En los últimos días, han surgido informes aún no oficiales que apuntan a una potencial venta de nuevos cazas J-10CE por parte de China para equipar a la Fuerza Aérea de Sudán, conformándose como una compra de gran relevancia para el tablero estratégico regional en caso de concretarse. Acorde a las fuentes militares chinas consultadas por medios locales, se trataría de una adquisición que estaría pensada con el foco colocado sobre la vecina Etiopía, con la que el país se disputa las tierras de Fashaga y la instalación de una represa que pondría en peligro su suministro de agua.
Particularmente, la fuente militar china que declaró en condición de anonimato manifestó: “La Fuerza Aérea de Sudán mantiene contactos con nosotros para cerrar un acuerdo de importación de un lote de aviones de combate ligeros J-10CE fabricados por Guizhou Aviation Factory.” Para China, se trataría del segundo cliente internacional del mencionado tipo de aeronave, considerando que Pakistán ya ha adquirido sus propios J-10CE en un lote de 36 unidades. Diversos rumores también señalan que Egipto lo habría seleccionado como sustituto para sus F-16; siendo la intención original de modernizarlos imposible de concretarla a causa de restricciones occidentales que pesan sobre el país, pero sin existir una confirmación oficial.

Ahondando en algunos detalles de la potencial adquisición, medios israelíes han especulado con que la intención de Sudán sería concretar una compra de ocho aeronaves de origen chino en el primer lote, a lo que habría que sumarse sistemas de defensa aérea aún no especificados; en línea con las preocupaciones que representa la Fuerza Aérea Etíope. Recogiendo declaraciones anteriores del ministro de Defensa de Sudán, Yassin Ibrahim Yassin, los analistas se plantean la posibilidad de una primer entrega para el próximo mes de marzo y una segunda para finales del año en curso.
Una propuesta de esta índole no tendría mayores problemas para concretarse desde el lado chino, teniendo en cuenta los esfuerzos chinos para posicionar J-10CE como una alternativa para los cazas de origen occidental. Hablamos de aeronaves, que en el caso de la adquisición pakistaní, llegan equipadas con radares compatibles con la moderna tecnología AESA, con alcance de detección estimado en los 170 kilómetros, a lo que ha de sumarse la integración de sensores IRST. Además, el caza destaca por poder incorporar armamentos de largo alcance, entre los que se destacan los misiles PL-15E cuyo alcance se estima en los 145 kilómetros.

Existen, sin embargo, cuestionamientos dentro del propio ámbito de defensa sudanés respecto de la posibilidad de que esta adquisición se lleve a cabo. Una de las caras visibles más importantes en ese sentido ha sido el general retirado Hassan Yahya, quién indicó que su país tiene un largo historial de cooperación con Rusia para la compra de este tipo de plataformas, a la vez que resaltó las capacidades locales de producción de drones a un costo considerablemente menor. Por otra parte, afirmó que no cree correcto el mencionado planteo respecto de la necesidad de armarse para hacer frente a las capacidades de Etiopía, arguyendo que la doctrina militar del país es pacífica y no busca la confrontación con sus vecinos de la región.
Por lo pronto, al menos la primera parte de la postura esgrimida por el general Yahya podría considerarse cierta, dado que buena parte de la Fuerza Aérea de Sudán consiste en plataformas adquiridas a la antigua Unión Soviética. Algunos ejemplos ilustrativos se hallan en su aviación de transporte, cuya columna vertebral se compone por aeronaves Antonov An-12 y Antonov An-30, con otras unidades de origen soviético operando en cantidades menores. También en su aviación de caza y ataque, la cuál dispone de un variopinto abanico de sistemas de origen soviético, incluyendo cazas MiG 29 y aviones de ataque Su-25 como sus principales bazas; en este caso se denota también la presencia de diseños chinos ya obsoletos, siendo el listado compuesto por aviones Nanchang Q-5, Shenyang J-6 y Chengdu J-7.


A pesar de ello, considerando las dificultades que ha tenido Rusia para garantizar el suministro de material militar a sus clientes a causa de la Guerra en Ucrania, no sería descabellado suponer que Sudán halló en el Gigante Asiático un suministrador para sus necesidades más urgentes. Tal y como se desprende de antecedentes diplomáticos previos, destacándose el apoyo sudanés a la postura china sobre Taiwán, ambos países gozan de una cercana relación en diversos ámbitos. En suma, la alternativa que representa el J-10CE se gana su lugar como una aeronave considerablemente más barata que otros de capacidades similares, estando su precio situado entre los 40 y 50 millones de dólares por unidad frente a los más de 65 millones que requeriría un F-16V.
*Imágenes empleadas a modo ilustrativo
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