En medio del refuerzo de la presencia militar estadounidense en el Caribe, el portaaviones nuclear USS Gerald R. Ford (CVN-78) y un bombardero estratégico B-52H Stratofortress realizaron el 13 de noviembre maniobras conjuntas en apoyo a las operaciones del Comando Sur (SOUTHCOM). La actividad integró además a ocho F/A-18E/F Super Hornet del Grupo Aéreo Embarcado N° 8 y formó parte de las operaciones interagenciales destinadas a operaciones de vigilancia, interdicción y desarticulación de redes asociadas al narcotráfico y a organizaciones criminales transnacionales.
Según información difundida por el Departamento de Defensa de los EE.UU., los Super Hornet de los escuadrones 31, 37, 87 y 213 operaron junto al B-52H como una fuerza conjunta multidominio, enfatizando la capacidad del grupo de ataque del Gerald R. Ford para coordinarse con plataformas estratégicas aéreas de largo alcance. La maniobra incluyó secuencias tácticas y ejercicios de interoperabilidad en un entorno operativo de alta demanda, donde también participaron unidades escoltas como el destructor clase Arleigh Burke-class (Flight IIA) USS Bainbridge (DDG-96)
Estas operaciones se inscriben en la campaña de vigilancia, patrullaje y disuasión que EE.UU. sostiene en el Caribe desde septiembre, acompañada por un notable refuerzo de medios navales y aéreos. En las últimas semanas, Washington desplegó bombarderos B-1B Lancer, drones MQ-9 Reaper, cazas F-35B y unidades anfibias como el USS Iwo Jima (LHD-7), consolidando un dispositivo regional destinado a ampliar la capacidad de detección y respuesta frente a actividades ilícitas en el hemisferio occidental.
Como antecedente directo, la Fuerza Aérea estadounidense publicó días atrás imágenes de dos B-52H volando a escasos kilómetros de la costa venezolana durante una misión de largo alcance iniciada en la Base Aérea Minot. En aquella oportunidad, los bombarderos navegaron próximos a la Península de Paraguaná y al litoral de Punto Fijo, Coro y Maiquetía, dejando en evidencia el carácter público de estos vuelos de alto perfil, que fueron visibles en plataformas de seguimiento aéreo.
El despliegue del Gerald R. Ford hacia el Caribe representa uno de los movimientos más significativos de Washington en la región en los últimos años. El portaviones había participado recientemente de los ejercicios Neptune Strike 2025 en el Mediterráneo y tenía previsto extender su presencia en Europa, pero la actual administración estadounidense decidió redirigirla al Caribe como parte de su estrategia para “desmantelar organizaciones criminales transnacionales y contrarrestar el narco-terrorismo”. Durante su tránsito por el Estrecho de Gibraltar, el portaaviones fue escoltado por la fragata española clase Santa Maria Numancia (F-83), reflejando la estrecha cooperación entre ambas armadas.
La reorientación del portaaviones hacia el hemisferio occidental ocurre en un contexto de crecientes tensiones entre Washington y Caracas. Venezuela calificó el movimiento como una “provocación”, mientras reforzó su vigilancia costera y aérea. A su vez, organismos internacionales y países de la región han expresado preocupación por la escalada operativa y por el uso de fuerza letal contra embarcaciones presuntamente vinculadas al crimen organizado. En este escenario, las recientes maniobras del Gerald R. Ford junto al B-52H confirman que EE.UU. busca consolidar una postura de vigilancia reforzada en el Caribe, con una combinación de medios estratégicos navales y aéreos destinada a sostener su capacidad de respuesta y control del entorno regional.
*Créditos de las imágenes: Departamento de Defensa de los EE.UU.-
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