En un nuevo paso para reforzar las capacidades estratégicas de sus Fuerzas Armadas, Pakistán se encontraría en negociaciones avanzadas con China para adquirir los nuevos sistemas de defensa antibalísticos HQ-19. Con capacidad para interceptar misiles balísticos en su fase de vuelo terminal, los HQ-19 ampliarían de manera significativa las capacidades de disuasión de Pakistán ante un entorno regional cada vez más exigente, con la India como principal vector de preocupación e hipótesis de conflicto, y con la cual ha mantenido recientemente un conflicto fronterizo.

Según trascendidos, la adquisición de los sistemas HQ-19 consolidaría la profunda relación de cooperación entre Islamabad y Pekín, la cual se ha materializado en la incorporación, por parte de las Fuerzas Armadas pakistaníes, de diverso equipamiento y plataformas de origen chino. Entre estas se destacan los cazas JF-17 Thunder (FC-1) y J-10CE, así como los nuevos submarinos clase Hangor y las fragatas clase Tughril, basadas en el diseño de la clase Tipo 054 de la Armada del Ejército Popular de Liberación.

En el caso del HQ-19, su incorporación permitiría a Pakistán ampliar la cobertura de su sistema integrado de defensa aérea, que actualmente incluye otros sistemas chinos como el HQ-9B y el HQ-16FE. A diferencia de estos, el HQ-19 posibilitaría intercepciones fuera de la atmósfera terrestre, lo que le permitiría cubrir amenazas como los misiles balísticos Agni-P y Agni-V de la India, incluyendo aquellos con capacidad MIRV. El sistema opera montado sobre plataformas móviles del tipo TEL, lo que permitiría su despliegue flexible cerca de la frontera oriental del país.

No obstante, la información trascendida señala que la integración del HQ-19 supondría importantes desafíos operativos y estructurales, con significativos requerimientos e inversiones adicionales en materia de infraestructura C4ISR, redes de datos seguras y personal altamente capacitado para su operación.

La posible compra también se enmarcaría en un contexto regional de creciente competencia tecnológica y armamentística con la India, donde la incorporación del HQ-19 representaría un nuevo salto cualitativo en la arquitectura de defensa paquistaní. Por su parte, para Nueva Delhi, un movimiento de esta magnitud podría acelerar el desarrollo de nuevas capacidades ofensivas, como misiles hipersónicos o sistemas antisatélite, en respuesta.

Sobre el sistema de defensa antibalístico HQ-19

El desarrollo del HQ-19 comenzó en la década de 1990 como parte del Programa 863, una iniciativa de China enfocada en el avance tecnológico y científico en materia de defensa aérea. A lo largo de su evolución, el sistema ha superado diversas pruebas, incluyendo la intercepción de misiles balísticos a distancias de hasta 200 kilómetros y a velocidades cercanas a los 10.000 metros por segundo. En 2021, tras años de ensayos y mejoras continuas, el Gobierno chino confirmó que el HQ-19 había completado satisfactoriamente su fase final de pruebas y que estaba listo para entrar en servicio activo.

Operativamente, el HQ-19 se despliega sobre un vehículo móvil con chasis 8×8 de alta movilidad, diseñado para operar en terrenos adversos y optimizar la maniobrabilidad del sistema. Cada unidad está equipada con seis misiles interceptores alojados en tubos integrados, los cuales emplean un sistema de lanzamiento en frío, según detalló la Televisión Central de China (CCTV) durante su presentación oficial. Este método de lanzamiento permite expulsar el misil del tubo antes de la ignición del motor principal, reduciendo la firma térmica y mejorando la capacidad de respuesta en situaciones de combate.

En cuanto a sus capacidades adicionales, el HQ-19 no solo está orientado a la neutralización de misiles balísticos de largo alcance, sino también a la intercepción de vehículos hipersónicos de planeo y objetivos de distintas velocidades en un amplio rango de acción. El sistema incluye un centro de comando y control integrado, además de un radar de gran alcance, capaz de detectar amenazas a una distancia de hasta 4.000 kilómetros, lo que representa una ventaja estratégica para una respuesta anticipada en escenarios de gran conflictividad .

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