Tras una serie de ejercicios y actividades en cooperación con aliados internacionales y la Alianza Atlántica, el Grupo de Combate Expedicionario (GCE) “Dédalo” de la Armada española finalizó el pasado 17 de junio la segunda fase de su despliegue 2025 en el Atlántico y el Mediterráneo. Sin embargo, esto no marca el fin de sus operaciones, ya que está previsto que regrese a su base en Rota el 9 de julio para luego continuar su misión en los próximos meses, contribuyendo a la vigilancia marítima y aérea, así como a la cooperación internacional.

El despliegue del GCE “Dédalo 25” comenzó el 29 de enero con los preparativos de sus efectivos, integrados por aproximadamente 1.733 militares. Dos días después, el 31 de enero, dio inicio oficialmente la primera fase en aguas del Mediterráneo y el Egeo, con el objetivo de reforzar la disuasión y defensa, consolidar el compromiso de España con la OTAN, proyectar su poder naval, demostrar su autonomía logística y destacar las capacidades de la industria nacional de defensa.
La segunda fase del despliegue arrancó el 17 de junio, tras la finalización del ejercicio SINKEX-25, un avanzado entrenamiento de lanzamiento de armas realizado los días 15 y 16 de junio en aguas del archipiélago canario. Durante esta etapa, el GCE participó en operaciones dentro del marco de la Alianza Atlántica, como el ejercicio Neptune Strike, donde quedó integrado durante dos días bajo el mando de las Fuerzas Navales de Ataque y Apoyo de la OTAN (STRIKFORNATO). Allí, en el Tirreno, ejecutó ataques de largo alcance desde el Mediterráneo central contra blancos situados en zonas de entrenamiento con fuego real en Croacia, Eslovaquia y Rumanía, con apoyo de JTACs (ontroladores multinacionales de ataque terminal conjunto) en tierra y aviones del Juan Carlos I.


En cuanto a la cooperación conjunta y ejercicios bilaterales, el GCE operó con el Ejército de Tierra destacando el el cruce táctico del Estrecho de Gibraltar, donde la fragata Blas de Lezo integró efectivos y equipos del Regimiento de Artillería núm. 4 (RACTA IV), aportando capacidades avanzadas de vigilancia y control. Por su parte, el Ejército del Aire demostró su capacidad de proyección aérea desde el mar con los aviones AV-8B+ Harrier II, ejecutando misiones de interdicción aérea a larga distancia contra blancos protegidos, sin ser detectados.
El GCE “Dédalo” también realizó maniobras bilaterales con Portugal y Francia. En el Mediterráneo, colaboró con el destructor francés Chevalier Paul en ejercicios de guerra de superficie, combate aéreo, reaprovisionamiento en la mar y asistencia exterior al buque de aprovisionamiento Cantabria, donde la dotación francesa prestó apoyo.
Por otro lado, ha resaltado el desempeño de las unidades de Infantería de Marina quienes llevaron a cabo un raid anfibio en Baleares, con desembarco y toma de posiciones en tierra. Posteriormente, en la fase final del despliegue, ejecutaron operaciones combinadas anfibias, aéreas, navales y terrestres durante tres días en el Atlántico. Estas maniobras incluyeron un ejercicio de entrada inicial en un escenario de alta intensidad, enfrentándose a una fuerza opositora en posición defensiva que empleó drones.


Como colofón, el 8 de julio está prevista una demostración de desembarco en la playa de La Malagueta (Málaga), que servirá como exhibición de las capacidades ofensivas de la Fuerza de Desembarco. Además, otras actividades han sido difundidas a través de las redes sociales de la Armada, tales como adiestramiento de piloto abatido “Personal Recovery”; y la evacuación y tratamiento de bajas masivas con la participación del resto de la agrupación en conjunto con Sanidad Naval Operativa.
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