En el marco del creciente clima de tensiones en el Mar Caribe y de la intensificación de operaciones militares contra embarcaciones sospechadas de narcotráfico provenientes de Venezuela, el destructor de misiles guiados USS Stockdale (DDG-106), perteneciente a la clase Arleigh Burke de la Armada de los EE.UU., arribó a Panamá. La visita, anunciada oficialmente como un gesto de cooperación bilateral en materia de seguridad, se produce mientras Washington concentra una importante fuerza naval en la región, con el despliegue de al menos ocho buques de superficie más un submarino nuclear, cazas de quinta generación F-35B y sistemas de vigilancia aérea no tripulados.
De acuerdo con fuentes navales estadounidenses, el Stockdale se integró recientemente a las operaciones en el Caribe junto con otros destructores como el USS Jason Dunham (DDG-109) y el USS Gravely (DDG-107). Estos buques, habitualmente empleados en misiones de seguridad marítima, actúan en apoyo de los operativos del Comando Sur (SOUTHCOM), que desde agosto intensificó las acciones de interdicción contra el tráfico de drogas y armas. La Armada de EE.UU. ha subrayado que la presencia del destructor en Panamá refleja el compromiso de profundizar la cooperación en la lucha contra el crimen organizado transnacional.

La escala del Stockdale coincide con un contexto de creciente fricción entre Washington y Caracas. En las últimas semanas, fuerzas estadounidenses llevaron a cabo ataques contra lanchas rápidas identificadas como embarcaciones “narco” procedentes de Venezuela, en operaciones que resultaron en la muerte de varios tripulantes. El presidente Donald Trump defendió personalmente estas acciones, alegando que transportaban cocaína y fentanilo con destino a Estados Unidos. Sin embargo, el gobierno de Nicolás Maduro denunció estos operativos como “actos de agresión” y advirtió que ejercerá su “legítimo derecho a la defensa”.
Como respuesta, la Aviación Militar Bolivariana desplegó cazas F-16 que realizaron vuelos de advertencia sobre el destructor USS Jason Dunham. Asimismo, el Ministerio de Relaciones Exteriores venezolano acusó a Estados Unidos de retener ilegalmente una embarcación de pesca, en lo que consideró un intento de “provocar un incidente” para justificar una escalada bélica en el Caribe. Estos episodios han elevado la tensión regional, sumándose a la retórica de confrontación entre Caracas y Washington.

Paralelamente, la Armada de EE.UU. mantiene en el área una poderosa agrupación anfibia encabezada por el USS Iwo Jima (LHD-7), acompañado de los buques USS San Antonio (LPD-17) y USS Fort Lauderdale (LPD-28), que transportan a más de 4.500 efectivos, incluidos 2.000 Marines. A estos medios se suman el crucero lanzamisiles clase Ticonderoga USS Lake Erie (CG-70), el buque de combate litoral USS Minneapolis-Saint Paul (LCS-21) y el submarino de ataque nuclear USS Newport News (SSN-750), conformando una de las mayores concentraciones navales estadounidenses en el Caribe en los últimos años.
El arribo del Stockdale a Panamá, aunque presentado en clave de cooperación y entrenamiento, no puede desligarse del trasfondo geopolítico que enfrenta a Estados Unidos y Venezuela. En un escenario marcado por operativos militares, ejercicios anfibios en Puerto Rico y despliegues aéreos de cazas F-35B y drones de vigilancia MQ-9 Reaper, la presencia de un destructor de misiles guiados en el istmo adquiere un claro valor estratégico para EE.UU.-
*Imágenes empleadas en carácter ilustrativo.-
Tal vez te interese: En el marco de tensiones con Venezuela, los Marines de EE.UU. demuestran sus capacidades anfibias en el Caribe






