En medio de las negociaciones entre el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo ruso Vladimir Putin para poner un fin a la guerra en Ucrania, ha surgido un nuevo reporte que indica que los EE.UU. habrían estado impidiendo a las Fuerzas Armadas Ucranianas el uso de misiles balísticos ATACMS contra objetivos dentro de las fronteras rusas, limitando por varios meses las capacidades de Kiev para contrarrestar la invasión de Moscú. Particularmente la decisión, que no fue anunciada de forma oficial, se habría tomado a través de un procedimiento de alto nivel en el Pentágono, bloqueando los planes de ataque de Ucrania en al menos una ocasión.

La novedad en cuestión fue presentada por la publicación estadounidense The Wall Street Journal, la cuál sostiene que ha consultado con dos funcionarios de defensa que en condición de anonimato confirmaron lo antes planteado. Según explican, la Casa Blanca habría buscado que con dicha decisión su contraparte rusa vea una señal de buena voluntad para llevar a cabo las negociaciones, a la vez que pone a Kiev en una incómoda posición para actuar por su cuenta sin la expresa autorización del Pentágono; lo que se traduce en mayor presión para aceptar potenciales términos de un acuerdo.
Ampliando en detalles, el reporte describe que fue el subsecretario de políticas del Pentágono, Elbridge Colby, quién estableció el recién mencionado mecanismo de revisión por el cuál Kiev debe obtener autorización de Washington previo a emplear armamento estadounidense en misiones de ataque; abarcando incluso a aquellas armas que fueron suministradas por los aliados europeos de la causa ucraniana pero que dependen de datos de inteligencia proporcionados por EE.UU. para ser empleadas. En pocas palabras, ello se traduce en que el secretario de defensa Pete Hegseth tenga la llave para que Ucrania pueda atacar territorio ruso.

Cabe destacar en dicho sentido, que el propio presidente Trump recientemente publicó en sus redes sociales un preocupante mensaje para las esperanzas de Kiev de sostener el conflicto, afirmando que sería prácticamente imposible para Ucrania ganar la guerra sin tener la capacidad de pasar a la ofensiva sobre territorio ruso. Esto va en línea con sus declaraciones anteriores realizadas durante la campaña que lo llevó a ganar la presidencia de los EE.UU., en las que sostenía una postura de contrariedad a la decisión del entonces presidente Joe Biden de permitir que el país europeo sea suministrado con armamento de larga distancia para su empleo en misiones ofensivas, temiendo con ello una escalada mayor del conflicto.
Sin embargo, de forma un tanto sorpresiva considerando lo antes dicho, el gobierno estadounidense también habría aprobado recientemente el envío de hasta 3.350 nuevos misiles ERAM de bajo costo para equipar a las aeronaves F-16 de la Fuerza Aérea de Ucrania, mismos que como requisito de la solicitud elaborada por el Centro de Gestión del Ciclo de Vida de la Fuerza Aérea (AFLCMC) de EE.UU. debían contar con un alcance de al menos 463 kilómetros. Se trata en principio de una operación que requiere la inversión de unos 850 millones de dólares, de los cuáles una gran parte será provista por fondos de países europeos, previéndose su entrega en aproximadamente seis semanas.
*Imágenes empleadas a modo ilustrativo
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