En medio de un proceso general de reestructuración del Estado que impactó directamente en la política de defensa y en el desarrollo material de las Fuerzas Armadas Argentinas, la gestión 2023-2025 de Luis Petri al frente del Ministerio de Defensa llegó a su fin. Como suele ocurrir con los cierres de ciclo, este momento permite realizar una evaluación de lo actuado, identificando tanto los avances concretos como los desafíos aún pendientes. La salida del ahora diputado por la provincia de Mendoza abre el espacio para analizar una etapa marcada por decisiones de alto impacto político, por la reaparición parcial del tema defensa en la agenda pública y por la búsqueda de una recuperación sostenida de capacidades para el instrumento militar.

Durante estos dos años, el Ministerio de Defensa demostró un claro ímpetu modernizador, materializado en decisiones que buscaron revertir años de postergación. La incorporación de los cazas F-16 Fighting Falcon, la llegada de los primeros vehículos de combate blindados Stryker, la reanudación de ejercicios internacionales y la continuidad de programas como la incorporación de aviones de patrullado marítimo P-3 Orion y la modernización de los tanques TAM al estándar 2C-A2 delinearon un escenario de reactivación. No obstante, el camino no estuvo exento de dificultades: temas estructurales como el bienestar del personal, la política salarial y el sostenimiento de la industria de defensa quedaron pendientes, reflejando la complejidad de una gestión atravesada por limitaciones presupuestarias.
Cuando las buenas intenciones cuentan
El punto más visible de la gestión Petri fue, sin duda, la concreción de la compra de los cazas F-16 Fighting Falcon. Tras años de indefiniciones, la Fuerza Aérea Argentina logró incorporar un nuevo sistema de armas que marca un antes y un después en su historia reciente. Más allá del debate político, la decisión de avanzar con la adquisición a Dinamarca significó asumir una definición estratégica: priorizar la capacidad operativa y el reequipamiento por sobre la retórica. La llegada de los primeros seis F-16 al Área Material Río Cuarto el pasado 5 de diciembre simbolizó la recuperación de una capacidad estratégica y el inicio de un proceso de transformación cultural dentro de la Fuerza Aérea.

En paralelo, el Ejército Argentino alcanzó otro hito con la incorporación de los primeros vehículos blindados a rueda VCBR 8×8 M1126 Stryker, adquiridos a Estados Unidos. La ceremonia oficial en Boulogne marcó el inicio de la conformación de la futura Brigada Mecanizada a Rueda, unidad destinada a integrarse a la Fuerza de Despliegue Rápido. Esta incorporación implica no solo una modernización tecnológica, sino también doctrinaria, orientada a mejorar la movilidad, flexibilidad y poder de fuego del Ejército. A ello se sumó la adjudicación de la compra de camiones 4×4 Unimog 4000 y nuevo equipamiento logístico, señales positivas en el proceso de reequipamiento y recuperación de medios terrestres.
En materia de adiestramiento, el regreso de la Armada Argentina al ejercicio multinacional UNITAS y la participación en operaciones combinadas como Gringo-Gaucho y PASSEX representaron un verdadero cambio de paradigma. Luego de casi dos décadas sin presencia en el principal ejercicio naval del continente, el regreso de unidades de la Flota de Mar al ámbito internacional evidenció la prioridad otorgada al entrenamiento combinado y al fortalecimiento de las capacidades operativas. Más allá del simbolismo, estas actividades contribuyeron al adiestramiento, cohesión y alistamiento del personal y los medios desplegados.

Por otra parte, el lanzamiento del Operativo Conjunto Fronteras “Julio A. Roca” también marcó una nueva línea de acción. Aunque su ejecución generó interrogantes sobre el papel de las Fuerzas Armadas en tareas subsidiarias, y sus correspondientes reglas de empeñamiento, el despliegue reflejó la intención de otorgar protagonismo a las FF.AA. en operaciones de apoyo a la seguridad interior, siempre dentro de los límites legales establecidos. Sin embargo, las dudas sobre su alcance, pertinencia y marco normativo permanecen abiertas, revelando la necesidad de un debate más profundo sobre el rol militar en este tipo de operaciones.
Capacidades en desarrollo y deudas pendientes
En el ámbito naval, uno de los anuncios más destacados fue la carta de intención para la futura adquisición de submarinos Scorpène, un proyecto que, de concretarse, permitiría recuperar una capacidad perdida desde hace más de una década. A esto se sumó la continuidad del programa P-3 Orion, clave para reforzar las tareas de vigilancia y control marítimo. No obstante, la falta de avances en la construcción de remolcadores y la lancha hidrográfica “Petrel” en Tandanor y la demora en la compra de helicópteros ligeros para la Armada reflejan los persistentes limites en materia financiera.

El proyecto de incorporación de helicópteros Leonardo AW109M, unidades destinadas a operar desde los patrulleros oceánicos clase Bouchard y buques de la flota de mar, continuó en etapa de negociación. Su concreción permitirá recuperar una capacidad esencial para la Aviación Naval, mejorando las tareas de patrullado, búsqueda y rescate. Sin embargo, hacia finales de 2025 los contratos aún no estaban firmados, y su llegada efectiva dependerá de la disponibilidad de financiamiento durante 2026.
En el terreno terrestre, el Programa TAM 2C-A2 mantuvo continuidad, aunque sin grandes avances durante 2025. Tras un 2024 productivo, el año siguiente mostró escasos progresos, en parte por las prioridades presupuestarias que concentraron la atención en otros frentes. La modernización del parque de transporte y el reequipamiento logístico, sin embargo, continuaron como señales alentadoras dentro del proceso de recuperación de capacidades del Ejército.
Bienestar militar: un desafío de cara al futuro
Uno de los aspectos más críticos de la gestión fue la crisis del Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (IOSFA). Con una deuda superior a los 200.000 millones de pesos y fuertes recortes en prestaciones, el organismo llegó a una situación límite que afecta directamente al bienestar de miles de familias militares. El ministro Petri confirmó la intención del Ejecutivo de dividir IOSFA en dos entidades: una para las Fuerzas Armadas y otra para las Fuerzas de Seguridad, con el objetivo de sanear las cuentas y garantizar la cobertura médica. En paralelo, se sumó la delicada situación del Instituto Social Militar Dr. Dámaso Centeno, que expuso carencias en materia educativa y de gestión administrativa, reflejando un cuadro más amplio de deterioro en las estructuras de apoyo al personal militar y civil de las FF.AA.

En el plano institucional y comunicacional, la gestión Petri revitalizó el vínculo entre las Fuerzas Armadas y la sociedad civil. Entre las iniciativas más destacadas se cuentan las ceremonias federales de cambio de guardia, el desfile militar del 9 de julio de 2024 en Buenos Aires (el primero de esta magnitud en años), las jornadas de puertas abiertas en bases de la Armada, especialmente en Buenos Aires, Puerto Belgrano y las unidades del sur, y las presentaciones de la Escuadrilla Histórica de la Fuerza Aérea en distintas provincias. Todas estas acciones apuntaron a acercar a las Fuerzas Armadas a la ciudadanía, reforzando su presencia pública y promoviendo una imagen institucional moderna y abierta.
Finalmente, la designación del teniente general Carlos Alberto Presti como nuevo ministro de Defensa marca un punto de inflexión. Por primera vez en cuatro décadas de democracia, un militar profesional asume la conducción política de la cartera, hecho que simboliza el rumbo que el gobierno nacional busca imprimir al área. Con una trayectoria consolidada en conducción y mando, Presti enfrenta desafíos inmediatos: resolver la crisis de IOSFA, avanzar en la jerarquización salarial y sostener el proceso de modernización iniciado. La continuidad del impulso dado por Petri será clave para mantener viva la recuperación de capacidades del instrumento militar argentino, que tras años de postergación, vuelve a proyectarse con mayor operatividad, cohesión y proyección regional.
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Muy buena nota, Pero (siempre hay un pero), No hay que olvidar “el Legado” que recibio Petri y como a pesar de todo salio adelante en Areas que durante decadas fueron niguneados los Militares…De hecho el “problema de IOSFA y los Salarios”, siguen teniendo mucha culpa los Diputados y Senadores que nunca Aprobaron las partidas del Presupuesto para Defensa ni ningun otro…NO OLVIDAR
Reitero, muy buena Nota Mariano