La cerrada noche del 15 de abril en la Base Aérea Misawa fue testigo del arribo de los B-1B Lancer de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF), siendo este el primer despliegue de los bombarderos en Japón como parte de la Fuerza de Tareas de Bombarderos 25-2. La presencia de esta clase de aeronave en suelo nipón busca enviar un fuerte mensaje de disuasión a potenciales adversarios regionales, como China y Corea del Norte, al igual que fortalecer la interoperabilidad y cooperación con aliados y socios clave de los EE.UU. en el Indo-Pacífico.

Desde su introducción original en el año 2018, el concepto de las Fuerzas de Tareas de Bombarderos se engloba dentro del empleo dinámico de medios de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en diversos puntos del globo. Además del mencionado mensaje de disuasión a potenciales adversarios, esta clase de actividades —que se están registrando en Europa y en diversos puntos del Indo-Pacífico— buscan preparar al personal y las tripulaciones para estar listos ante un despliegue que puede ser predecible, encuadrado dentro de cronogramas establecidos, o bien impredecible, en sintonía con los requerimientos y el apoyo a aliados y socios clave en otras regiones.
Así lo demuestran, por ejemplo, los recientes despliegues realizados por bombarderos estratégicos B-52 Stratofortress en el Reino Unido, los cuales son enviados desde territorio continental de Estados Unidos para operar de forma adelantada desde la Base RAF Fairford; o, si la situación lo requiere, ser movilizados al Pacífico para arribar y hacerse presentes en la Base Aérea Andersen, en Guam.


No obstante, más allá del cariz rutinario de las misiones de la Fuerza de Tareas de Bombarderos, el arribo a la Base Misawa —ubicada en el norte de la isla Honshu, a 425 millas de Tokio— se da en un contexto en el que los Estados Unidos están fortaleciendo su presencia militar en el Indo-Pacífico.
Por señalar algunos casos, debe destacarse el envío del portaaviones nuclear USS Carl Vinson y su Grupo de Ataque al área de responsabilidad del Comando Central de EE.UU., con el fin de fortalecer las operaciones actualmente en curso contra objetivos hutíes en Yemen, encabezadas por el USS Harry S. Truman.
A la par de esto, en cuanto a la Fuerza Aérea de EE.UU., se ha confirmado el envío a la región de más aviones de ataque A-10 Thunderbolt II al Medio Oriente, destacando, en un mensaje de disuasión a Irán, la presencia no anunciada de antemano de bombarderos furtivos B-2 Spirit en la isla Diego García, los cuales —según reportes— también están ejecutando ataques contra los rebeldes hutíes.
En cuanto a la presencia de los bombarderos B-1B en Japón, estos pertenecen al 9° Escuadrón Expedicionario de Bombardeo, los cuales partieron días atrás desde la Base Aérea Dyess, ubicada en Texas, arribando a Misawa el 15 de abril con el objetivo de “… apoyar los esfuerzos de entrenamiento de las Fuerzas Aéreas del Pacífico con aliados, socios y fuerzas conjuntas, así como las misiones de disuasión estratégica para reforzar la estabilidad regional en el Indo-Pacífico”.

Desde la USAF indicaron que estos “… despliegues continúan la cooperación en materia de seguridad que se mantiene con Japón y respaldan nuestra capacidad combinada para responder de forma rápida y decisiva a cualquier desafío que se presente en el Indo-Pacífico”.
A su vez, previo a su arribo a Japón, el despliegue permitió realizar una serie de actividades combinadas con la Fuerza Aérea de la República de Corea, la cual desplegó, en misión de escolta de los bombarderos, a sus cazas F-16K y F-35, los cuales también fueron acompañados por F-16 de la USAF desplegados actualmente en la península.
“La BTF 25-2 demuestra el compromiso de Estados Unidos con la disuasión de amenazas y el mantenimiento de la estabilidad regional”, expresó el teniente coronel Christopher Travelstead, director de operaciones del 9º Escuadrón de Bombardeo Expedicionario. “Estas misiones en el Indo-Pacífico garantizan que nuestras tripulaciones de B-1 estén altamente entrenadas y listas para responder en cualquier momento y lugar, con el fin de defender los intereses de Estados Unidos y apoyar a nuestros aliados, asegurando un Indo-Pacífico estable, donde todas las naciones operen libremente bajo un orden basado en reglas, promoviendo la paz y la prosperidad globales.”
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