Los ministros de Defensa de Alemania, Francia y España se reunirán el 11 de diciembre para intentar destrabar el Future Combat Air System (FCAS), el proyecto europeo destinado a desarrollar un caza de sexta generación acompañado por drones, valuado en unos 100.000 millones de euros. La cita, adelantada por fuentes consultadas por Reuters, busca superar los conflictos industriales que mantienen paralizado al programa.

El FCAS —o SCAF, por su sigla en francés— fue lanzado hace más de ocho años con el objetivo de poner en servicio hacia 2040 un sistema de combate aéreo capaz de operar en red, en línea con el programa GCAP impulsado por Reino Unido, Italia y Japón. Sin embargo, las diferencias entre Dassault Aviation y Airbus han frenado el avance hacia la siguiente fase, que incluye el desarrollo de un demostrador tecnológico.

Bloomberg reportó en primer término la realización del encuentro, que llega tras semanas de negociaciones fallidas entre ambas empresas. Fuentes alemanas señalan que Dassault buscaría controlar el 80% del programa, algo que la firma francesa rechaza. A su vez, fuentes francesas acusan a Airbus de intentar ampliar su poder de decisión, aprovechando su rol como representante industrial de Alemania y España.

Un participante de las conversaciones preliminares afirmó que los fabricantes permanecen enfrentados “sin cambios”. El martes, el CEO de Airbus, Guillaume Faury, advirtió a Reuters que “el jurado aún no ha emitido su dictamen” sobre el desenlace de las discusiones, al tiempo que insistió en mantener el esquema de gobernanza actual para la próxima fase. “No queremos estar en una situación donde haya un socio dominando a los demás y diciendo ‘haz esto, haz lo quello’”, declaró.

Dassault evitó hacer comentarios recientes, aunque su CEO, Éric Trappier, ha remarcado que la compañía debe tener capacidad de decisión sobre el núcleo del caza NGF (Next Generation Fighter), mientras que Airbus debería liderar los segmentos vinculados a los sistemas no tripulados.

Antecedentes de tensión acumulada

Las discusiones actuales se suman a una serie de desacuerdos expuestos públicamente en los últimos meses. En julio, Trappier cuestionó abiertamente la estructura de gobernanza del FCAS, señalando que una “dirección a tres cabezas” dificulta la toma de decisiones. “La cuestión no es si Dassault abandona el programa, sino si este puede continuar en estas condiciones”, afirmó durante la presentación de resultados semestrales de la empresa. El ejecutivo sostuvo que un proyecto de esta magnitud necesita “un arquitecto con capacidad real de decisión”.

A su vez, trascendidos sobre un supuesto pedido francés para controlar el 80% del programa generaron críticas en Alemania. Desde el Bundestag, legisladores advirtieron que sería políticamente inaceptable financiar un programa dominado por Francia. Dassault negó haber realizado tal exigencia, pero la tensión entre los socios se profundizó.

En septiembre, la crisis escaló cuando un funcionario francés señaló que el país está preparado para continuar por su cuenta si no se alcanza un acuerdo. “Si fracasamos en llegar a un acuerdo sobre el FCAS, no hay motivo de preocupación, Francia ya ha construido, sabe cómo construir y construirá un caza por su cuenta”, dijo en una declaración brindada a periodistas bajo condición de anonimato. También remarcó que el año 2040 para la entrada en servicio del sistema es “no negociable”.

Pocos días antes, tanto Dassault Aviation como Airbus Defence and Space habían afirmado que técnicamente podrían desarrollar el NGF sin depender uno del otro, aunque persisten dudas sobre la capacidad financiera de Francia para sostener el proyecto en solitario.

Trappier reiteró ante legisladores franceses que la distribución actual de responsabilidades podría generar retrasos si no se ajusta. “No estoy en contra del proyecto, pero cuando Alemania dice que va a excluir a Francia, ¿no les molesta? (…) Lamentablemente, hoy, si no se crea una dinámica de poder duro, no se obtienen resultados”, afirmó.

Un proyecto estratégico en riesgo

El FCAS se concibe como el futuro reemplazo del Rafale y del Eurofighter Typhoon, con un sistema de combate basado en un caza tripulado, drones acompañantes y una nube de combate que conecte a todas las plataformas. Pero, a casi una década del lanzamiento, la disputa industrial mantiene el programa en un punto muerto.

La reunión del 11 de diciembre será clave para determinar si Alemania, Francia y España pueden consensuar una nueva gobernanza que permita avanzar hacia la construcción del demostrador. El resultado definirá si Europa mantiene un desarrollo común o si cada país toma caminos separados en la próxima generación de aviones de combate.

*Imágenes a modo ilustrativo.

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