Las tensiones entre Alemania y Francia en torno al programa europeo Future Combat Air System (FCAS), proyecto conjunto que busca el diseño y desarrollo de un caza de sexta generación, valuado en 100.000 millones de euros, han llevado a Alemania a considerar alternativas que podrían implicar la salida de Francia del proyecto. Según fuentes cercanas a las negociaciones, el Ministerio de Defensa alemán analizó la situación la semana pasada con Airbus, responsable del desarrollo de la parte alemana del caza.

El FCAS, lanzado en 2017, tiene como objetivo reemplazar hacia 2040 a los actuales Rafale y Eurofighter Typhoon. El programa es liderado por Francia, Alemania y España, con la participación industrial de Dassault Aviation, Airbus Defence & Space e Indra. Sin embargo, las disputas en torno a la distribución del trabajo y el liderazgo tecnológico han intensificado las fricciones.

Tal como fue reportado por Zona Militar en el mes de julio, Dassault habría propuesto quedarse con hasta un 80% de las tareas vinculadas al Next-Generation Weapon System (NGWS), núcleo del programa que incluye al futuro caza tripulado New Generation Fighter (NGF), drones y sistemas de enlace en red. La información generó rechazo en Berlín, aunque autoridades francesas negaron esa cifra.

El diputado socialdemócrata Andreas Schwarz advirtió en declaraciones a Politico: “En algún momento el Parlamento [alemán] tendrá que decir: ‘O necesitamos este avión o no lo necesitamos’”, alertando sobre los retrasos y los problemas que aún podrían surgir.

Opciones en análisis

Ante la falta de avances, Alemania evalúa posibles planes alternativos. Entre ellos, profundizar la cooperación con España, incorporar a Suecia a través de Saab o incluso buscar una convergencia con el Reino Unido, que encabeza el Global Combat Air Program (GCAP) junto a Italia y Japón.

La eventual participación británica plantea dudas por un posible conflicto de intereses, dado que BAE Systems lidera el desarrollo del caza Tempest dentro del GCAP. En cambio, Suecia aparece como una opción más viable: Saab cuenta con experiencia en el diseño del Gripen y en áreas clave como aviónica, sensores y estructuras ligeras.

El canciller alemán Friedrich Merz abordó el tema en Madrid junto al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. “Compartimos la evaluación de que la situación actual es insatisfactoria. No estamos avanzando con este proyecto. Ambos hablamos con el gobierno francés y queremos una solución lo antes posible”, señaló Merz.

Por su parte, el portavoz del gobierno alemán, Stefan Kornelius, sostuvo: “La distribución de cargas y trabajo en este proyecto de armamento debe llevarse a cabo de acuerdo con el contrato”, remarcando que existe coordinación con Madrid.

Un programa en disputa

El diseño de gobernanza es otro punto crítico. Mientras Berlín y Madrid defienden un esquema de reparto equilibrado, Dassault insiste en contar con mayor poder de decisión para evitar lo que considera riesgos de retraso. “¿Es la organización actual, con un reparto altamente democrático y gobernanza compartida, el plan más eficaz? Es una pregunta que hemos hecho a alemanes y españoles, y nadie puede demostrar que con la actual estructura tendremos un avión a tiempo”, afirmó un funcionario francés vinculado al programa.

Las tensiones se producen en un contexto político complejo en Francia. La reciente designación de Sébastien Lecornu como primer ministro, tras la caída del gobierno de François Bayrou, genera expectativas en Berlín sobre un posible cambio de rumbo en las negociaciones. Lecornu, que participó previamente como ministro de Defensa en las discusiones del FCAS, es visto como un actor con capacidad para acercar posiciones.

Todas estas tensiones y dudas se expanden a los países vecinos que están, o al menos estaban, interesados en el programa FCAS. Como lo es el caso de Bélgica, qué buscaba adquirir ejemplares de estos aviones de sexta generación, pero ante la puesta en duda sobre el desarrollo del programa, ha decidido mirar hacia los Estados Unidos, comprando más unidades del ya conocido y operado F-35A.

El futuro inmediato

Antes de fin de año, Francia, Alemania y España deberán decidir si avanzan a la Fase 2 del programa, que contempla la construcción de un demostrador tecnológico. Una reunión trilateral de ministros de Defensa está prevista para octubre, mientras continúan encuentros técnicos entre gobiernos, empresas y agencias de adquisiciones.

De no alcanzarse un acuerdo, Alemania podría acelerar su búsqueda de socios alternativos o incluso explorar un camino independiente. No obstante, analistas advierten que un escenario de programas fragmentados en Europa dificultaría sostener financieramente proyectos de esta envergadura, con consecuencias para la planificación de defensa en el continente.

*Imágenes a modo ilustrativo.

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