En el marco de una estrategia de expansión global, Embraer continúa con sus esfuerzos para equipar a la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) con el avión de transporte KC-390 Millennium. Pese a las dificultades sufridas en los últimos años, como la disolución de su alianza con L3Harris, la compañía brasileña sigue presentando la aeronave en conferencias internacionales y reforzando sus credenciales como una alternativa viable en el segmento de transporte táctico y reabastecimiento en vuelo.
La ruptura con L3Harris, anunciada en octubre de 2024, significó el cierre de una asociación clave que había sido presentada en 2022 como la puerta de entrada al mercado estadounidense. El acuerdo contemplaba que la empresa norteamericana actuara como contratista principal, integrando sistemas de misión locales y desarrollando una versión del KC-390 equipada con pértiga para operaciones de reabastecimiento en vuelo. Sin embargo, el cambio de prioridades de L3Harris llevó a dar por terminada la colaboración, obligando a Embraer a replantear su estrategia para captar el interés del Pentágono.
Lejos de retroceder, Embraer ha intensificado su presencia en foros especializados de defensa. En abril de 2025, la compañía participó en la conferencia ARSAG (Aerial Refueling Systems Advisory Group) en Las Vegas, donde exhibió un KC-390 de la Fuerza Aérea Brasileña y presentó públicamente sus capacidades ante representantes de la USAF y de fuerzas aliadas. Durante el evento, el CEO de Embraer Defense & Security, Bosco da Costa Jr., destacó que la aeronave no solo cubre el rol de avión de reabastecimiento, sino que se adapta a los conceptos operativos modernos de “Agile Combat Employment”, que priorizan operaciones desde aeródromos remotos y con recursos limitados.
Más recientemente, en la Air, Space & Cyber Conference organizada por la Asociación de la Fuerza Aérea de EE.UU., Embraer llevó un modelo a escala del KC-390 con el esquema de pintura de la USAF y subrayó que más de la mitad de sus componentes son fabricados en territorio norteamericano. Con motores IAE V2500-E5 y sistemas desarrollados por empresas bajo el paraguas de RTX, el avión cumple con el “Buy American Act”, un aspecto clave para avanzar en una eventual contratación. A ello se suma la posibilidad, actualmente en evaluación, de instalar una línea de ensamblaje en Estados Unidos.
El KC-390 ha demostrado en distintos escenarios su versatilidad. Entre sus pruebas más destacadas figura el ejercicio realizado en Ramstein, Alemania, en 2024, donde se cargó un lanzador HIMARS estadounidense en coordinación con la Fuerza Aérea de Portugal. La aeronave, que ya opera en Brasil, Portugal y Hungría, ha sido seleccionada por Países Bajos, Austria, Suecia, República Checa, Eslovaquia y Corea del Sur, consolidándose como una opción preferida por varios aliados de la OTAN.
Para Embraer, la clave está en resaltar la flexibilidad que ofrece el KC-390: puede operar desde pistas cortas, reconfigurarse en cuestión de horas para múltiples misiones —incluyendo transporte, evacuación médica, reabastecimiento aéreo, operaciones especiales y apoyo en desastres— y mantener costos de ciclo de vida más bajos en comparación con plataformas tradicionales. Con estas credenciales, la compañía busca posicionarse como la alternativa que combine transporte táctico y reabastecimiento en un mismo sistema, capaz de responder a los nuevos desafíos operativos de la USAF.
Aunque el futuro del KC-390 en Estados Unidos permanece incierto, Embraer insiste en que la necesidad de renovar la flota de reabastecimiento de la USAF abre una ventana de oportunidad. Con una flota de KC-135 que se proyecta en servicio hasta la década de 2050, y a la espera del programa NGAS (Next-Generation Air Refueling System), la compañía brasileña apuesta a que su avión pueda ser considerado como una solución intermedia y táctica, adaptada a los escenarios de combate disperso que Washington prevé para las próximas décadas.
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