A través de la publicación de un informe del día 12 de septiembre, el Congressional Research Service ha presentado al Congreso el estado actual del programa de destructores de próxima generación DDG(X) emprendido por la Armada de EE.UU., en el cuál se detallaron cuáles son los desafíos mas relevantes que se enfrentan en la actualidad para la continuidad del mismo. Se trata de uno de los programas más importantes que está abordando la institución en la actualidad, considerando que será el buque que reemplazará a la ya anticuada clase Ticonderoga y a las primeras naves de la clase Arleigh Burke, con metas que apuntan a tener la primera embarcación lista para inicios de la próxima década y con solicitudes de presupuesto para el año fiscal 2026 que giran en torno a los 133.5 millones de dólares.

Repasando en detalle lo planteado por el informe en cuestión, podemos comenzar mencionando que el mismo comienza brindando un panorama sobre las flotas que la Armada estaría buscando reemplazar y sus motivos, a los cuáles denomina como CG-47 (haciendo referencia al USS Ticonderoga) y al DDG-51 (por el USS Arleigh Burke); buques que comparten nombre con sus respectivas clases. En el primero de los casos, se expresa que la fuerza adquirió un total de 27 ejemplares entre 1978 y 1988, previéndose su retiro completo para finales del año fiscal 2027 tras un proceso frustrado de modernización por sus altos costes. Por otra parte, se indicó que la institución está incorporando destructores clase Arleigh Burke ya en su variante Flight III, siendo necesario avanzar con el reemplazo de las unidades originales adquiridas a mediados de la década del 80.

El USS Ticonderoga (CG-47)

Posteriormente, el documento se adentra en el programa DDG(X) como tal, indicando que dicha denominación es temporal hasta que se elija un diseño preciso para avanzar. Particularmente, se estipula que la decisión de comprar los primeros destructores de nueva generación se producirá a principios de la década 2030, prácticamente a la par que tiene lugar la culminación del proceso de incorporación de los mencionados buques Arleigh Burke Flight III. A fechas actuales, sólo se conocen escasos requisitos iniciales para la futura plataforma, a saber: su desplazamiento de unas 14.500 toneladas, una planta de propulsión mas potente y un nuevo sistema de generación eléctrica capaz de sostener el funcionamiento de armas láser, entre otros elementos.

En directa relación con lo anterior, y entrando ya en el terreno de los principales desafíos para el programa DDG(X), el informe citado hace referencia a un documento de la Government Accountability Office (GAO) en la que se plantean preocupaciones técnicas respecto de los cambios de diseño propuestos por la Armada estadounidense a lo largo de los años. Principalmente, se arguye que existen dudas respecto de si la fuerza consideró el impacto de estos trabajos en materia de aumento de costos, como así también en cronogramas de trabajo para la industria.

El USS Arleigh Burke (DDG-51)

Siguiendo esa lógica, se pregunta si la institución está tomando los pasos apropiados para garantizar la transición hacia la nueva clase, como así también si no sería mas coste-eficiente desarrollar una nueva variante del Arleigh Burke en lugar de una nueva clase por completo. La cuestión no es en absoluto menor, considerando que una problemática similar ya afectó al programa de fragatas clase Constellation de la US Navy, la cuál para mediados de abril de este año registraba tan sólo un 10% de avances en su construcción del primer buque tras mas de tres años de estar en marcha.

Ya en aquel entonces, fuentes familiarizadas con la industria naval estadounidense indicaban que ello implicaba un retraso de mas del doble del tiempo originalmente previsto para ello, con las diversas implicaciones que ello tiene. Como principal argumento, se esgrimió que en lugar de aceptar el diseño original del fabricante (Fincantieri Marine Group), la institución optó por integrar un amplio abanico de modificaciones que requerían repensar el conjunto; además de dar marchas y contramarchas con sus decisiones al respecto. En números concretos, la problemática también se tradujo en un importante aumento de costes, hablándose en aquel entonces de montos cercanos a los 1.400 millones de dólares frente a los 1.000 previstos en un principio.

Representación artística de las fragatas clase Constellation

Finalmente, es importante mencionar que la Armada estadounidense se encuentra también en proceso de adquirir el que será su caza de sexta generación, un programa de importante carga presupuestaria y que ya excedió también los presupuestos originales. Tal es así, que durante el pasado mes de agosto el Congreso presentó proyectos para inyectar fondos adicionales al programa, aunque instó a la fuerza a realizar un mayor seguimiento de estas cuestiones dada la frecuencia con la que ocurren. El propio informe sobre los DDG(X) expresa sus dudas en relación a que, en caso de seguir este camino, el presupuesto de la Armada de cara al futuro sea capaz de sostener todos estos proyectos.

*Imágenes empleadas a modo ilustrativo

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