Con el objetivo de modernizar sus capacidades navales y fortalecer su papel dentro de la OTAN, Noruega alcanzó un hito histórico al convertirse en el primer país en adquirir las nuevas fragatas Tipo 26 desarrolladas por el Reino Unido, que comenzarán a incorporarse a su Armada a partir de 2030. Este acuerdo constituye la mayor inversión en defensa marítima realizada por Oslo hasta la fecha y, al mismo tiempo, refuerza la asociación estratégica con Londres en el Atlántico Norte.
El anuncio fue oficializado por el primer ministro Jonas Gahr Støre, quien subrayó que la decisión busca reemplazar de manera progresiva a las fragatas de la clase Fridtjof Nansen, en servicio desde principios de siglo y consideradas hasta ahora el núcleo de la defensa naval noruega. El acuerdo se enmarca en la planificación de largo plazo establecida por el Parlamento, que había fijado la necesidad de elegir con urgencia un socio estratégico para la adquisición, operación y desarrollo de los nuevos buques.
La selección británica se produjo tras un proceso competitivo en el que también participaron Francia, Alemania y Estados Unidos. De acuerdo con Støre, todas las propuestas resultaron sólidas y atractivas, pero el Reino Unido fue priorizado por razones estratégicas, técnicas e históricas. La recomendación del propio jefe de las Fuerzas Armadas noruegas reforzó la opción de Londres, consolidando así una decisión con implicancias trascendentales para la defensa de ambos países.

El contrato prevé la incorporación de al menos cinco fragatas Tipo 26, prácticamente idénticas a las que entrarán en servicio en la Royal Navy. Estas unidades están diseñadas específicamente para la guerra antisubmarina y contarán con avanzados sensores, sistemas de armas de última generación y capacidad para operar helicópteros especializados. Este equipamiento les permitirá desempeñar un papel fundamental en las operaciones de vigilancia, control y defensa en los mares del norte de Europa, una de las regiones de mayor sensibilidad estratégica para la OTAN.
El acuerdo contempla, además, una dimensión industrial de gran alcance. El Reino Unido garantizó que la industria noruega participará en el mantenimiento, modernización y soporte de las nuevas fragatas, con un nivel de retorno equivalente al valor total de la adquisición. Esta cooperación, además de asegurar transferencia tecnológica, fomentará la generación de empleo y fortalecerá la base industrial de defensa de Noruega, integrándola en el ecosistema naval británico liderado por BAE Systems.

La exportación hacia Noruega coincide con los avances en el propio programa británico: en agosto pasado, BAE Systems trasladó la sección de popa de la tercera fragata de la serie, la HMS Belfast, a la moderna nave cubierta Janet Harvey Hall, en los astilleros de Govan, marcando un hito al convertirse en la primera Tipo 26 que será ensamblada íntegramente bajo techo, a lo que se suma la reciente colocación del cañon de proa en la HMS Glasgow, primera unidad de la clase. Estos buques, de 150 metros de eslora y 8.000 toneladas de desplazamiento, estarán equipados con un cañón Mk 45 Mod 4 de 127 mm, el sistema de lanzamiento vertical Mk 41 con misiles antiaéreos Sea Ceptor de MBDA y el sistema de defensa aérea de punto Phalanx Block 1B. La tripulación básica es de 157 personas, con capacidad para albergar a 50 efectivos adicionales, un estándar que se replicará en las unidades destinadas a Noruega.
Con un valor cercano a los 10.000 millones de libras esterlinas, este acuerdo constituye el mayor contrato de exportación naval en la historia del Reino Unido, asegurando más de 4.000 empleos en su industria, particularmente en los astilleros de Glasgow. Al mismo tiempo, consolida la histórica relación entre Oslo y Londres, marcada desde la Segunda Guerra Mundial por la cooperación naval.
*Imágenes empleadas en carácter ilustrativo.-
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