En el marco de la segunda fase de la Operación Atlas, la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) desplegó sus aviones de ataque AMX A-1M en la región amazónica, reforzando así la capacidad de las Fuerzas Armadas de proyectar y sostener una fuerza conjunta en uno de los entornos más desafiantes del país. Con este ejercicio conjunto, concebido por el Ministerio de Defensa, Brasil busca fortalecer la defensa de su soberanía en un área de creciente relevancia geopolítica y estratégica.

Para esta etapa, tres aviones AMX A-1M del Primer Escuadrón del Décimo Grupo de Aviación (1º/10º GAv – Escuadrón Poker), con asiento en la Base Aérea de Santa María, se trasladaron a Boa Vista (Roraima). Allí cumplen misiones de entrenamiento en coordinación con Guías Aéreos Avanzados (GAA), responsables de dirigir el apoyo aéreo contra blancos de superficie. La actividad también involucra aeronaves A-29 Super Tucano del Escuadrón Escorpión, con base en la propia Boa Vista, lo que permite diversificar perfiles operativos y enriquecer la capacitación de las tropas.

El Teniente Coronel Edgar Barcellos Carneiro, comandante del Escuadrón Poker, subrayó la relevancia de este ejercicio al remarcar que la Operación Atlas “pone a prueba los planes y capacidades de movilización y despliegue conjunto” de las Fuerzas Armadas. Según explicó, la sinergia entre Ejército, Marina y Fuerza Aérea solo puede alcanzarse mediante entrenamientos integrados, donde el personal militar intercambia experiencias y profundiza en los métodos operativos de cada rama.

Las aeronaves participantes ofrecen ventajas complementarias. Mientras el A-29 destaca por su maniobrabilidad y capacidad de merodeo, el A-1M aporta mayor potencia de fuego, velocidad y empleo de armamento guiado, cualidades esenciales en escenarios con amenazas de mayor complejidad. Esta combinación permite entrenar a los GAA en un amplio abanico de situaciones tácticas y con diversos perfiles de armamento.

La primera fase de la Operación Atlas tuvo como escenario el Campo de Instrucción de Formosa (Goiás), donde la Marina de Brasil movilizó a más de 2.500 efectivos y alrededor de 180 vehículos y aeronaves. En esa etapa se llevaron a cabo maniobras anfibias, lanzamientos de misiles antitanque y antiaéreos, ejercicios con vehículos blindados, adiestramiento en ciberdefensa y prácticas con municiones merodeadoras recientemente incorporadas.

Estas actividades consolidaron la interoperabilidad entre las Fuerzas, además de poner a prueba sistemas de armas de última generación. Otro hito de la primera etapa estuvo marcado por el despliegue del Buque Multipropósito NAM Atlântico, que trasladó a 1.100 efectivos y 435 toneladas de equipos hasta Belém. Este movimiento no solo fortaleció la capacidad logística de la Marina, sino que también sentó las bases de los dispositivos de seguridad que se activarán en la región de Pará con vistas a la COP30, prevista para noviembre de 2025.

*Imágenes empleadas en carácter ilustrativo.-

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