En el artículo publicado por J. Michael Dahm (2025) en Air And Space Forces Magazine presenta la propuesta de las Operaciones Aéreas Colaborativas Desagregadas (DCAO) como una solución creativa a la estrategia planteada por China ante un enfrentamiento con los EE.UU.
La Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) emplea y desarrolla cada vez más profundamente el concepto de operaciones, para penetrar aéreas altamente disputadas, basadas en conectividad a una gran red por donde circulando datos de diferentes sensores que son compartidos entre los usuarios y centros de mando y control. La estrategia que encara China es justamente contrarrestar esta red.
Antes de entrar a ver como se desarrollarían estas operaciones es importante ver el concepto de esta gran red de comando y control y la arquitectura SPAR.
Comando y Control Conjunto de Todos los Dominios (JADC2)
La Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF), en coordinación con el Departamento de Defensa (DoD), está liderando la implementación de una nueva arquitectura digital de comando y control conocida como JADC2 (Joint All-Domain Command and Control). Este ambicioso proyecto busca integrar y coordinar todos los dominios operativos – físico (aire, tierra, mar, espacio), cibernético y cognitivo – mediante una red digitalizada que conecte sensores, plataformas y sistemas de armas con gran velocidad y precisión, habilitando decisiones operacionales más ágiles y efectivas.

El concepto se fundamenta en la necesidad de enfrentar entornos altamente complejos, dinámicos y saturados de información. En este marco, la velocidad de decisión y la interoperabilidad entre fuerzas conjuntas y aliadas son claves para mantener la superioridad operativa. Inspirado en principios como los enunciados por Sun Tzu – penetrar el ciclo de decisión del adversario -, JADC2 aspira a anticipar las acciones enemigas mediante análisis predictivos basados en inteligencia artificial y big data.
La USAF ha adoptado como vehículo principal para materializar esta visión el Advanced Battle Management System (ABMS). Este sistema funciona como una red de redes de arquitectura abierta, capaz de conectar sensores espaciales, terrestres y aéreos, nodos de comando y tiradores (plataformas de ataque), independientemente de su dominio o tipo. En ejercicios iniciales, el ABMS ha logrado conectar cazas F-35 y F-22 – normalmente incompatibles entre sí por sus sistemas de data link cerrados – gracias a radios intermedias basadas en tierra, superando las limitaciones técnicas de sus enlaces de comunicación (MADL – Multifunction Advanced Data Link e IFDL – Intra-Flight Data Link).

Además, el ABMS está incorporando tecnología de computación en la nube a través del sistema “CloudOne”, lo que permite alojar y procesar datos sensibles a alta velocidad, facilitando la gestión de batalla y la conciencia situacional en tiempo real. Parte de esta red digital también incluirá aviones cisterna como nodos de comunicación, aprovechando su autonomía, espacio interno y cercanía a las zonas de combate para retransmitir datos entre unidades operativas.
Otro componente central es la integración de sistemas no tripulados avanzados, como el programa Skyborg, que busca desarrollar drones autónomos con inteligencia artificial capaces de operar en coordinación con cazas tripulados. Estos sistemas ofrecerán ventajas en costo, maniobrabilidad y resiliencia frente a amenazas avanzadas, permitiendo operaciones más arriesgadas sin comprometer vidas humanas.

Paralelamente, se están explorando nuevas formas de empleo de plataformas tradicionales, como los aviones de transporte militar, para lanzar armamento inteligente semiautónomo (como el sistema CLEAVER – Cargo Launch Expendable Air Vehicles with Extended Range), desde fuera del alcance de defensas aéreas. Estos misiles, diseñados para trabajar en red, actuarán de forma colaborativa en el campo de batalla, asignando blancos, ajustando trayectorias y evaluando daños sin intervención humana directa.
La red JADC2 también contempla la integración con constelaciones de satélites en órbita baja (LEO), como el programa Blackjack de DARPA, para resolver los cuellos de botella en comunicaciones en regiones árticas y áreas remotas. Estos satélites pequeños, interconectados y de bajo costo reemplazarán a las plataformas tradicionales más grandes y vulnerables, asegurando conectividad continua y adaptable incluso bajo condiciones de interferencia o degradación hostil.
Otros activos estratégicos, como el avión de gran altitud U-2S, están siendo modernizados para actuar como nodos clave en la red ABMS, gracias a mejoras en aviónica y capacidad de procesamiento de datos en vuelo.

En conjunto, estas iniciativas representan un cambio de paradigma en la forma en que las Fuerzas Armadas de EE.UU. conciben la guerra moderna: una transición de plataformas aisladas a ecosistemas interconectados, donde la información, más que el fuego directo, se convierte en el principal multiplicador de poder. Este enfoque apunta no solo a aumentar la letalidad y la eficiencia operativa, sino también a garantizar superioridad en conflictos futuros multidominio, especialmente frente a competidores como China y Rusia que también avanzan en sistemas de guerra centrada en redes y capacidades disruptivas.
Ciclos de planeamiento: del OODA al SPAR
En la guerra del Golfo en 1991 y en ambientes convencionales la USAF ha aplicado el tradicional ciclo para toma de decisiones conocido como OODA (Observe, Orient, Decide, Act) conceptualizado por el coronel John Boyd durante la Guerra Fría.
Pero debido a la evolución del pensamiento operacional hacia un Comando y Control Conjunto de Todos los Dominios en las fuerzas armadas de Estados Unidos, impulsado por la necesidad de adaptarse a un entorno operacional cada vez más complejo, saturado y disputado conlleva a un cambio doctrinario En conjunto, estas iniciativas representan un cambio de paradigma en la forma en que las Fuerzas Armadas de EE.UU. conciben la guerra moderna: una transición de plataformas aisladas a ecosistemas interconectados, donde la información, más que el fuego directo, se convierte en el principal multiplicador de poder. Este enfoque apunta no solo a aumentar la letalidad y la eficiencia operativa, sino también a garantizar superioridad en conflictos futuros multidominio, especialmente frente a competidores como China y Rusia que también avanzan en sistemas de guerra centrada en redes y capacidades disruptivas.
Ciclos de planeamiento: del OODA al SPAR
En la guerra del Golfo en 1991 y en ambientes convencionales la USAF ha aplicado el tradicional ciclo para toma de decisiones conocido como OODA (Observe, Orient, Decide, Act) conceptualizado por el coronel John Boyd durante la Guerra Fría.
Pero debido a la evolución del pensamiento operacional hacia un Comando y Control Conjunto de Todos los Dominios en las fuerzas armadas de Estados Unidos, impulsado por la necesidad de adaptarse a un entorno operacional cada vez más complejo, saturado y disputado conlleva a un cambio doctrinario profundo.

En este contexto, el ciclo OODA, ha sido superado por los avances tecnológicos y la dinámica de los conflictos multidominio. El OODA funcionaba eficazmente en un entorno donde los humanos conservaban el monopolio sobre el procesamiento de información y la toma de decisiones, pero hoy sus fases secuenciales – aunque aún útiles como marco conceptual – son demasiado lentas y rígidas para enfrentar amenazas asistidas por inteligencia artificial, enjambres autónomos o ataques cibernéticos a velocidad de red.
Esta obsolescencia parcial ha conducido al desarrollo de arquitecturas decisionales emergentes, entre las cuales destaca el modelo SPAR (Sense, Perceive, Act, Reassess). Según “Paradigm Shift in Warfare: From OODA to SPAR” (Rivera, 2025), a diferencia del ciclo OODA, SPAR no se organiza en torno a una lógica secuencial ni a una autoridad de decisión centralizada, sino que se basa en una red distribuida de nodos inteligentes, capaces de operar de forma coordinada, autónoma y resiliente incluso bajo degradación de las comunicaciones o denegación del espectro que sería la estrategia empleada por China para anular a EE.UU.

SPAR representa, por tanto, una transformación de la arquitectura de mando y control, concebida para entornos saturados de información, caracterizados por la necesidad de responder a eventos que ocurren en escalas de tiempo reducidas y en múltiples dominios simultáneos: tierra, aire, mar, espacio y ciberespacio.
Cada una de las fases del ciclo SPAR no responde a una secuencia jerárquica rígida como en el modelo OODA, sino que puede desarrollarse de forma paralela y simultánea en múltiples nodos distribuidos. Esta arquitectura descentralizada representa un cambio doctrinario clave en la toma de decisiones militares bajo entornos complejos.
La fase Sense consiste en una recolección constante, multisensorial y redundante de datos provenientes de fuentes heterogéneas: plataformas tripuladas y no tripuladas, satélites en órbita baja, radares distribuidos, redes de guerra electrónica y sensores cibernéticos. La recopilación no se canaliza necesariamente hacia un centro de comando centralizado; por el contrario, los sensores captan la información en cercanía al nodo que la necesita y la comparten de forma distribuida entre sistemas colindantes. Este enfoque elimina cuellos de botella informativos, reduce la latencia decisional y permite una visión situacional compartida, resiliente y escalable.
En la fase Perceive, los datos son procesados mediante algoritmos de fusión sensorial, aprendizaje automático y análisis predictivo. Este procesamiento permite construir representaciones dinámicas y contextuales del entorno operacional, identificar amenazas emergentes, inferir intenciones hostiles y sugerir cursos de acción en tiempo real, muchas veces sin necesidad de intervención humana directa. Se pasa así de un modelo de análisis estático a uno adaptativo, con capacidad de interpretación contextual autónoma.
La fase Act redefine el concepto clásico de ejecución táctica. A través de reglas de enfrentamiento preprogramadas, flujos de decisión autónomos y técnicas de aprendizaje reforzado, plataformas como drones de combate, misiles inteligentes o nodos de guerra electrónica pueden ejecutar acciones letales o no letales sin requerir autorización explícita de un nivel superior. Esto confiere ventajas significativas en términos de velocidad de respuesta, escalabilidad táctica y adaptabilidad frente a amenazas móviles, inteligentes o que operan bajo condiciones de ambigüedad o denegación de información.
Finalmente, la fase Reassess establece un mecanismo de retroalimentación continua, mediante el cual se evalúan los efectos generados por cada acción sobre el entorno operacional. Esta reevaluación, distribuida y constante, cierra un ciclo iterativo —no lineal— que se replica en paralelo en múltiples nodos. De este modo, el sistema optimiza su aprendizaje en tiempo real, identifica fallas tácticas de forma autónoma y ajusta sus parámetros de operación sin depender de estructuras jerárquicas tradicionales.
Sin embargo, la implementación plena de SPAR enfrenta desafíos significativos. Desde una perspectiva técnica, se requiere una interoperabilidad perfecta entre plataformas de distintos dominios, niveles de seguridad cibernética robustos frente a actores estatales hostiles, y algoritmos de inteligencia artificial suficientemente explicables y verificables como para evitar fallos catastróficos. Desde el punto de vista doctrinario y político, surgen dilemas sobre el grado de autonomía aceptable en la acción letal, la delegación de autoridad en sistemas no humanos y la trazabilidad de las decisiones ante incidentes operacionales o escaladas involuntarias. Esto obliga a diseñar arquitecturas híbridas, donde la autonomía táctica pueda coexistir con supervisión humana en escenarios críticos, y donde el control central pueda retomar el mando en caso de degradación sistémica o manipulación del entorno informacional.
Desconectado por Diseño: Una nueva forma de emplear a los cazas de 5.a Gen.
Lo que planea el Comandante (Ret) USN J. Michael Dahm es que la USAF tiene sus operaciones basadas en una red de comunicaciones y que el China ve como centro operativo critico de gravedad de las EEUU su extenso sistema de mando, control, comunicaciones, computadoras, inteligencia, vigilancia y reconocimiento (C4ISR) para lo cual ha optimizado sus capacidades ofensivas y defensivas para atacarlo y contrarrestarlo.
En funciones de lo citado, la propuesta para contrarrestar este ataque a las redes de comunicación que dejarían paralizado a las fuerzas armadas de los EE.UU. seria la aplicación de Operaciones Aéreas Colaborativas Desagregadas (DCAO) para aprovecha las capacidades avanzadas de recopilación y procesamiento de información de los aviones de 5ª generación y de los futuros aviones de 6ª generación para romper las dependencias de C4ISR centralizado y operar con fuerzas que están desconectadas y desagregadas por diseño. Este enfoque hace que los ataques al sistema C4ISR sean irrelevante.
Al desplegar una fuerza desconectada por el diseño, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos puede empoderar a sus cazas F-22 Raptor y F-35 Lightning II de 5ª generación para recopilar, procesar y actuar de forma independiente sobre la información en el borde táctico del espacio de batalla, convirtiéndolos efectivamente en centros de mando aerotransportados independientes.
Estos aviones avanzados pueden orquestar operaciones ofensivas y defensivas, dirigiendo paquetes relativamente pequeños de aviones de combate de 4ª generación y aviones de combate colaborativos (CCA) usando comunicaciones de baja potencia o ópticas que son menos propensos a comprometer su sigilo. En el futuro, el B-21 Raider y el F-47 (NGAD PCA Next-Generation Air Dominance Penetrating Counter-air Aircraft) traerán aún más capacidades para permitir operaciones aéreas desconectadas.


El concepto de la operación DCAO radica en el empleo de cazas de 5ª generación, con capacidad furtivas que pueden penetrar en áreas altamente disputadas para la recolección de información, el procesamiento y la gestión de batallas al borde táctico del espacio de batalla, reconociendo que en entornos altamente disputados, los sistemas de armas no podrán transmitir, conectarse a la red o recuperar datos por temor a que se detecten, geolocalicen y sean atacados. Al minimizar sus emisiones, los aviones de 5ª y 6ª generación pueden proporcionar a los pilotos información fusionada y las decisiones de empleo sobre las fuerzas adversarias.
Por su lado, los sistemas no tripulados, como CCA, serán capacidades complementarias y aditivas que prometen aumentar la letalidad, supervivencia y capacidad de las operaciones de la Fuerza Aérea en entornos muy disputados.
En definitiva la propuesta de las DCAO es que en lugar de la aplicación de ataques de grandes formaciones se apliquen numerosos paquetes de fuerza pequeñas, que combinan aviones avanzados de 5ª generación con sistemas de 4ª generación y CCA, realizando ataques de precisión simultáneamente mientras se desconectan de redes más amplias. Estos pequeños y ágiles paquetes de fuerza podrían abrumar a un adversario con asimetría y complejidad, forzando al adversario a la parálisis reactiva.
El centro de comando de operaciones aéreas del teatro podría transmitir objetivos, conjuntos de objetivos e inteligencia mediante la transmisión de una sola dirección en el espacio de batalla. El nodo de ese pequeño paquete recibiría en el borde táctico esa información pasivamente, sin haber respondido o retransmitido, negando a la posibilidad de ser detectados.
Convergencia doctrinal y desafíos hacia el futuro
La articulación entre JADC2, la arquitectura SPAR y el empleo distribuido de cazas de 5ª generación evidencia una tendencia doctrinaria y tecnológica que redefine el planeamiento militar. El mando ya no se concibe como un centro único de decisiones, sino como una función distribuida que emerge de la interacción entre nodos humanos y máquinas. Esta lógica también impone desafíos éticos, doctrinarios y organizacionales: ¿hasta qué punto puede delegarse la decisión letal a sistemas autónomos? ¿Cómo entrenar al personal para operar en entornos desconectados? ¿Qué nuevas formas de ciberdefensa requiere una arquitectura JADC2?
En suma, la transición hacia un mando multidominio, resiliente, distribuido y asistido por IA no es un fenómeno aislado, sino parte de una transformación doctrinaria profunda que exige repensar la conducción de operaciones en todos los niveles, desde el diseño estratégico hasta la táctica operativa de un escuadrón.
Tal vez te interese Un siglo de evolución en el entrenamiento simulado de pilotos militares






