El buque oceanográfico con capacidad de exploración polar BAP Carrasco de la Marina de Guerra del Perú, participa activamente en la búsqueda en el mar del avión de entrenamiento KT-1P “Torito” de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) en las costas de Pisco, región Ica.
Se trata de una de las unidades de investigación científica más modernas de su tipo en el Pacífico sudamericano, despachada por la Marina de Guerra del Perú (MGP) ni bien se tuvo conocimiento del accidente, hace casi dos semanas.

En ese momento se activaron los protocolos del Plan de Búsqueda y Rescate Marítimo (Plan SAR) a cargo de la Dirección General de Capitanías y Guardacostas (DICAPI), en su condición de Autoridad Marítima Nacional.
Principales capacidades
De matrícula COMBOP-171, la nave fue entregada lista en el 2017 por el astillero Construcciones Navales Paulino Freire S.A. (Freire Shipyard), con sede en el puerto español de Vigo, con un diseño que se basa en la Clase NC-704 o clase RRS Discovery.
Desplaza 6,388 toneladas a plena carga, con una eslora de 95,3 metros, manga de 18 m, puntal de 9,20 m y calado de 5.95 m., y una cubierta de vuelo de 85 m2 para un helicóptero mediano; posee también dos lanchas tipo RHIB inflables semirígidas.
La propulsión es diésel-eléctrico Caterpillar/GE Power Conversión, con dos motores eléctricos GE Power Conversión, cuatro motores diésel marinos Caterpillar, y dos propulsores azimutales Rolls Royce, que permiten una velocidad máxima de 16 nudos.
Su autonomía es de 51 días para 50 tripulantes y hasta 60 científicos, dedicados a la hidrografía, oceanografía, meteorología marítima, señalización náutica y prospección magnética, tanto en litoral como en el “Continente blanco”, en misiones determinadas en coordinación con la Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina.
Equipamiento adecuado
Para su misión hidro-oceanográfica, que ahora se aplica en SAR, el BAP Carrasco dispone de una ecosonda multihaz EM122 de aguas profundas con capacidad de hasta 11,000 metros, otra ecosonda monohaz de aguas profundas, y la ecosonda perfiladora SBP 120 para penetrar hasta 500 m, todas de Kongsberg.
Al perfilador del subsuelo marino (Sub-Bottom Profiler), instrumento acústico que identifica y mide el espesor de las capas sedimentarias o el estrato rocoso existente debajo del fondo marino, se suma una ecosonda científica de pesca EK-60, de cinco transductores: 18, 38, 70, 120 y 200 Khz.
Además, lleva un vehículo de operación remota (ROV) capaz de bajar hasta los 1,000 metros, de Falcón DR, en realidad un sistema robótico submarino; y dos vehículos submarinos autónomos (AUV) de Kongsberg.
De igual manera, un magnetómetro (detector de metales) Explorer Pro, un Piston Corer para 5,000 metros de profundidad y una roseta oceanográfica de 24 botellas Niskin, para tomar muestras del océano a distintas profundidades.
En su faceta de buque de rescate con capacidad SAR, su rol es apoyar las operaciones humanitarias, y para la gestión de riesgo de desastres está equipado con material de contingencia ante derrame de hidrocarburos, de acuerdo al MARPOL 73/79.
Compleja misión
La DICAPI de la MGP dispuso el rápido despliegue de sus medios especializados a la zona determinada en estrecha coordinación con la FAP, incluyendo, además del BAP Carrasco, al BAP Zimic del que hablaremos en otro artículo.
También movilizó un avión de exploración marítima Beechcraft B-200 King Air, la Patrullera Marítima BAP Río Pativilca, la Patrullera de Costa Coischo, y un grupo de experimentados buzos del Grupo de Salvamento de la Marina (GRUSAL).
El BAP Carrasco, junto a su personal especializado y equipamiento de punta, está desempeñando un rol fundamental para hallar a la aeronave siniestrada, pues aporta su experiencia en las expediciones a la Antártida, incluyendo la ANTAR XXXI, realizada del 19 noviembre del 2024 al 8 de marzo pasado, donde operó en la ensenada Mackellar de la isla Rey Jorge.
En Pisco el escenario es muy complejo, donde las labores ejecutadas ininterrumpidamente de día y de noche se ven obstaculizadas por las condiciones de mar adversas, las aguas oscuras y la presencia de extensas formaciones de algas marinas.
Sin embargo, el BAP Carrasco ha podido detectar múltiples contactos en el fondo marino, los cuales “fueron analizados individualmente con rigor técnico y máxima prudencia, priorizando la veracidad y precisión de la información por sobre la inmediatez”, informó la institución naval.
Explicó que en ese esfuerzo, hace unos días, durante una prospección submarina con sonar de barrido lateral cerca de Punta Otuma, a 20 metros de profundidad, se obtuvieron imágenes relevantes que motivaron el despliegue de los hombres-rana del GRUSAL.
Como resultado, se han logrado ubicar los restos de la aeronave en el lecho marino, hallazgo debidamente confirmado por el equipo operativo a cargo, esperándose completar con la delicada misión en el más breve plazo.
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