En el curso de la misma semana que bombarderos estratégicos rusos y chinos realizaron un despliegue combinado, las Fuerzas Aéreas de EE.UU. y de Japón demostraron las capacidades de sus B-52H y F-15J en el Pacífico, buscando con ello responder al mensaje de disuasión de sus dos principales rivales geopolíticos en la región. Según se ha indicado de manera oficial, la ocasión a su vez sirvió como oportunidad para realizar un entrenamiento que permita aumentar la interoperabilidad entre ambas fuerzas aliadas, recorriendo diferentes zonas del Mar de Japón.
Recogiendo las declaraciones del Ministerio de Defensa japonés: “Ante la creciente gravedad del entorno de seguridad en Japón (…) confirmamos la firme determinación de Japón y EE. UU. de no permitir ningún cambio unilateral en el statu quo mediante la fuerza, así como la preparación de las Fuerzas de Autodefensa de Japón y el ejército estadounidense, y reforzamos aún más la capacidad de disuasión y respuesta.”
Tal y como reportamos el martes pasado, China y Rusia realizaron un despliegue de unas ocho horas de duración con sus bombarderos H-6K y Tu-95, contando estos con la escolta de cazas J-11BS, J-16 y Su-30MK2; complementados por aviones de control y alerta temprana KJ-500A. Se trató como tal de la segunda vez en el año que una misión de este tipo ocurre, mientras que si se repasan los antecedentes desde el año 2019, la noticia marcó la décima oportunidad en la que Pekín y Moscú destinan medios a patrullajes combinados de este tipo.
A la par que ello ocurría, incluso existiendo la posibilidad de que en parte del vuelo de patrullaje se realizaran operaciones en conjunto, el portaaviones chino Liaoning se encontraba transitando aguas aledañas al estrecho de Miyako con el fin de que su ala embarcada lleve a cabo vuelos de entrenamiento. La cuestión no es en absoluto menor para Japón, considerando que no sólo fue notada la presencia de uno de los buques insignia del Gigante Asiático en aguas aledañas al país, sino que los medios desplegados para vigilarlo fueron protagonistas de acusaciones cruzadas de hostigamiento entre ambas naciones.
Si ampliamos la lente sobre estos acontecimientos, resulta menester mencionar que las tensiones entre China y Japón han crecido considerablemente en las últimas semanas, especialmente tras la llegada al poder de la nueva primera ministra nipona Sanae Takaichi. Al entender de Pekín, la mandataria destaca negativamente con su retórica considerada como belicista, especialmente por sus dichos sobre una potencial intervención militar de su país en favor de Taiwán en caso de un intento de reunificación por la fuerza. Además, ello se produce en el año donde se celebra el 80° aniversario de la victoria aliada sobre el Eje en la Segunda Guerra Mundial, lo que ha sido utilizado frecuentemente por el Gigante Asiático en su disputa discursiva.
No obstante, para los ojos de Tokio, es China la principal culpable de la decreciente estabilidad en la región a causa de sus cada vez mas frecuentes despliegues militares en el Indo-Pacífico. Refiriéndose al caso del patrullaje realizado junto a Rusia el actual Jefe del Estado Mayor japonés, el general Hiroaki Uchikura, manifestaba: “Consideramos que es una grave preocupación desde el punto de vista de la seguridad de Japón“; postura que pronto fue respaldada por el ministro de Defensa del país en una reciente llamada telefónica con el secretario general de la OTAN.
Finalmente, es necesario considerar que los movimientos militares están teniendo impacto en otros países de la región, siendo este el caso de Taiwán y de Corea del Sur. Tal es así que desde Taipéi se reportó la detección de hasta 27 aviones y un número no especificado de buques realizando actividades de alistamiento en las cercanías de la isla, mientras que desde Seúl, se indicó que fueron desplegadas aeronaves de combate con el fin de vigilar el paso de las plataformas rusas y chinas por su zona de identificación de defensa aérea.
*Imagen de portada: @jointstaffpa en X
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