En las últimas horas, cazas F-16 Fighting Falcon de la Fuerza Aérea Real (RTAF) de Tailandia fueron desplegados en el marco de los recientes ataques contra Camboya para bombardear objetivos militares. Esta acción se produjo tras un intenso enfrentamiento fronterizo que dejó al menos una decena de fallecidos y más de 30 heridos. Se trataría del episodio más grave entre ambas naciones en más de una década, y el primero en el que Tailandia recurre a cazas en un ataque preciso, lo que representa un salto cualitativo en la escalada bélica.

De acuerdo a la información difundida hasta el momento, el despliegue incluyó seis F-16 Fighting Falcon, de los cuales uno habría ejecutado el ataque sobre posiciones militares camboyanas durante el mediodía del día de la fecha, en la región de Ta Moan Thom, cerca de la disputada línea fronteriza de 817 kilómetros que separa ambos países.La operación fue señalada por Bangkok como un “ataque de precisión”, con el agregado de ser la primera vez que el país emplea su poder aéreo en los enfrentamientos actuales, marcando un punto de inflexión en la escala del conflicto.
En cuanto a las capacidades de la Real Fuerza Aérea Tailandesa, esta cuenta con una flota aérea númerosa y diversa, orientada a sostener la superioridad aérea en escenarios regionales. Actualmente opera unos 47 cazas F-16A/B Fighting Falcon, aeronaves que han sido modernizadas en parte de su flota y que forman el núcleo de su poder de combate, como también F-5 de origen estadounidense. A ellos se suman otros sistemas como los Saab JAS 39 Gripen C/D, adquiridos en la última década, los cuales están integrados a una red de defensa aérea que cuenta a su vez con aviones de alerta temprana y control aerotransportado Saab 340 AEW&C equipados con radares Erieye.
Las recientes imagenes y videos que han circulado en Fuentes de Información Abierta revelan que los F-16 estarían armados con bombar Mark 82 de 500, equipadas con kits de guia Lizard III. Por otro lado, para los analistas, esta acción reflejó a su vez la capacidad tailandesa, y de su Fuerza Aérea Real, de proyectar poder aéreo rápidamente en zonas hostiles, así como la disposición política a recurrir a este medio en escenarios de tensión regional. Por contraste, Camboya denunció la operación como una “agresión militar premeditada”, buscando la intervención del Consejo de Seguridad de la ONU.
Ha de mencionarse que si bien ambos gobiernos se acusan mutuamente de haber iniciado las hostilidades, la violencia ocurre tras semanas de tensión provocadas por la colocación de minas terrestres y el deterioro progresivo de las relaciones diplomáticas. En ese contexto, los enfrentamiento armados escalaron con rapidez, comenzando con fuego de armas ligeras y derivaron en el uso de artillería pesada, extendiéndose a lo largo de al menos seis puntos en una franja fronteriza de más de 200 kilómetros que permanece en disputa desde hace décadas.

El primer ministro interino de Tailandia, Phumtham Wechayachai, declaró que su gobierno actuará conforme al derecho internacional, aunque fuentes locales señalaron que la suspensión de la primera ministra Paetongtarn Shinawatra, tras la filtración de un llamado telefónico con el exprimer ministro camboyano Hun Sen, desató una tormenta política interna que complica aún más la gestión de la crisis. Hun Sen, por su parte, afirmó en una publicación en Facebook que las provincias camboyanas de Oddar Meanchey y Preah Vihear también fueron bombardeadas por fuerzas tailandesas
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