Hacia finales del pasado mes de abril, funcionarios del Ministerio de Defensa de Japón deslizaron a medios locales que el futuro caza de sexta generación GCAP de la Fuerza Aérea de Autodefensa podría denominarse F-3 Reppu, lo que ha suscitado diversas críticas en la sociedad japonesa por rememorar el militarismo de épocas pasadas. El nombre en cuestión, era el seleccionado para que fuera portado por los aviones A7M diseñados por la Armada Imperial japonesa en la Segunda Guerra Mundial como sucesor del legendario A6M Zero, que nunca lograron ingresar de lleno en servicio.

La noticia fue dada a conocer por el medio Kyodo, el cuál afirma haber entrevistado a diversos miembros de la cartera de defensa familiarizados con el programa GCAP que lo han confirmado, aunque la decisión aún no está tomada y se sigue considerando puertas adentro. La denominación F-3, según afirma, sí responde a reglas más conocidas que responden al tipo de avión del cuál estamos hablando. La letra “F”, se utilizaría en función de que esta nueva aeronave es un caza (Fighter en inglés, de allí que se use la “F”), mientras que el número 3 se asignaría en función del orden de desarrollo; sería el sucesor del actual modelo F-2 de la Fuerza Aérea de Autodefensa que fabrica Mitsubishi.
Por otro lado, repasando brevemente la historia de las ya mencionadas aeronaves A7M, ha de mencionarse que se trata de aviones cuyo desarrollo comenzó en el año 1942, pensados para mejorar el desempeño y los armamentos del caza A6M Zero que comenzaba a quedar relegado frente a los cazas estadounidenses F4U Corsair y F6F Hellcat en el Pacífico. Para 1944, Mitsubishi logró construir su primer prototipo capaz de volar, denominado A7M1, aunque sus cualidades (principalmente a causa de integrar un motor Nakajima NK9K Homare 22 de prestaciones deficientes) no lograban convencer a la Armada Imperial como candidato para sustituir al Zero.

Esto último no implicó que el desarrollo se frenara, siendo lanzada una segunda variante denominada A7M2, la cuál estaba equipada con un nuevo motor Mitsubishi MK9A de mayor potencia y flaps de combate más avanzados que mejoraban su maniobrabilidad. Acorde a los registros, fueron fabricados cinco prototipos en esta ocasión, logrando volar el primero de ellos en el mes de octubre del 44′; reactivando el interés de la fuerza. Tal es así, que se decidió avanzar en la variante A7M3 como aquella que iba a ser la que se fabrique en serie, pero para esas alturas de la guerra, las capacidades industriales japonesas estaban ya fuertemente mermadas por bombardeos estadounidenses y nunca logró concretarse su entrada al servicio activo.
Finalmente, haciendo alusión al programa GCAP en su conjunto, cabe recordar que la selección de un nombre es el menor de los desafíos que se enfrenta en la actualidad de cara a un despliegue de la aeronave para mediados de la próxima década. Tal y como reportamos el pasado mes de abril, los socios del programa enfrentan diferencias en torno a como llevar a cabo el programa, en tanto Italia ha acusado al Reino Unido de no compartir algunas de sus tecnologías clave para avanzar en el diseño del caza. Además, se encuentra en disputa la potencial entrada de Arabia Saudita al proyecto para aportar sus capacidades financiación, a causa de que no contaría con las capacidades tecno-industriales para aportar al desarrollo del mismo modo que los demás países; lo que provoca resistencias en Londres.
*Imágenes empleadas a modo ilustrativo
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