “La incorporación de estos vehículos y el entrenamiento asociado representan un salto cualitativo en nuestra capacidad de respuesta, ya que permiten a nuestras unidades operar con mayor seguridad en zonas extremas y consolidan la modernización de nuestras capacidades, en línea con las demandas estratégicas actuales del país”.

Hacia una fuerza más ágil y proyectable

Este tipo de entrenamientos confirma un cambio doctrinario en el enfoque operacional del Ejército en la frontera norte. No se trata solo de tener presencia, sino de garantizar capacidad de acción efectiva, sostenida y autónoma en un entorno operacional cambiante, donde convergen fenómenos migratorios irregulares, crimen organizado transnacional y amenazas híbridas.

El “Proyecto Alfil II”, más allá de la renovación del parque automotriz, responde a un concepto integral de movilidad táctica adaptada a escenarios no convencionales, donde la velocidad de despliegue y la resistencia operativa marcan la diferencia entre la disuasión efectiva y la vulnerabilidad.

Desde una perspectiva estratégica, este esfuerzo de modernización también es coherente con el papel creciente que se le ha asignado a las Fuerzas Armadas en funciones de seguridad interior, sin desdibujar su carácter principal. El uso de vehículos blindados livianos no es casual: permiten una intervención ágil, sin escalamiento innecesario, pero con la suficiente robustez como para garantizar la seguridad del personal en áreas donde el control estatal puede ser intermitente o disputado.

En suma, la capacitación en VCLB realizada en Arica es más que un ejercicio técnico: es una señal clara de que el Ejército chileno está adaptando su estructura y entrenamiento a las demandas operacionales del siglo XXI, particularmente en una región donde la geografía, las amenazas y la política se entrelazan con creciente complejidad.

*Fotografías: Ejército de Chile.

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