El programa Future Combat Air System (FCAS), destinado a desarrollar un caza de sexta generación para reemplazar al Rafale francés y al Eurofighter Typhoon europeo en 2040, atraviesa una de sus peores crisis desde su creación en 2017. La tensión entre Francia y Alemania, los principales impulsores del proyecto, ha llevado a que Dassault Aviation considere avanzar en solitario en el desarrollo del New Generation Fighter (NGF).

Un funcionario francés declaró el miércoles a un grupo reducido de periodistas: “Si fracasamos en llegar a un acuerdo sobre el FCAS, no hay motivo de preocupación, Francia ya ha construido, sabe cómo construir y construirá un caza por su cuenta. ‘Solo’ no significa únicamente en Francia, podríamos involucrar un ecosistema europeo de subcontratistas”. La fuente, que pidió el anonimato por la sensibilidad del tema, subrayó además que la fecha de entrada en servicio del nuevo avión —2040— es “no negociable”.

La declaración se produce luego de que Dassault Aviation y Airbus Defence and Space afirmaran esta semana que pueden desarrollar el caza sin depender uno del otro. Sin embargo, persisten dudas sobre la capacidad financiera de Francia para asumir el proyecto sin socios europeos.

Uno de los puntos de fricción es la distribución de responsabilidades. Dassault Aviation reclama mayor poder de decisión sobre el desarrollo del NGF, argumentando que la actual estructura de gestión podría generar retrasos. “No estoy en contra del proyecto, pero cuando Alemania dice que va a excluir a Francia, ¿no les molesta? (…) Lamentablemente, hoy, si no se crea una dinámica de poder duro, no se obtienen resultados”, expresó el director ejecutivo de Dassault, Éric Trappier, ante legisladores franceses.

Otro desacuerdo técnico radica en el peso del futuro avión: Francia aboga por una aeronave de 15 toneladas, apta para operar en portaaviones, mientras que Alemania prefiere un diseño de 18 toneladas orientado a la superioridad aérea. Según funcionarios franceses, un avión más pesado requeriría un motor más potente, lo que podría ocasionar demoras adicionales.

La crisis se agudiza en un contexto político marcado por la falta de un sucesor para Sébastien Lecornu, hasta hace poco ministro de las Fuerzas Armadas de Francia, considerado un actor clave para mantener las negociaciones con Berlín. Asimismo, se prevé que el presidente Emmanuel Macron viaje a Alemania a comienzos de octubre y que los ministros de Defensa de Francia, Alemania y España se reúnan ese mismo mes para intentar reconducir el proyecto.

España, que se unió al FCAS en 2019 y apoya las posiciones de Alemania en esta disputa, considera al programa como estratégico para el futuro de su aviación de combate. Madrid ya renunció a adquirir cazas de quinta generación F-35 y confía en el éxito del FCAS para garantizar sus capacidades aéreas de las próximas décadas.

El desenlace de las negociaciones será decisivo no solo para el futuro del FCAS, sino también para el equilibrio industrial y estratégico de la defensa aérea europea.

*Imágenes a modo ilustrativo.

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