*Por Guillermo Calcada:

1. Introducción

1.1. Planteamiento del Problema

Las operaciones de paz de Naciones Unidas constituyen uno de los instrumentos más visibles y ambiciosos del multilateralismo contemporáneo. Concebidas como un mecanismo para gestionar y resolver conflictos, representan la aspiración de la comunidad internacional de mantener la paz y la seguridad. Sin embargo, una visión crítica negativa da cuenta de éxitos parciales y fracasos rotundos que han erosionado su credibilidad. La eficacia de estas misiones ha sido cuestionada en múltiples escenarios, especialmente cuando el uso de la fuerza se vuelve necesario y la ONU falla en actuar con contundencia, coherencia o legitimidad.

Este trabajo pretende analizar las operaciones de paz en Libia y Somalia, dos casos paradigmáticos que, aunque distintos en su naturaleza y contexto, revelan las limitaciones estructurales, políticas y normativas del sistema internacional de seguridad colectiva.

1.2. Justificación y Relevancia

Es necesario advertir con claridad que ninguna misión es igual a la otra, con lo que no se pretende realizar una comparativa de las misiones, sino la importancia del estudio de estos fracasos para comprender los desafíos actuales del mantenimiento de la paz.

Libia representa el fracaso de una misión política ligera, superada por la dinámica de poder local y las agendas contrapuestas de actores externos.

Somalia, por su parte, es el arquetipo del fracaso de una intervención robusta y ambiciosa que derivó en una catástrofe humanitaria y política. Analizar ambos casos permite identificar patrones recurrentes y extraer lecciones cruciales para el futuro del multilateralismo.

1.3. Interrogantes Centrales

  • ¿Cuáles fueron las causas estructurales, políticas y operativas que condujeron al fracaso de las operaciones de paz de la ONU en Libia y Somalia?
  • ¿Cómo interpretan estos fracasos las principales escuelas teóricas de las Relaciones Internacionales: Realismo, Liberalismo y Constructivismo? ¿Qué soluciones se desprenden de cada enfoque?

2. Desarrollo

2.1. Marco Teórico y Normativo de las Operaciones de Paz

Las operaciones de paz no están explícitamente mencionadas en la Carta de las Naciones Unidas. Son una creación doctrinal y práctica que se ubica conceptualmente entre los Capítulos VI (resolución pacífica de controversias) y VII (acción frente a amenazas a la paz). El Capítulo VI faculta al Consejo de Seguridad para investigar disputas y recomendar procedimientos de ajuste, mientras que el Capítulo VII le autoriza a tomar medidas coercitivas, incluyendo el uso de la fuerza, para mantener o restablecer la paz. Las OMP operan en la “zona gris” entre ambos, a menudo con mandatos híbridos que combinan diplomacia con la posibilidad de coerción.

2.2. Principios Clásicos: Consentimiento, Imparcialidad y No Uso de la Fuerza

La doctrina clásica de las OMP, desarrollada durante la Guerra Fría, se sustentaba en tres pilares conocidos:

  • Consentimiento de las partes: Las fuerzas de paz debían ser desplegadas con el consentimiento del gobierno anfitrión y/o las principales partes en conflicto.
  • Imparcialidad: Las fuerzas de la ONU no debían tomar partido, aunque esto no implicaba neutralidad frente a violaciones del mandato o del derecho internacional.
  • No uso de la fuerza: Excepto en legítima defensa del personal de la ONU o, posteriormente, en defensa del mandato.

2.3. La Evolución hacia Misiones Multidimensionales y Robustas

Tras la Guerra Fría, las OMP evolucionaron para enfrentar conflictos intraestatales complejos. Las misiones se volvieron multidimensionales, incorporando tareas como la construcción del Estado (nation-building), la protección de civiles, la reforma del sector de seguridad y la asistencia electoral. Esta evolución generó mandatos más “robustos”, a menudo bajo el Capítulo VII, que autorizaban el uso proactivo de la fuerza. Esta expansión ha generado tensiones críticas entre la legalidad (respeto a la soberanía), la eficacia (necesidad de actuar) y la legitimidad (percepción de justicia y coherencia).

3. Análisis de Casos: Anatomía de Dos Fracasos

3.1. Caso Libia: UNSMIL y el Espejismo de una Transición Política

3.1.1. Contexto de la Intervención y Creación de la Misión

La Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (UNSMIL) fue creada por la resolución 2009 (2011) del Consejo de Seguridad. Su objetivo era asistir a las autoridades libias en la transición política tras la caída y muerte de Muamar Gadafi, facilitada por una intervención militar de la OTAN autorizada por la ONU bajo la doctrina de la “Responsabilidad de Proteger” (R2P). A diferencia de otras misiones, UNSMIL fue diseñada como una misión eminentemente política y no militar.

3.1.2. Evaluación del Fracaso: Fragmentación y Guerra Civil

La misión fracasó parcialmente en sus objetivos centrales. No logró estabilizar el país, prevenir la proliferación de milicias armadas ni facilitar un acuerdo político duradero. El resultado fue la fragmentación institucional, con dos gobiernos rivales (en Trípoli y Tobruk), la intervención de potencias externas apoyando a distintas facciones y el colapso de la seguridad. La ONU fue incapaz de mediar eficazmente en un conflicto alimentado por intereses geopolíticos externos.

3.1.3. Fundamentación Crítica y Análisis Causal

El fracaso se debió a una confluencia de factores. Como sostiene Richard Gowan (2012), la ONU fue desplazada por la intervención militar de la OTAN desde el inicio, perdiendo centralidad y capacidad de acción efectiva en la fase postconflicto. Gowan afirma que: “La intervención de la OTAN marginó la diplomacia de la ONU y aseguró que el organismo tendría dificultades para imponer su autoridad política después de que los bombardeos cesaran” [1]

La primacía de la acción militar sobre la diplomática dejó un vacío de poder que la pequeña misión política no pudo llenar. Por su parte, Mezran y Varvelli (2017) denuncian la falta de coordinación internacional, donde actores regionales y globales socavaron el proceso de paz de la ONU al apoyar militar y financieramente a sus clientes locales. Esto ilustra lo que Martín Yopo Herrera (2020) señala como los límites del Consejo de Seguridad, paralizado por los intereses geopolíticos contrapuestos de sus miembros permanentes. Yopo Herrera concluye que el fracaso radica en “la incapacidad del Consejo de Seguridad para actuar de forma coherente, paralizado por la política de poder de sus miembros permanentes”[2]

3.2. Caso Somalia: UNOSOM y el Colapso del “Nation-Building”

3.2.1. Contexto: De la Crisis Humanitaria a la Intervención Militar

La intervención en Somalia comenzó como una respuesta a una devastadora crisis humanitaria. UNOSOM I (1992-1993), una pequeña misión de observación, fue incapaz de proteger los convoyes de ayuda. Esto llevó a la creación de UNITAF (1992-1993), una robusta intervención militar liderada por Estados Unidos. Posteriormente, la ONU retomó el control con UNOSOM II (1993-1995), a la que se le otorgó un ambicioso mandato bajo el Capítulo VII para la reconstrucción del Estado y la seguridad.

3.2.2. Evaluación del Fracaso: La Batalla de Mogadiscio y la Retirada

El fracaso de UNOSOM II fue evidente. La misión pasó de ser un actor humanitario a ser percibida como una fuerza de ocupación al intentar desarmar a las milicias, especialmente a la liderada por Mohamed Farah Aidid. La “Batalla de Mogadiscio” en octubre de 1993, donde murieron 18 soldados estadounidenses y cientos de somalíes, provocó un shock político en Washington y llevó a la retirada abrupta de las fuerzas internacionales. La ONU se retiró por completo en 1995, dejando a Somalia sin gobierno central y sumida en una guerra civil que duraría décadas.

3.2.3. Fundamentación Crítica y Análisis Causal

Camilo Espinosa Scholtbach (2015) analiza cómo el mandato de UNOSOM II era intrínsecamente confuso y carecía de legitimidad local, al intentar imponer un modelo de Estado-nación occidental en una sociedad estructurada en clanes. El concepto de “patología organizacional” de Barnett y Finnemore (2004) es clave aquí: ellos explican cómo la burocracia de la ONU, al aplicar soluciones estandarizadas sin un análisis profundo del contexto, puede generar consecuencias disfuncionales. Según los autores, “las organizaciones internacionales pueden fracasar no por la incapacidad de sus miembros, sino por la aplicación rutinaria de reglas y procedimientos estandarizados, ignorando las condiciones únicas del terreno” [3]

La misión en Somalia es un ejemplo claro de cómo la organización, al priorizar sus procedimientos internos, se divorció de la realidad local. Finalmente, Roland Paris (2004) critica duramente este enfoque de “ingeniería social” o nation-building, argumentando que sin una comprensión cultural profunda y sin el consentimiento genuino de la población, estos proyectos están condenados al fracaso. Paris señala que: “Los proyectos de nation-building de la ONU son a menudo una forma de ingeniería social altamente riesgosa, que puede desestabilizar en lugar de estabilizar a las sociedades postconflicto si se ignoran las dinámicas políticas locales” [4]

4. Enfoques Teóricos desde las Relaciones Internacionales

4.1. El Prisma del Realismo: El Interés Nacional como Límite

Desde una óptica realista, el fracaso en Libia y Somalia no es una sorpresa, sino una consecuencia previsible de la anarquía del sistema internacional. Teóricos como Hans Morgenthau (1948) o Kenneth Waltz (1979) argumentarían que los Estados actúan primordialmente en función de su interés nacional, definido en términos de poder. Morgenthau lo resume así: “El interés, tal como se define como poder, es el concepto central que permite al Realista interpretar la política internacional” [5]

La ONU es vista como un escenario donde las grandes potencias proyectan sus intereses, no como un actor autónomo.

  • En Somalia, la intervención inicial de EE.UU. puede explicarse por intereses humanitarios y de prestigio, pero su rápida retirada tras las primeras bajas demuestra que no existía un interés estratégico vital que justificara los costos.
  • En Libia, como señala John Mearsheimer (2001) en su lógica de poder, la intervención de la OTAN respondió al interés de potencias europeas por eliminar una amenaza en su periferia. Mearsheimer sostiene que: “Las grandes potencias están destinadas a competir continuamente por el poder. La anarquía las obliga a pensar y actuar ofensivamente para sobrevivir” [6]

Ninguna de ellas tuvo el interés (o la capacidad) de invertir los recursos masivos necesarios para la reconstrucción del Estado, dejando un vacío que la ONU no pudo llenar.

4.2. La Perspectiva Liberal: El Déficit Institucional

El liberalismo, sin negar la importancia de los Estados, enfatiza el papel de las instituciones para facilitar la cooperación. Para teóricos como Robert Keohane (1984) o Michael Doyle (1997), los fracasos de la ONU no demuestran la imposibilidad de la cooperación, sino los déficits institucionales y la falta de compromiso de sus miembros. Keohane argumenta que “las instituciones internacionales reducen la incertidumbre y los costos de transacción para los estados, facilitando la cooperación incluso en la anarquía” [7]

  • En ambos casos, la falta de recursos adecuados, mandatos confusos y una coordinación deficiente entre el Consejo de Seguridad, la Secretaría General y los países contribuyentes de tropas fueron factores clave.
  • En Libia, la falta de un mecanismo de coordinación efectivo entre la OTAN y la ONU fue un claro fallo institucional.
  • En Somalia, el mandato de UNOSOM II era excesivamente ambicioso para sus capacidades reales. El fracaso, desde esta óptica, es un problema de diseño y de voluntad política que puede ser corregido con mejores instituciones y un mayor compromiso estatal.

4.3. El Enfoque Constructivista: La Crisis de Legitimidad y Normas

El constructivismo se centra en cómo las normas, ideas e identidades compartidas construyen la realidad internacional. Alexander Wendt (1999) argumentaría que “la anarquía es lo que los Estados hacen de ella” [8]

La ONU no es solo un actor material, sino un agente normativo. Su poder reside en su legitimidad.

  • En Somalia, la ONU perdió su legitimidad al transformar su identidad de actor imparcial a parte beligerante. Como demuestran Barnett y Finnemore (2004), al violar sus propias normas de imparcialidad, la organización fue percibida como un enemigo por facciones locales, haciendo imposible su misión.
  • En Libia, la norma de la “Responsabilidad de Proteger” fue utilizada para justificar la intervención, pero su aplicación selectiva y el posterior abandono del país a su suerte generaron una crisis de credibilidad. Martha Finnemore (2003) explica que la eficacia de las intervenciones depende de la existencia de un consenso normativo sobre cuándo y cómo usar la fuerza, consenso que claramente se fracturó en ambos casos. Finnemore enfatiza: “El uso legítimo de la fuerza, para ser efectivo y aceptado, debe estar anclado en normas sociales que definan lo apropiado y lo justo, no solo lo legal” [9]

5. Hacia un Nuevo Paradigma: Acciones adoptadas en la Resolución y Mejora de las Operaciones de Paz

El análisis de los fracasos en Libia y Somalia no condujo a la parálisis, por el contrario, sirvió como catalizador para una reforma audaz y multidimensional. Abordar el “fracaso” como detractor principal implicó proponer un camino a seguir, una hoja de ruta para integrar las lecciones aprendidas. Algunas ideas inspiradas en los enfoques teóricos analizados, han sido adoptadas como ejemplos positivos para construir un modelo de operaciones de paz más eficaz, legítimo y sostenible.

5.1. Reforma Institucional y Operativa (Enfoque Liberal)

Los déficits institucionales requieren soluciones estructurales que mejoren la agilidad, coherencia y capacidad de la ONU.

  • Fortalecimiento de la Capacidad de Respuesta Rápida: Hacia 1999 la misión UNPREDEP se constituyó en forma independiente de la anterior misión UNPROFOR que había concluido su mandato. Dado el alto nivel de conflicto alcanzado en Kosovo, se desplegó en el norte de Macedonia y fue un claro ejemplo de la importancia de las acciones preventivas, con la implementación de la alerta temprana y presencia de fuerzas armadas livianas para evitar que la violencia se expandiera hacia los refugiados albanokosovares allí presentes, manteniendo así la paz en esa región.
  • Coordinación Estratégica Obligatoria: El caso de Libia demostró una desconexión fatal entre la acción militar de la OTAN y la estrategia política de la ONU.  Esto se institucionalizado con un “Mecanismo de Enlace Estratégico” para cualquier operación autorizada por el Consejo de Seguridad, de modo de ser ejecutada más eficientemente.

5.2. Reconstrucción de la Legitimidad y el Consenso Normativo (Enfoque Constructivista)

La eficacia de la ONU depende de su capital más valioso: su legitimidad.

  • Institucionalizar la “Apropiación Local Radical”: Lejos de imponer una solución, la concientización de facilitar un proceso de diálogo inclusivo donde los actores locales (incluyendo líderes tribales, organizaciones de mujeres, sociedad civil y líderes religiosos) que diseñen su propio mapa de ruta hacia la paz asegura el compromiso hacia una paz duradera.
  • Diplomacia Creativa: Mediante la aplicación de las distintas teorías que brinda un enfoque particular de cada problemática dentro del conflicto, se han adoptado  una política más flexible en distintos niveles, posibilitando la aplicación de un proceso inclusivo que requiere tiempo, que es local, regional y global además de nacional, y que enfrenta asuntos específicos relacionados con la provisión de bienes públicos como la seguridad, las condiciones económicas y sociales, el género y la justicia.
  • La implementación del despliegue de “Enviados Especiales para la Prevención de Crisis” con la autoridad y los recursos para mediar antes de que un conflicto escale.

5.3. Pragmatismo Estratégico y Alianzas Inteligentes (Enfoque Realista)

Reconocer las realidades del poder es esencial para diseñar intervenciones viables y evitar fracasos predecibles.

  • Principio de “Convergencia de Intereses”: El Consejo de Seguridad debe adoptar un “principio de convergencia de intereses” como criterio para autorizar misiones robustas. Esto significa que antes de desplegar una operación de paz de gran envergadura, se debe asegurar que existe un interés estratégico mínimo y compartido entre los miembros permanentes (y las potencias regionales clave) para garantizar la estabilidad a largo plazo.
  • Modelo de “Seguridad Híbrida” con Organizaciones Regionales: Fortalecer la cooperación con organizaciones regionales bajo el Capítulo VIII de la Carta de la ONU. Actualmente las misiones de paz adoptan, según el caso, un “modelo de seguridad híbrida” donde las responsabilidades con las autoridades del orden locales se dividen, involucrando actores civiles y militares, lo que brinda una apreciable ventaja con respecto a anteriores misiones, hasta tanto se logre la etapa de consolidación de la paz.

6. Conclusión

Los fracasos de las operaciones de paz de la ONU en Libia y Somalia no fueron eventos aislados, sino síntomas de profundas tensiones en el sistema de seguridad colectiva. En Libia, una misión política fue efectiva frente a la fragmentación interna y la interferencia externa. En Somalia, una ambiciosa intervención militar y de construcción estatal colapsó por su falta de legitimidad y su divorcio de la realidad local. Este estudio ha demostrado que las causas de estos fracasos son complejas y multifacéticas.

6.2. Respuestas a los Interrogantes Centrales

La primera pregunta de investigación sobre las causas de los fracasos se responde identificando una confluencia de factores: mandatos inadecuados, falta de recursos de los estados en conflicto, divisiones en el Consejo de Seguridad, desconocimiento del contexto local y la primacía de los intereses de poder sobre los objetivos de paz.

La segunda pregunta sobre las interpretaciones teóricas se responde así:

  • El Realismo explica los fracasos por la ausencia de un interés estratégico vital de las grandes potencias.
  • El Liberalismo los atribuye a déficits en el diseño institucional de las misiones y a la falta de compromiso de los Estados.
  • El Constructivismo los enmarca como una crisis de legitimidad, producto de la violación de las propias normas de la ONU y de la imposición de modelos externos.

Cada teoría ofrece una pieza del rompecabezas. Es en su combinación que obtenemos una visión más completa y a partir de la cual se pueden formular las alternativas de mejora propuestas.

6.3. Reflexiones Finales y Futuras Líneas de Investigación

Las operaciones de paz seguirán siendo una herramienta imperfecta pero indispensable. Evitar que fracasos como los de Libia y Somalia se repitan exige un compromiso renovado con el multilateralismo, pero más reflexivo, adaptable y consciente de sus propias limitaciones. Para ello, es fundamental no sólo analizar los fracasos, sino también estudiar modelos de intervención alternativos y más complejos.

Aquí es donde los aportes del sociólogo noruego Johan Galtung (1996) se vuelven prescriptivos. Galtung nos insta a ir más allá de la “Paz Negativa” (la simple ausencia de violencia directa), que fue el objetivo inalcanzado en Somalia y Libia.

Propone aspirar a la “Paz Positiva”: la creación de estructuras sociales justas que eliminen las causas profundas de la violencia. Galtung define la Paz Positiva como: “la integración de la sociedad humana con el fin de resolver el conflicto y fomentar el desarrollo mutuo, más allá de la mera ausencia de guerra” [10]

Su famoso “Triángulo del Conflicto” (Actitudes, Comportamiento, Contradicción) demuestra que, para resolver un conflicto de manera sostenible, no basta con detener el comportamiento violento; es imperativo transformar las actitudes de odio y resolver las contradicciones estructurales (desigualdad, injusticia, falta de participación política) que lo alimentan.

Elementos Esenciales para la Paz Positiva Estructural

Para operacionalizar esta Paz Positiva, es vital ir más allá de los marcos puramente militares o diplomáticos y abordar las complejidades de las interacciones sociales y culturales que constituyen la estructura profunda de una sociedad. Como forma de solución al problema estructural, esto requiere una aproximación en dos niveles:

  • Transformación Interpersonal (Actitudes): La comunicación intercultural implica conocer no solo el idioma, sino también las distintas facetas de la comunicación, verbal y no verbal (espacial, táctil, gestual) con el interlocutor. Esto humaniza el proceso y permite un vínculo eficaz. La identidad cultural implica un conocimiento histórico–social del contexto, revelando un interés genuino por la cultura ajena y una toma de conciencia por la propia, en un nivel de igualdad.
  • Transformación Estructural (Contradicción): Abordar las contradicciones estructurales de la desigualdad requiere una visión inclusiva de la sociedad. En este sentido, la experiencia ha arrojado el cada vez más importante rol de la mujer en las políticas de la ONU, que entiende que su participación plena es esencial en los distintos aspectos de todas las iniciativas enfocadas en la paz internacional y en la construcción de estructuras más justas.

Las futuras líneas de investigación se podrían enfocar en cómo operar la Paz Positiva (Galtung) en el diseño de las misiones de la ONU, integrando estos aspectos interpersonales y estructurales.

Inspirándose en las teorías que sirven de aplicación a la obtención de la paz, las lecciones de intervenciones multidimensionales, tanto las que resultaron negativas por su posibilidad de ser mejoradas, como las exitosas, representa un campo de investigación fructífero y necesario.

No obstante, los actores que hoy son una realidad en la sociedad global: grupos étnicos con aspiraciones de poder por vías ilegítimas, las grandes élites organizadas paralelamente en empresas dedicadas a diversos rubros, involucradas o con llamativa cercanía a los fenómenos que asedian nuestras sociedades: flagelo de las drogas, trata de personas, corrupción a gran escala, narcoterrorismo, en suma, diferentes grupos humanos interesados en la desestabilización de la paz, dificultan significativamente el desarrollo social hacia la paz.

Por último, velar en la adecuación de todas las herramientas mencionadas, nos ayudará a resolver esas situaciones de conflicto, y pugnar por la obtención de una paz duradera, que se ve permanentemente amenazada, y demanda nuestro compromiso constante.

 7. Bibliografía

Barnett, M., & Finnemore, M. (2004). Rules for the World: International Organizations in Global Politics. Cornell University Press.

Doyle, M. W. (1997). Ways of War and Peace: Realism, Liberalism, and Socialism. W. W. Norton & Company.

Espinosa Scholtbach, C. (2015). Evaluación de las operaciones de paz: Caso Somalia. Repositorio Académico de la Universidad de Chile.

Finnemore, M. (2003). The Purpose of Intervention: Changing Beliefs about the Use of Force. Cornell University Press.

Galtung, J. (1996). Peace by Peaceful Means: Peace and Conflict, Development and Civilization. SAGE Publications.

Gowan, R. (2012). UN Peacekeeping and the Libyan Crisis. Center on International Cooperation, New York University.

Keohane, R. O. (1984). After Hegemony: Cooperation and Discord in the World Political Economy. Princeton University Press.

Mearsheimer, J. J. (2001). The Tragedy of Great Power Politics. W. W. Norton & Company.

Mezran, K., & Varvelli, A. (Eds.). (2017). Libya: From Intervention to Proxy War. Italian Institute for International Political Studies (ISPI).

Morgenthau, H. J. (1948). Politics Among Nations: The Struggle for Power and Peace. Alfred A. Knopf.

Paris, R. (2004). At War’s End: Building Peace After Civil Conflict. Cambridge University Press.

Waltz, K. N. (1979). Theory of International Politics. McGraw-Hill.

Wendt, A. (1999). Social Theory of International Politics. Cambridge University Press.

Yopo Herrera, M. (2020). El Consejo de Seguridad y el debilitamiento del Derecho Internacional: A propósito del caso libio. Revista de Derecho Internacional, Facultad de Derecho, UBA.


[1] Gowan, R. (2012). UN Peacekeeping and the Libyan Crisis. Center on International Cooperation, New York University, p. 15

[2] Yopo Herrera, M. (2020). El Consejo de Seguridad y el debilitamiento del Derecho Internacional: A propósito del caso libio. Revista de Derecho Internacional, Facultad de Derecho, UBA, p. 45

[3] Barnett, M., & Finnemore, M. (2004). Rules for the World: International Organizations in Global Politics. Cornell University Press, p. 188

[4] Paris, R. (2004). At War’s End: Building Peace After Civil Conflict. Cambridge University Press, p. 32

[5] Morgenthau, H. J. (1948). Politics Among Nations: The Struggle for Power and Peace. Alfred a. Knopf.

[6] Mearsheimer, J. J. (2001). The Tragedy of Great Power Politics. W. W. Norton & Company, p. 25

[7] Keohane, R. O. (1984). After Hegemony: Cooperation and Discord in the World Political Economy. Princeton University Press, p. 95

[8] Wendt, A. (1999). Social Theory of International Politics. Cambridge University Press, p. 6

[9] Finnemore, M. (2003). The Purpose of Intervention: Changing Beliefs about the Use of Force. Cornell University Press, p. 48

[10] Galtung, J. (1996). Peace by Peaceful Means: Peace and Conflict, Development and Civilization. SAGE Publications, p. 317

Tal vez te interese Revista Zona Militar Nº 37 – Anuario 2025: Capacidades Militares Sudamericanas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor deje su comentario
Ingrese su nombre aquí

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.