En el curso del pasado 3 de septiembre, la Fuerza Aérea de EE.UU. dio a conocer que sus cazas F-15E Strike Eagle han realizado diversas pruebas de tiro con cohetes guiados de 70 mm diseñados para neutralizar drones enemigos, estando las mismas a cargo del Ala de Pruebas 96 y el Ala 53 en la Base Aérea de Eglin (Florida). Particularmente, se trata de los cohetes AGR-20F Advanced Precision Kill Weapon System II, a los cuáles se les ha integrado un sistema de guiado por láser que también les permite alcanzar objetivos en tierra y en el mar según pudo observarse en las evaluaciones.

Refiriéndose a estas cuestiones el comandante del Ala de Pruebas 96, general de brigada Mark Massaro, afirmaba: “Nuestra máxima prioridad fue desplegar esta nueva capacidad con la mayor rapidez y seguridad posibles. El complejo de pruebas del Equipo Eglin realizó un enorme esfuerzo de descubrimiento y pensamiento innovador para lograrlo. El éxito del proyecto fue posible gracias a un equipo integrado, que facilitó la comunicación y la colaboración para avanzar hasta su finalización y entregarlo al combatiente en tiempo récord.“
Acorde a los reportes de la institución, los testeos en cuestión formaron parte de una etapa previa al despliegue de las aeronaves y sus cohetes en el área de responsabilidad de un comando geográfico con escenarios de combate activos, siendo el objetivo que se sumen a los cazas F-16 Fighting Falcon en misiones de intercepción y derribo de drones. Frente a dicho escenario, y teniendo en cuenta una serie de antecedentes recientes relacionados a las operaciones contra los rebeldes hutíes en Medio Oriente, queda claro que se hacía referencia al CENTCOM; donde ya se había observado el despliegue de aeronaves F-15E.

Por otra parte, la Fuerza Aérea estadounidense detalló que la integración de los cohetes guiados en cuestión sobre los F-15E implicó una serie de desafíos técnicos que parecían frenar los avances del proyecto a principios de año, esto considerando que no existía un soporte ya probado que permita montar los cohetes sobre el avión. Peculiarmente, los ingenieros de la institución no optaron por el desarrollo de un nuevo sistema para solventar dicho obstáculo, sino que emplearon los antiguos lanzadores Triple Eyector Rack-9A y LAU-131 de la década del 70; mismos que estaban almacenados en el Depósito Nacional de Poder Aéreo en Arizona.
La cuestión no fue en absoluto menor, teniendo en cuenta que ante estas dificultades el propio general Massaro emitió órdenes en las que se pedía a la base centrar todos sus esfuerzos en el proyecto, argumentando que se trataba de una necesidad urgente para los próximos despliegues. Esto derivó, por ejemplo, en que los pilotos e ingenieros realizaran las pruebas de tiro con los cohetes sin haber probado antes su integración con la aeronave en términos de aeronavegabilidad; uno de los usuales requisitos al momento de probar nuevos equipos.
*Créditos de las imágenes: Fuerza Aérea de EE.UU.
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