Ante un nuevo episodio de tensión en el flanco Este de la OTAN, cazas F-16 de la Fuerza Aérea de Polonia y F-35A de la Real Fuerza Aérea de los Países Bajos interceptaron drones rusos que violaron el espacio aéreo polaco durante la noche del 9 de septiembre. La situación puso en alerta a las defensas aéreas de la Alianza Atlántica y desencadenó una rápida respuesta multinacional frente a la gravedad del hecho.

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, confirmó que numerosas aeronaves no tripuladas procedentes de Rusia atravesaron el espacio aéreo polaco, lo que activó de inmediato los protocolos de respuesta rápida de la OTAN y la coordinación de medios aliados desplegados en Europa del Este, elogiando la destreza de los pilotos, tripulaciones y efectivos involucrados de la alianza atlántica, y recalcó que la defensa de cada centímetro del territorio aliado es una prioridad absoluta.

En la operación participaron, además de los mencionados cazas polacos y neerlandeses, aviones alerta temprana y control aerotransportado de la Fuerza Aérea italiana (Aeronautica Militare), aeronaves de rebastecimiento en vuelo Airbus A330 MRTT y la activación de sistemas de defensa aérea Patriot de las Fuerzas Armadas de Alemania (Bundeswehr).

La incursión se produce en un contexto en el que los Países Bajos mantienen desplegados en Polonia a sus cazas furtivos F-35A desde finales de agosto, en el marco de una misión de tres meses destinada a reforzar la protección de envíos militares hacia Ucrania. Estas aeronaves de quinta generación operan en estado de alerta permanente, con capacidad de reacción rápida frente a cualquier incursión en el espacio aéreo de la OTAN.

Desde Varsovia se informó que fueron derribados varios de los drones que ingresaron al país, en lo que se convirtió en la primera vez que un miembro de la OTAN abre fuego contra aparatos rusos en el marco de la guerra en Ucrania. El primer ministro polaco, Donald Tusk, calificó lo ocurrido como una “provocación a gran escala” y sostuvo que se trataba del momento más cercano a un conflicto abierto desde la Segunda Guerra Mundial, aunque descartó que se estuviera al borde de una guerra inmediata.

Rusia, por su parte, rechazó las acusaciones y negó cualquier responsabilidad en el incidente. Un diplomático ruso en Polonia aseguró que no había pruebas de que los drones fueran de origen ruso, mientras que la agencia RIA citó fuentes que calificaron de “infundadas” las denuncias. La versión rusa contrasta con la de las autoridades polacas, que insisten en que los aparatos fueron abatidos dentro de su espacio aéreo durante un ataque aéreo a gran escala contra Ucrania.

El episodio obligó al cierre temporal de varios aeropuertos en la región oriental de Polonia y llevó al gobierno a activar el Artículo 4 del Tratado del Atlántico Norte, que permite convocar consultas de seguridad entre los Estados miembros. El Consejo del Atlántico Norte se reunió en Bruselas para analizar la situación y reafirmar la solidaridad con Varsovia frente a lo que consideraron una acción “peligrosa y temeraria” por parte de Rusia.

*Imágenes empleadas en carácter ilustrativo.-

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