En un gesto que podría marcar un punto de inflexión en las relaciones entre dos viejos rivales, dejando atrás años de competencia geopolítica, los ejércitos de la República Popular China y la República Socialista de Vietnam comenzaron ejercicios militares conjuntos en la región autónoma de Guangxi, justo en la frontera sur de China. La actividad, definida como un “ejercicio de cooperación fronteriza”, incluye entrenamiento en rescate en montaña, maniobras coordinadas en terreno selvático y prácticas logísticas conjuntas.
La elección de Guangxi no es meramente geográfica: se trata de una zona históricamente sensible, ubicada cerca del epicentro de las antiguas batallas fronterizas entre ambos países. El hecho de realizar maniobras combinadas allí refleja un intento de Beijing y Hanoi de proyectar una imagen de estabilidad y entendimiento estratégico, en medio de un escenario regional marcado por tensiones en el Mar de China Meridional y rivalidades en expansión.

Herencia bélica: memoria del conflicto armado
Las relaciones entre China y Vietnam han sido tensas durante buena parte del siglo XX. Aunque ambos países compartieron una ideología comunista durante la Guerra Fría, la ruptura comenzó a hacerse evidente tras la intervención vietnamita en Camboya en 1978, que acabó con el régimen pro-chino de los Jemeres Rojos. Como represalia, China invadió el norte de Vietnam en febrero de 1979 en lo que denominó una “guerra punitiva”. Aunque Beijing declaró su victoria al poco tiempo, el conflicto dejó decenas de miles de muertos en ambos bandos y profundas cicatrices políticas.
El enfrentamiento bélico no se limitó a la guerra de 1979. Durante la década siguiente, se sucedieron enfrentamientos esporádicos a lo largo de la frontera terrestre y escaramuzas en el mar, especialmente en las islas Spratly, donde en 1988 murieron decenas de marinos vietnamitas en una confrontación con buques chinos. No fue hasta 1991 que ambos países restablecieron formalmente relaciones diplomáticas, pero las heridas del conflicto han perdurado en la memoria colectiva y en la percepción mutua como rivales estratégicos.


Tensiones actuales: disputas marítimas y la línea de poder
A pesar del aumento del comercio bilateral y de la normalización diplomática, las tensiones entre Vietnam y China han persistido, especialmente en el Mar de China Meridional. China reclama prácticamente la totalidad de ese mar, delimitado por su polémica “línea de los nueve trazos”, lo que entra en conflicto directo con las reclamaciones vietnamitas sobre varios archipiélagos y zonas económicas exclusivas. La presencia de plataformas petroleras chinas, como la famosa Haiyang Shiyou 981 en 2014, ha generado protestas masivas en Vietnam y choques entre embarcaciones de ambos países.
En 2025, las tensiones no han disminuido. En los últimos meses, Hanoi ha protestado enérgicamente por maniobras militares chinas en el Golfo de Tonkín, así como por incidentes protagonizados por la guardia costera china cerca de los arrecifes Sandy Cay, en las disputadas islas Spratly. A la par, China ha criticado el acercamiento de Vietnam a Estados Unidos y su participación en ejercicios navales multilaterales. Este contexto otorga un matiz de ambigüedad estratégica a los ejercicios actuales en Guangxi: si bien muestran una voluntad de cooperación, también reflejan una vigilancia mutua constante.

Ejercicios en Guangxi: una decisión estratégica
Los ejercicios en Guangxi han sido presentados oficialmente por ambos gobiernos como una operación “enfocada en misiones humanitarias, coordinación fronteriza y respuesta ante desastres”. La agenda incluye entrenamiento médico, evacuaciones tácticas y simulacros de rescate en terreno montañoso, aunque observadores internacionales destacan que este tipo de ejercicios también mejora la interoperabilidad táctica y la comunicación de mando entre las fuerzas armadas de ambos países. Para China, también representa una oportunidad de mostrar liderazgo regional en la seguridad no tradicional.
Además, estos ejercicios se enmarcan en el proyecto estratégico de conectividad regional promovido por Beijing: la Iniciativa “Dos Corredores, Un Círculo Económico”, que integra el sur de China con el norte de Vietnam mediante infraestructura logística, comercio y cooperación política. Guangxi es una pieza clave en este esquema, funcionando como puente entre ambos países. El desarrollo de maniobras militares conjuntas allí podría interpretarse como un intento de asegurar el entorno operativo para estos corredores, reduciendo el riesgo de incidentes fronterizos y generando confianza operativa.

Para finalizar, se debe tener en cuenta que estos ejercicios no deben leerse únicamente como una respuesta a desafíos externos o internos, sino como un avance significativo en la construcción de una “comunidad de seguridad compartida” entre ambos países. Sin olvidar que han tenido choques de intereses en el pasado, por lo que la confianza desde el incidente de 1979, se ha perdido, y lo que busca Beijing es reestablecerla. Y si se analiza un poco más en profundidad, estos ejercicios podrían sentar un precedente para mecanismos de cooperación militar más estructurados dentro del sudeste asiático, especialmente en áreas donde las disputas territoriales son sensibles.
*Imágenes a modo ilustrativas.
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