A poco mas de una semana de confirmarse su arribo a la Base Aérea de Edwards, Northrop Grumman confirmó que el segundo bombardero furtivo B-21 Raider de la Fuerza Aérea de EE.UU. focalizará sus ensayos en vuelo en pruebas de armamento y sistemas de misión, incorporando además diversos cambios en su diseño en relación con el primer ejemplar entregado a la institución. Este primer ejemplar lleva desde noviembre del 2023 realizando vuelos de prueba frecuentes, en los que se evalúa principalmente su aeronavegabilidad de cara a la llegada de nuevas aeronaves, mismas que se convertirán en la columna vertebral de la flota de bombarderos de la USAF.

Al respecto, desde la mencionada compañía se expresaba: “(NdE: El arribo de la segunda aeronave) complementa una sólida campaña de pruebas en tierra que incluye múltiples aeronaves B-21. Los ingenieros han probado rigurosamente el B-21 para certificar su capacidad de vuelo en las condiciones de misión más extremas y están demostrando su durabilidad mediante simulaciones de la vida útil de las condiciones de vuelo. Los resultados de estas pruebas siguen superando consistentemente las predicciones de los modelos digitales, lo que refuerza la confianza en el rendimiento y el progreso del B-21.”

En línea con la diferenciación de tareas que cada B-21 desempeñará en estas primeras etapas, los observadores y analistas locales indicaron que el segundo bombardero ya no tiene instalados los llamados “leading-edge test boom” y “trailing cone”, elementos empleados para medir datos sobre la velocidad aerodinámica de la aeronave; uno de los factores mas relevantes para las pruebas de aeronavegabilidad a las que se sometió al primer avión.

Cabe recordar en este punto, que la Fuerza Aérea estadounidense está a la espera de completar su primer lote de cinco aeronaves B-21, cantidad que podría ser un indicativo de aquellas unidades que buscará destinar a diversas pruebas previo a la conformación del resto de la flota. Además de la mencionada aeronavegabilidad y la integración de armamento, la institución también evalúa la fiabilidad del diseño en condiciones climáticas extremas, sus cualidades en materia de sigilo y el funcionamiento de sus sensores, entre otros aspectos de relevancia. Estas actividades, al menos por el momento, están a cargo del Escuadrón de Pruebas 420 apostado en la Base de Edwards.

Una vez estos testeos culminen, la institución prevé que los B-21 empleados en estas pruebas puedan ser también empleados en misiones de combate a plena capacidad, salvo una o dos excepciones según informó la fuerza a medios especializados. Reforzando esto último, los directivos del fabricante Northrop Grumman detallaron que los primeros aviones que recibirá la USAF están siendo producidos con herramientas y configuraciones prácticamente idénticas a las de aquellos lotes que en el futuro ingresarán directamente al servicio operativo.

A fechas actuales, la Fuerza Aérea de EE.UU. no ha establecido una fecha precisa para el fin de las pruebas con los B-21 antes de que alcance el estatus operativo pleno, aunque está claro que el arribo de aeronaves adicionales permitirá acelerar este proceso considerablemente; al igual que la inyección de importantes fondos por parte del Congreso al programa que giran en torno a los 4.500 millones de dólares según proyectos de ley recientes. Una vez ello ocurra, se prevé que los bombarderos sean trasladados a la Base Aérea de Ellsworth en Dakota del Sur, permitiendo que esta avance en la sustitución de sus antiguos B-1B; cuyo destino sería la Base Aérea de Dyess situada en Texas.

*Créditos de las imágenes: Fuerza Aérea de EE.UU.

Te puede interesar: La Fuerza Aérea de EE.UU. retiró al último de sus aviones de operaciones especiales MC-12W Liberty

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor deje su comentario
Ingrese su nombre aquí

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.