Con el objetivo de fortalecer la lucha contra los delitos transfronterizos y ambientales, la Marina de Brasil intensificó sus operaciones en la región amazónica durante el mes de mayo, en el marco de la Operación “Ágata Amazonia 2025”, coordinada por el Ministerio de Defensa junto al Ejército y la Fuerza Aérea brasileña.

Esta no es la primera vez en el año en el que Brasil refuerza militrmente la zona, ya para el mes de marzo habíamos comentado que la Marina de Brasil había efectuado un despliegue del buque patrullero fluvial “Amapá” (P-32) en el río Juruá, en el estado de Acre. En esta ocasión, el despliegue conjunto liderado también por el Comando del 9º Distrito Naval, se llevaron a cabo acciones de patrullaje, inspección y reconocimiento en áreas ribereñas e islas del estado de Amazonas. Estas zonas, muchas de ellas aisladas, fueron identificadas como posibles puntos logísticos del crimen organizado para el almacenamiento y distribución de drogas ilegales.

El Comandante de la Fuerza Naval Componente, Contraalmirante Sérgio Tadeu, destacó que las operaciones permitieron desarticular rutas empleadas por grupos criminales que operan en la frontera, incluyendo remanentes de organizaciones armadas procedentes de Colombia. En total, se neutralizaron 34 dragas utilizadas en la minería ilegal y se incautaron más de una tonelada de estupefacientes.

Nuestros medios navales y los Fuzileiros Navais fueron desplegados estratégicamente para investigar denuncias de actividades ilícitas, especialmente vinculadas al narcotráfico y al uso de islas como puntos de apoyo logístico”, explicó el Contraalmirante. “La recopilación de información de inteligencia en terreno ha potenciado nuestra capacidad de respuesta coordinada con otras fuerzas y organismos de seguridad”.

Ya en el operativo del mes de marzo, el Capitán Sandir Antonio de Freitas D’Almeida, explicó que las rutas fluviales en la Cuenca Amazónica son utilizadas por organizaciones criminales para actividades ilícitas, especialmente el narcotráfico. La Fuerza Naval actuante incluyó unidades especializadas como el Grupo de Mergulhadores de Combate (GRUMEC), la unidad canina “Equipe Faro”, y una serie de embarcaciones que recorrieron más de 200 mil kilómetros cuadrados. Entre ellas se destacan el Navío-Patrulla Fluvial “Amapá”, la Barca Oficina “Alecrim”, el Navío de Asistencia Hospitalaria “Oswaldo Cruz”, lanchas blindadas del Grupo de Operaciones Ribeirinhas del Amazonas (GrEOpRibAM) y embarcaciones de la Capitanía Fluvial.

Estas lanchas blindadas desempeñaron un papel clave en la interdicción e inutilización de infraestructuras vinculadas a la minería ilegal, como dragas y balsas flotantes, así como en la represión de rutas fluviales utilizadas para el tráfico de drogas, armas y oro. Su diseño les permite operar en ríos estrechos, de difícil acceso y con fuertes corrientes, garantizando maniobrabilidad, protección blindada y capacidad ofensiva.

Además de las acciones de combate, la Marina también brindó apoyo a misiones humanitarias, incluyendo atención médica y odontológica a comunidades indígenas y ribereñas, y desarrolló actividades cívico-sociales (ACiSo), fortaleciendo su rol como agente de presencia y apoyo en zonas vulnerables.

Las inspecciones navales realizadas día y noche han sido fundamentales para impedir el ingreso de productos ilegales por las fronteras fluviales y garantizar la seguridad de las comunidades ribereñas”, concluyó el Contraalmirante Tadeu.

Con estas acciones, Brasil reafirma su compromiso con la soberanía, la protección ambiental y el combate al crimen en una de las regiones más estratégicas y sensibles del país.

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