A medida que se consolida el actual esquema presupuestario del Ministerio de Defensa para 2025, comienzan a visibilizarse las consecuencias prácticas dentro del funcionamiento cotidiano y la planificación futura de las Fuerzas Armadas Argentinas. Con un crédito vigente que en términos reales no revierte la caída señalada el año pasado, el margen operativo para encarar nuevos programas o sostener los ya iniciados es cada vez más estrecho. Si bien han existido refuerzos monetarios en el ultimo tiempo, los mismos no logran revertir la tendencia de desgaste que existe sobre la estructura de defensa. Incluso desde las propias fuerzas se ha tratado de buscar garantizar un funcionamiento básico estructural utilizando fondos presupuestados para el año para adelantar pagos de servicios de las unidades y a efectos de no recibir un impacto tan duro para los últimos meses del año, cuando se vislumbran generalmente los problemas de sostenimiento y alistamiento de las unidades.
Uno de los principales síntomas de este proceso de dificultades es la centralización de la comunicación oficial en torno a un único proyecto: la adquisición de aviones caza F-16 para la Fuerza Aérea Argentina. Aunque se trata de una compra estratégica y con alto impacto simbólico, su protagonismo ha desplazado de la agenda pública y presupuestaria a otros programas críticos, muchos de los cuales permanecen estancados por falta de financiamiento.
Los proyectos de reequipamiento del Ejército Argentino y la Armada Argentina, por ejemplo, están prácticamente paralizados. En el caso del Vehículo de Combate Blindado a Rueda (VCBR), continúan las tensiones por la falta de decisión sobre este programa. Incluso se sostiene que en cuanto a las necesidades del Ejército hay una continuidad de lo que fueron las gestiones pasadas de otros color partidario: “solo promesas y fotos” sostienen. Según pudo saber Zona Militar, pese a operaciones de prensa y civiles muy interesados en que se firme incluso por los LAV neozelandeses (opción resistida y desconfiada internamente), el proyecto no termina de calar dentro de la agenda ministerial. No hay fondos disponibles.

La situación es similar en otros sectores. Numerosos planes de modernización, renovación de medios o adquisición de capacidades siguen sin avances. En este contexto, la proyección de nuevas iniciativas resulta inviable para los Estados Mayores, que ven sus márgenes de acción reducidos a tareas de mantenimiento y administración de la escasez.
En paralelo, la reciente decisión de desplegar más de mil efectivos (aunque otros miles en tareas de apoyo) del Ejército Argentino en el norte del país bajo la denominada Operación Roca ha evidenciado las limitaciones materiales con las que se trabaja. A pesar del peso político del anuncio, fuentes consultadas señalaron que no existe un presupuesto solido que empuje a dicha operación, y que la mayoría de los gastos recaen directamente sobre los recursos actuales del Ejército. La dotación a operar en la frontera enfrenta dilaciones logísticas.
Más allá de lo operativo, el bajo presupuesto actual también colisiona con una demanda que resuena cada vez más en ámbitos institucionales: la necesidad de sacar a la tropa de la línea de pobreza. Según un relevamiento publicado por Zona Militar el 14 de junio, los sueldos de buena parte del personal militar no alcanzan a cubrir la canasta básica ni el salario mínimo, situación que ha generado creciente malestar y reclamos por una recomposición salarial urgente.
En este marco, el Ministerio de Defensa se enfrenta a un escenario complejo: con un discurso oficial centrado en logros puntuales como los F-16, debe al mismo tiempo gestionar tensiones internas, justificar el freno de múltiples programas estratégicos y sostener despliegues operativos sin el respaldo financiero necesario. Todo ello en un contexto político donde el área compite por recursos limitados frente a otras prioridades del Ejecutivo. En cuanto al F-16 se le ha mencionado a este medio desde fuentes muy autorizadas que de no cambiar la tendencia presupuestaria, las dificultades para sostener y mantener activa esa flota va a ser palpable.
La continuidad de este esquema podría profundizar la brecha entre los discursos de modernización y las condiciones reales de funcionamiento de las Fuerzas Armadas, afectando no sólo la moral y operatividad de las tropas, sino también el cumplimiento de los objetivos estratégicos del país en materia de defensa.
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Correcta apreciacion de la nota, es tiempo de avanzar en temas centrales de defensa vehiculos del ejercito, submarinos, escalas salariales y demas pendientes y definirlos de una vez, sino se quedara en pendientes como tantas administraciones de defensa anteriores con el daño consabido a la defensa de la nacion.
Aclaremos algunos puntos. El primero es que del precio de compra de los F 16, solo se habría pagado 40 millones de dólares, conforme surgiría de los Anexos de la Decisión Administrativa 470/2024 del Ejecutivo, que realiza las modificaciones presupuestarias pertinentes a fin de liberar los fondos para el pago. Supuestamente se abonó esa cifra dado que el primer avión llegó, que aunque no vuela, es parte del acuerdo de compra.
En lo personal creo que la compra de los aviones F16 fue básicamente una medida estratégica del gobierno nacional para satisfacer a dos partes, basada más en una decisión coyuntural que como estrategia de programa: uno, al gobierno norteamericano para mostrar la fidelización con el país del norte, excluyendo otras opciones ofrecidas por otros gobiernos y dos, a las Fuerzas Armadas Argentinas para mostrar la realidad del futuro de cambio que venían sufriendo desde hace años, como el punto de partida de una promesa realizada, principalmente por el sector de la Vice Presidencia de la Nación, quién está realmente vinculada con el sector.
No deseo realizar especulaciones sin sustento, pero no sería descabellado pensar que las actuales desavenencias con el Presidente pueda tener como origen, la falta de cumplimiento a la promesa de mayor presupuesto para las FFAA.
Hoy la mayoría de los economistas reconocen las dificultades económicas que tiene nuestro país, manifestado que solo con disminuir la inflación – eje de toda la estrategia del gobierno nacional – no es suficiente. A ello tenemos que agregar que en el próximo año 2026 hay que pagar al FMI más de diez mil millones de dólares que no refinanciará conforme lo expresa el mismo organismo, lo cual indudablemente deberá buscar los fondos por otros medios y condiciona cualquier decisión de mayores gastos presupuestarios por parte del Ministerio de Economía que por supuesto influye en todos los ámbitos del gobierno nacional. El Ministerio de Defensa no es la excepción.
Por otro lado, las inversiones externas vía RIGI no son las esperadas y la respuesta del ciudadano argentino que retire los dólares del colchón ha sido completamente negativa. Todo esto obviamente se refleja en la anomia de la economía real, por lo que si bien se ha logrado disminuir considerablemente la inflación – que sin embargo aún subsiste – las medidas macro económicas del gobierno no se irradia en en la gran mayoría de la población. Y este es uno de los mayores desafíos que tiene el gobierno porque necesita que en las próximas elecciones de medio término, es decir elección de parte del Parlamente Nacional, el gobierno gane las elecciones porque necesita un Poder Legislativo que apruebe las leyes y medidas coyunturales y de fondo que según dice, transformará definitivamente a nuestro país.
Toda esta introducción la hago simplemente para decir que la situación actual de nuestras Fuerzas Armadas, en el mejor de los casos, no se modificará hasta bien entrado el año que viene y hasta es probable que se retrase el ingreso de los aviones comprometidos por la compra.
Otra vez, más de lo mismo: retrasos y faltas de presupuesto.
Otra vez, más de lo mismo: retrasos y faltas de presupuesto.
Cambian los gobiernos y los signos políticos, pero la desinversión en Defensa no cambia. Sólo se llenan la boca invocando grandes proyectos con nombres creativos.
Con todo respeto: Ayer opiné sobre este este, pero no se publicó, mi nota. Gracias igual.Enrique.
Hasta que no se implemente un acceso de fondos permanente y sustentable, la situacion no va a revertir, deberian por ley determinarse la asignacion de fondos derivados de las regalias que cobre el estado Nacional que provengan de la explotacion minera, gas y petroleo entre otras fuentes, y no de los fondos asignados por el presupuesto, que la mayoria de las veces son cuestionados o sus partidas reasignadas a otras necesidades.-
No es rara esta situación. Un gobierno que obtiene superávit fiscal a base de no hacerse cargo de ninguna obligación del estado, obvio que va a postergar la defensa. Lo hace con la salud pública, con la obra pública (las rutas no mantenidas ya matan gente) y otras obligaciones de la Nación. El tema F-16 es alentador, pero solo con eso no se garantiza la defensa del país. No creo que esto mejore en tiempos venideros, tal vez pase todo lo contrario.