Como parte de una ofensiva de gran escala destinada a erradicar la minería ilegal en la provincia de Imbabura, el Ejército de Ecuador llevó a cabo operaciones con lanzacohetes múltiples BM-21 Grad para destruir instalaciones clandestinas en la zona de Buenos Aires. Esta operación, dirigida desde el terreno por el ministro de Defensa Gian Carlo Loffredo junto al alto mando militar, representa uno de los mayores despliegues de poder de fuego registrados en el país contra organizaciones criminales dedicadas a la extracción ilícita de minerales.

Durante varios días, el Ejército ecuatoriano ejecutó ataques coordinados sobre los sectores de Mina Vieja, Mina Nueva, Mina El Olivo y Esperanza de Río Verde, donde operaban redes vinculadas a grupos armados extranjeros. Los BM-21 Grad, sistemas de lanzacohetes múltiples de 122 mm montados sobre un chasis 6×6, fueron empleados para neutralizar bocaminas, procesadoras y campamentos en zonas montañosas de difícil acceso. Cada unidad cuenta con 40 tubos lanzadores, un alcance efectivo de 45 kilómetros y la capacidad de disparar toda su carga en apenas 20 segundos, saturando amplias áreas con fuego de artillería de alta intensidad.

El BM-21 Grad es un sistema autopropulsado operado por una tripulación de tres personas. Posee una longitud de 7,35 metros, un motor de 180 caballos de fuerza y puede alcanzar velocidades de hasta 75 km/h, lo que le otorga gran movilidad táctica en terrenos difíciles. Su potencia de fuego y rapidez de despliegue lo convierten en un arma diseñada para la guerra de saturación, capaz de cubrir extensas zonas con un volumen de fuego sostenido, una capacidad poco habitual en operaciones de orden interno.

La decisión de utilizar un sistema de este tipo refleja la gravedad de la situación en Buenos Aires. La minería ilegal se ha transformado en una amenaza directa a la soberanía ecuatoriana, con presencia de grupos armados, contrabando y crimen organizado transnacional. Según el Ministerio de Defensa, el uso del BM-21 Grad permitió eliminar más de 720 bocaminas distribuidas en un área aproximada de 187 hectáreas, mientras que el fuego de morteros y el apoyo aéreo completaron la neutralización de los principales enclaves ilegales.

El presidente Daniel Noboa respaldó públicamente la operación y reiteró que su gobierno no se detendrá “ante presiones ni amenazas” de los sectores involucrados en actividades ilícitas. Al respecto, expresó: “Seguimos atacando la minería ilegal en Buenos Aires, provincia de Imbabura, y continuaremos en otras partes clave del país, luchando contra la minería ilegal y los políticos que la protegen”.

La crisis en Buenos Aires refleja cómo la minería ilegal ha evolucionado hasta convertirse en un fenómeno armado, capaz de desafiar al Estado ecuatoriano en su propio territorio. El uso del BM-21 Grad, un sistema concebido originalmente para operaciones de guerra convencional,  marca un punto de inflexión en la estrategia de seguridad nacional. La ofensiva no solo busca erradicar la infraestructura criminal, sino también recuperar la autoridad del Estado en zonas históricamente cooptadas por economías ilícitas. El desafío ahora será sostener la presencia militar permanente y traducir la contundencia del fuego en estabilidad y desarrollo para la región.

*Imágenes empleadas en carácter ilustrativo.-

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