La Fuerza Aérea de Chile (FACH) está llevando a cabo el ejercicio ADEX-IX, una instancia de entrenamiento avanzado que busca algo más que afinar procedimientos: apunta a medir con precisión el nivel de alistamiento operacional de sus unidades de combate aéreo, en condiciones que simulan con realismo crecientes desafíos en el espectro táctico y logístico.
Lejos de los actos simbólicos o los ejercicios con valor puramente demostrativo, ADEX-IX se ha estructurado como un ejercicio técnico-militar de evaluación de capacidades, donde se articulan diferentes plataformas aéreas, escenarios de combate aire-aire y aire-superficie, y misiones de mando y control aerotransportado.

El ejercicio contempla la participación de aviones de combate y de apoyo de las Iª, IIª, IVª y Vª brigadas aéreas, operando de forma centralizada desde la Base Aérea Pudahuel, sede de la IIª Brigada Aérea en Santiago. En la plataforma se concentran aeronaves F-16 Block 50 del Grupo de Aviación Nº 3 (Iquique), F-16 MLU de los Grupos Nº 7 y Nº 8 (Antofagasta), y F-5 Tigre III del Grupo Nº 12 (Punta Arenas). A estas se suman los aviones de reabastecimiento KC-135E y KC-130R del Grupo de Aviación Nº 10, los que cumplen un rol esencial en la extensión del alcance táctico mediante operaciones REA (Reabastecimiento en el Aire).
El despliegue geográfico previo de estas unidades, junto al traslado de personal y medios desde diferentes zonas del país, representa un desafío logístico considerable que ha sido asumido por el componente terrestre del Ala Base Nº 2, encargado del control de plataforma, mantenimiento de línea, soporte técnico y control de tránsito aéreo militar.
El foco de ADEX-IX está en el entrenamiento conjunto y la interoperabilidad entre sistemas de armas distintos en edad, origen y capacidades. Esto incluye tanto misiones de combate aire-aire entre F-16 y F-5, como operaciones contra objetivos de superficie y tareas de comando y control desde plataformas en vuelo.

“En esta versión se están realizando misiones combinadas entre F-5 y F-16, apoyadas por el KC-135, lo que nos permite no solo ejercitar tácticas de combate aéreo, sino también validar procedimientos en operaciones REA bajo condiciones variables”, señaló el Comandante del Grupo de Aviación Nº 7.
Una de las novedades operativas de esta edición es el uso sostenido de misiones ofensivas y defensivas aire-aire con reglas de enfrentamiento (ROE) realistas, dentro de áreas designadas como zona de combate simulado, ubicadas en la zona central del país. Esto permite evaluar en tiempo real el proceso de toma de decisiones de los pilotos y la eficacia de los sistemas de alerta temprana, enlace de datos y comunicación táctica.
Más allá del alistamiento: validación doctrinaria
Aunque el objetivo explícito de ADEX-IX es medir el grado de alistamiento operacional de las tripulaciones, el ejercicio cumple también una función crítica en el ámbito doctrinario: permite ajustar los programas de instrucción y entrenamiento a partir de datos empíricos obtenidos en condiciones controladas, pero exigentes.
Estas instancias revelan también cuellos de botella operativos y logísticos, desde la interoperabilidad entre plataformas hasta la sostenibilidad de operaciones prolongadas desde una base central. La Base Aérea Pudahuel ha debido sostener durante varios días un ritmo de actividad elevado, con múltiples operaciones diarias, lo que pone a prueba el rendimiento del soporte técnico y del sistema de control de tráfico aéreo militar.
El balance preliminar destaca no solo la participación de las tripulaciones aéreas, sino también el desempeño del personal de tierra, cuya capacidad de respuesta frente a contingencias técnicas, seguridad operativa y gestión de recursos resulta crítica para el éxito de misiones complejas.
ADEX-IX responde a una necesidad concreta: mantener y evaluar la capacidad real de respuesta de la Fuerza Aérea en escenarios que podrían replicarse en una eventual crisis regional. En un contexto internacional marcado por tensiones crecientes, modernización de arsenales en países vecinos y amenazas híbridas, el desarrollo de ejercicios con un componente evaluativo realista es clave para la toma de decisiones estratégicas a nivel institucional.
En ese sentido, la integración de sistemas con distinta edad tecnológica —como los F-5, en proceso de salida gradual, junto a F-16 en sus distintas variantes— pone sobre la mesa la necesidad de transitar hacia un modelo de fuerza más homogéneo en capacidades, pero también más flexible en despliegue y sostenimiento.
La validación de capacidades REA, el entrenamiento en escenarios aire-aire con restricciones dinámicas, y la operación simultánea de múltiples unidades desde una base central, constituyen ejes centrales del análisis post-ejercicio que, más allá de lo operacional, debe traducirse en decisiones concretas sobre modernización, entrenamiento y doctrina.
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