La Armada Española enfrenta el desafío de definir más temprano que tarde el futuro de su aviación naval embarcada de ala fija, actualmente representada por los aviones de ataque AV-8B+ Harrier. Ante el rechazo del gobierno de España a la adquisición del caza furtivo F-35B de Lockheed Martin, los planes de sustitución siguen sin una solución definitiva, lo que abre la posibilidad de extender la vida operativa de los Harrier más allá del año 2030.

En un desayuno informativo del Foro de la Nueva Defensa y el Espacio, el Almirante General Antonio Piñeiro, Jefe de Estado Mayor de la Armada (AJEMA), confirmó que se estudian distintas alternativas. “Cuidaremos los Harrier con un calendario que contempla llegar al año 2032”, señaló, subrayando que una opción es incorporar unidades dadas de baja por el Cuerpo de Marines de EE.UU. o de Italia, no para reactivarlas, sino para emplearlas como fuente de repuestos.

Planes para un nuevo portaviones

La decisión de no adquirir el F-35B obligó a replantear la futura capacidad embarcada. El AJEMA adelantó que la Armada evalúa la incorporación de un portaviones convencional, para lo cual Navantia desarrolla un estudio de viabilidad. Este buque podría albergar hasta 30 aeronaves en su cubierta de vuelo, ampliando un poco la gama de aviones de ala fija embarcados disponibles en el mercado.

El almirante Piñeiro afirmó que no duda de la posibilidad de contar con un portaviones de alta fabricación nacional y destacó que el proyecto se inspira en el portaaviones francés Charles de Gaulle, aunque sin propulsión nuclear. Esta opción abre el abanico de posibilidades y aeronaves a ser evaluadas, las cual ya no estarían limitadas por la configuración de despegue y aterrizaje vertical del F-35B, teniendo como exponente a la variante “C” del F-35, empleadas por los portaaviones nucleares estadounidenses, como también el Rafale M de la Marina Nacional francesa y próximamente de la Armada de la India.

Impacto de la decisión sobre el F-35B

Tal como reportamos a principios de agosto, el rechazo a la compra del F-35B, anunciado en 2023, tuvo un impacto directo en la Armada. El modelo estadounidense era considerado la única opción disponible en el mercado para sustituir a los Harrier, gracias a su capacidad de despegue corto y aterrizaje vertical (STOVL). Sin embargo, motivos estratégicos, industriales y políticos llevaron al gobierno a priorizar programas europeos, como el Eurofighter, el Rafale y el futuro sistema FCAS (Futuro Sistema Aéreo de Combate), que no cuentan con versiones navales de despegue vertical.

Sin embargo, vale la pena destacar que esta tercera opción, el programa FCAS, también está pendiendo de un hilo, ya que desde el momento en que Francia declaró unilateralmente su participación de un 80% en este desarrollo, Alemania ha empezado a buscar otros socios o hasta otras alternativas para el diseño y desarrollo de su caza de sexta generación. Dicho de otra forma, existe la posibilidad de que el programa sea cancelado.

Mientras el Ejército del Aire y del Espacio avanza con los programas Halcón I y II para incorporar Eurofighter Tranche 4 y participa en el desarrollo del FCAS, la Armada se enfrenta a una situación incierta: una vez que los Harrier sean dados de baja, España podría quedar sin aviación embarcada de ala fija durante al menos una década.

*Imágenes obtenidas de la Armada de España.

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