En el marco de las operaciones de seguridad marítima impulsadas por Washington en el Caribe, la Armada de Estados Unidos continúa fortaleciendo su presencia en la región con el despliegue de un crucero de misiles guiados y un submarino nuclear de ataque. Recientemente, la U.S. Navy ordenó el despliegue del USS Lake Erie (CG-70) y el submarino nuclear de la clase Los Angeles USS Newport News (SSN-750), que llegarán a la zona a comienzos de la próxima semana, como parte de un esfuerzo más amplio orientado a enfrentar la amenaza que representan los carteles de la droga y organizaciones criminales transnacionales.
El USS Lake Erie es un crucero de la clase Ticonderoga, equipado con el sistema de combate AEGIS y con capacidad para lanzar misiles de ataque terrestre, antiaéreos y antibuque. Su despliegue en el Caribe constituye una señal de la determinación de Washington de mantener una capacidad de respuesta rápida y flexible ante posibles contingencias, al tiempo que refuerza la vigilancia sobre las rutas marítimas empleadas para el tráfico de drogas hacia Norteamérica.
Por su parte, el USS Newport News es un submarino de ataque rápido de la clase Los Angeles, propulsado por energía nuclear. Con una amplia capacidad de disuasión y operaciones encubiertas, esta unidad puede llevar a cabo misiones de inteligencia, seguimiento de objetivos y ataques de precisión con misiles de crucero Tomahawk. Su presencia en el Caribe refuerza la dimensión submarina de la estrategia estadounidense, dificultando la acción de los grupos criminales y enviando un mensaje político de poder naval en la región.
Este movimiento se suma a un despliegue mayor que ya había incluido el envío de un escuadrón anfibio compuesto por los buques de la clase San Antonio USS San Antonio (LPD-17) y USS Fort Lauderdale (LPD-28), junto al buque de asalto anfibio de la clase Wasp USS Iwo Jima (LHD-7). En total, se movilizaron alrededor de 4.500 efectivos, entre ellos 2.200 Marines. En paralelo, el mes pasado se reportó la presencia en aguas cercanas de tres destructores de la clase Arleigh Burke —USS Gravely (DDG-107), USS Jason Dunham (DDG-109) y USS Sampson (DDG-102)—, así como del buque de combate litoral USS Minneapolis-St. Paul (LCS-21), todos integrados a las operaciones de seguridad marítima contra el narcotráfico.
El Comando Sur de Estados Unidos ha señalado que estas operaciones buscan neutralizar a las denominadas “narco-organizaciones terroristas”, entre ellas el Cartel de Sinaloa y el grupo venezolano Tren de Aragua, ambos designados como organizaciones terroristas globales por la administración Trump. Aunque las autoridades estadounidenses no han dado detalles precisos sobre la misión de cada unidad naval, la concentración de buques de superficie, medios aéreos y submarinos refleja un esfuerzo sostenido por incrementar la presión sobre los grupos criminales en la región.
Este tipo de operaciones no es nuevo. En 2020, el Comando Sur lanzó una de las mayores maniobras navales en el Caribe en décadas, con la participación de destructores, buques de apoyo y aeronaves de patrulla marítima. Desde entonces, se han mantenido patrullas periódicas que combinan objetivos de interdicción contra el crimen organizado con la proyección de poder de Estados Unidos en su zona de influencia estratégica. Con el arribo del crucero USS Lake Erie y del submarino USS Newport News, Washington reafirma su estrategia de control marítimo y de disuasión integral en el Caribe, un escenario clave en la geopolítica regional.
*Imágenes empleadas en carácter ilustrativo.-
Tal vez te interese: El buque hospital USNS Comfort de la Armada de EE.UU. inició un nuevo despliegue humanitario con destino a Centroamérica y Sudamérica
