En una operación que marca un hito en la evolución logística de las fuerzas navales del Reino Unido, la Real Armada británica (Royal Navy) ha logrado realizar por primera vez el transporte de carga entre dos buques de guerra mediante drones. El protagonista de esta maniobra fue el Malloy T-150, un vehículo aéreo no tripulado de carga pesada que trasladó suministros desde el portaaviones HMS Prince of Wales hacia el destructor HMS Diamond, ambos desplegados en el océano Pacífico como parte de la misión internacional “Carrier Strike Group 25”.

La operación, llevada a cabo en condiciones reales de navegación, consistió en el traslado de repuestos críticos y suministros médicos entre los dos buques, separados por más de una milla náutica. El Malloy T-150, desarrollado por Malloy Aeronautics, demostró su capacidad para transportar cargas de hasta 68 kilogramos, consolidándose como una solución eficaz para reducir la dependencia de helicópteros y embarcaciones auxiliares en tareas logísticas de corto alcance.
Este avance tecnológico no es producto del azar. En abril de este año, se anunció que el HMS Prince of Wales sería el primer portaaviones británico en incorporar drones de carga durante su despliegue al Pacífico. La decisión respondía a una estrategia de modernización impulsada por la Royal Navy, orientada a mejorar la eficiencia operativa y reducir los riesgos asociados al transporte tradicional en zonas de conflicto o condiciones meteorológicas adversas.

El comandante del HMS Prince of Wales, James Blackmore, destacó que esta operación representa “un paso significativo hacia el futuro de las operaciones navales”, subrayando que el uso de drones permite liberar recursos humanos y materiales para tareas de mayor complejidad. Por su parte, el equipo técnico de Malloy Aeronautics celebró el éxito de la misión como una validación de años de desarrollo e integración con las necesidades específicas de las fuerzas armadas británicas.
Con este primer paso exitoso, la Royal Navy podría posicionarse a la vanguardia en el uso de sistemas no tripulados en el ámbito marítimo, anticipando un futuro donde la interoperabilidad entre plataformas tripuladas y autónomas será la norma. El HMS Prince of Wales, lejos de ser solo un portaaviones, se consolida como un laboratorio flotante de innovación militar.
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