Desde las calurosas pistas de Antofagasta hasta los gélidos canales de Punta Arenas, pasando por los puertos estratégicos de Valparaíso y las bases del centro-sur chileno, las aeronaves MC-130J y U-28A Draco del Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea de Estados Unidos desplegaron un abanico de capacidades avanzadas en el marco de la duodécima edición del Ejercicio Multinacional “Estrella Austral” (Southern Star ‘25), el mayor entrenamiento de Fuerzas Especiales en América Latina.

Una fuerza aérea flexible, precisa y global
Uno de los protagonistas del despliegue aéreo fue el 27th Special Operations Wing (27 SOW) de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF), con base en Cannon (Nuevo México). Esta unidad especializada llevó al ejercicio dos de sus plataformas más versátiles: el MC-130J Commando II, diseñado para misiones de infiltración y reabastecimiento en entornos hostiles, y el U-28A Draco, un avión ligero de vigilancia y reconocimiento con gran capacidad táctica.
“El compromiso de Estados Unidos con sus aliados en el Cono Sur y en el hemisferio occidental se hace visible en ejercicios como éste. Estamos aquí con el mismo nivel de integración y apoyo que brindamos en cualquier parte del mundo”, señaló el teniente coronel Graydon Sponaugle, comandante de misión del 27 SOW para Estrella Austral.

Logística avanzada, interoperabilidad real
En Antofagasta, los Air Commandos ejecutaron una demostración de reabastecimiento expedicionario (FARP) con el MC-130J, enseñando a las fuerzas chilenas cómo sostener operaciones especiales lejos de bases convencionales. Al día siguiente, el mismo avión participó en entrenamientos de salto estático con paracaidistas chilenos, reforzando la interoperabilidad y la confianza táctica entre ambas fuerzas.
Por su parte, el U-28A Draco desplegó sus capacidades ISR (Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento) en múltiples escenarios. En Rancagua, transmitió en tiempo real video aéreo de alta definición a través de un nodo satelital terrestre establecido por las tropas estadounidenses. En Valparaíso, durante una operación marítima de tipo Visit, Board, Search and Seizure (VBSS) que involucró a Navy SEALs de EE.UU., comandos chilenos y unidades de la Armada de Chile, el Draco brindó cobertura de reconocimiento aéreo, demostrando su utilidad en misiones de interdicción marítima y apoyo coordinado.


Chile como laboratorio estratégico
El despliegue a lo largo del territorio chileno —uno de los más geográficamente diversos del mundo— puso a prueba las capacidades de proyección y adaptabilidad de las Fuerzas de Operaciones Especiales. Desde pistas improvisadas en el desierto hasta escenarios navales en los canales australes, los desafíos logísticos y climáticos fueron superados por el 27 SOW, confirmando su preparación para misiones reales en entornos de alta complejidad.
El ejercicio también sirvió como espacio de experimentación e integración tecnológica, combinando planificación de misiones distribuidas, comunicaciones satelitales en tiempo real y coordinación multinacional en los dominios aéreo, marítimo, terrestre, espacial y cibernético. “Southern Star ha sido una nueva demostración de cómo EE.UU. puede integrarse con cualquier aliado en el mundo para alcanzar objetivos comunes, de manera efectiva y beneficiosa para todos”, concluyó Sponaugle.
*Imágenes a modo ilustrativo.
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