En medio del anuncio realizado por el Ministerio de Defensa británico, la compañía Boeing llevará a cabo en Birmingham la construcción de dos aeronaves de alerta temprana E-7 Wedgetail para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF). El contrato, valorado en unos 46 millones de dólares, marca el regreso de la industria aeronáutica del Reino Unido a la fabricación de aviones militares destinados a Washington, algo que no ocurría desde hace más de medio siglo.
El E-7 Wedgetail, desarrollado sobre la plataforma Boeing 737, está diseñado para reemplazar a los veteranos E-3 Sentry, aeronaves basadas en el Boeing 707 que llevan décadas en servicio con la USAF y que presentan crecientes problemas de obsolescencia. Se trata de un sistema AEW&C (Airborne Early Warning & Control) capaz de detectar aeronaves, misiles y drones a más de 300 millas de distancia, además de coordinar operaciones aéreas en tiempo real. El Reino Unido ya encargó tres unidades para la Royal Air Force, previstas para entrar en servicio en 2026.

Cabe destacar que este programa se ha visto envuelto en fuertes controversias. En la propuesta presupuestaria para el año fiscal 2026, la Fuerza Aérea recomendó cancelar la adquisición de los E-7 Wedgetail, al considerar que estas aeronaves tendrían dificultades para operar en un espacio aéreo disputado frente a adversarios con capacidades similares. La medida sorprendió, dado que en principio la intención era adquirir 26 unidades para reemplazar toda la flota de E-3 AWACS.
La recomendación del Pentágono generó un inmediato rechazo en el Congreso, donde distintos sectores impulsan iniciativas para impedir la cancelación. Mientras tanto, se estudian alternativas como el fortalecimiento de sistemas de vigilancia espacial o incluso la incorporación de plataformas aeronavales como el E-2 Hawkeye. En este contexto, el nuevo contrato con el Reino Unido aparece como un factor de presión política: evidencia que, pese a la incertidumbre, la cadena de producción del E-7 sigue activa y con compromisos internacionales en curso.

Así, la participación británica en el desarrollo de dos Wedgetail no solo representa un hito industrial tras más de cincuenta años, sino que también se inserta en un programa de futuro incierto para la Fuerza Aérea estadounidense. Mientras Londres refuerza su cooperación con Washington y su industria de defensa, en Estados Unidos la continuidad del E-7 aún depende de un delicado equilibrio entre intereses estratégicos, debates presupuestarios y la búsqueda de nuevas soluciones tecnológicas.
*Imágenes empleadas en carácter ilustrativo.-
Tal vez te interese: La Fuerza Aérea de EE.UU. se alista para probar al nuevo radar que equipará a sus bombarderos estratégicos B-52






