En medio de la creciente tensión diplomática con Estados Unidos y de las restricciones presupuestarias que atraviesan las Fuerzas Armadas, la Marina de Brasil anunció el pasado miércoles 20 de agosto la cancelación de la Operación Formosa, ejercicio militar que se desarrolla de manera ininterrumpida desde 1988 en la ciudad de Formosa, en el estado de Goiás. La medida generó sorpresa dentro del ámbito castrense, dado que apenas días antes se había concretado una amplia movilización de efectivos y medios destinados a este adiestramiento.
La suspensión se produjo en un contexto en el que la Marina había desplegado más de 2.000 efectivos, 100 vehículos y ocho helicópteros para participar tanto en la Operación Formosa como en la Operación Atlas, ejercicio conjunto que reúne a las tres ramas de las Fuerzas Armadas. Las maniobras de desplazamiento, iniciadas el 11 de agosto, representaban un enorme desafío logístico, con recorridos de aproximadamente 1.500 kilómetros desde sus bases en Río de Janeiro y otras regiones del país hasta Goiás y Roraima, donde iban a desarrollarse las actividades. Entre los medios movilizados destacaban lanzacohetes ASTROS II, vehículos anfibios a oruga, camiones de apoyo logístico y unidades 4×4, reflejando la magnitud del despliegue.
De acuerdo con el comunicado oficial de la Marina, la decisión de cancelar la Operación Formosa responde a la necesidad de concentrar recursos en la Operación Atlas, catalogada como prioritaria por el Ministerio de Defensa. Este ejercicio de armas combinadas contempla un amplio movimiento estratégico de tropas y medios, y busca fortalecer la interoperabilidad entre el Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea, además de garantizar la preparación conjunta frente a escenarios de defensa y disuasión.
El comandante de la Marina, almirante Marcos Sampaio Olsen, había destacado durante la ceremonia de inicio del despliegue que la operación constituía una afirmación de la presencia del Estado y una muestra de la capacidad de proyección del poder naval como vector de soberanía. Sin embargo, la reasignación presupuestaria hacia Atlas, sumada a las exigencias logísticas de la próxima COP-30 que se celebrará en noviembre en Belém do Pará, obligaron a la institución a suspender la edición 2025 de Formosa.
La cancelación también refleja la creciente crisis diplomática entre Brasil y Estados Unidos, que llevó al Cuerpo de Marines norteamericano a desistir de participar en el ejercicio. Se trata de un hecho inédito en décadas de cooperación militar bilateral, que marca un retroceso significativo en la relación entre ambos países.
El distanciamiento con Washington se profundiza en un momento delicado, donde fuentes militares reconocen que existe presión política para revisar toda iniciativa de cooperación que involucre a la embajada estadounidense, en el marco de sus recientes críticas al Supremo Tribunal Federal. A esta situación se suma la preocupación por el posible impacto en otros programas conjuntos, como el Combined Operation and Rotation Exercise (CORE), así como en el acceso al programa Foreign Military Sales (FMS), del cual depende parte del reequipamiento de las Fuerzas Armadas.
En este escenario, la cancelación del ejercicio Formosa 2025 constituye un hecho sin precedentes que combina limitaciones presupuestarias, tensiones diplomáticas y la necesidad de priorizar recursos hacia ejercicios de mayor alcance como Atlas. A la vez, abre interrogantes sobre la continuidad de proyectos estratégicos clave para la modernización militar, entre ellos la incorporación de helicópteros UH-60M Black Hawk y misiles antitanque FGM-148F Javelin vía FMS, considerados esenciales para reforzar las capacidades del Ejército Brasileño.
*Imágenes empleadas en carácter ilustrativo.-
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