Después de más de ocho meses de despliegue operativo en el Medio Oriente y Europa, el Grupo de Ataque del portaaviones nuclear USS Harry S. Truman (CVN-75) de la Armada de Estados Unidos (U.S. Navy) concluyó su misiones en las aéreas de responsabilidad de las 5a y 6a Flota de Estados Unidos, regresado a la Estación Naval de Norfolk en el estado Virginia. La fuerza naval, que zarpó en septiembre de 2024, tuvo una intensa actividad que incluyó operaciones en el Mar Rojo, ejercicios multinacional con países de la OTAN y escalas diplomáticas en múltiples puertos europeos.

A lo largo de su despliegue, el Grupo de Ataque, integrado por el USS Truman, el crucero USS Gettysburg (CG-64), los destructores USS Stout (DDG-55) y USS Jason Dunham (DDG-109), y el Ala Aérea Embarcada CVW-1 con nueve escuadrones, llevó adelante más de 13.000 despegues aéreos, acumulando unas 25.000 horas de vuelo. A su vez, los buques del Grupo recorrieron más de 24.000 millas náuticas en una misión marcada por las operaciones de proyección de poder, disuasión y apoyo a aliados.
Durante su navegación por Europa, el USS Truman participó del ejercicio Neptune Strike 24-2 en el Mar del Norte, colaborando con buques de Portugal, Noruega e Italia, y el Grupo de Ataque de Reino Unido. Asimismo, realizaron escalas en puertos clave como Noruega, Suecia, Alemania, Francia, España, Grecia, Croacia y Finlandia, reforzado la presencia naval estadounidense en el flanco de la OTAN.

Mientras se dirigía a esa segunda etapa de su misión, el Grupo de Ataque del USS Harry S. Truman sufrió el primero de los que sería una serie de eventos desafortunados que marcaron su despliegue, a saber, una colisión con un buque civil cerca de las costas egipcias. Ello derivó en una escala imprevista en la bahía de Souda (Grecia) para recibir trabajos de mantenimiento, mientras que a la par, se despidió al capitán de la nave Dave Snowden y se lo sustituyó por el capitán Christopher Hill.
Ya en Medio Oriente, en febrero el grupo prestó apoyo a operaciones del Comando de África (USAFRICOM) de EE. UU. desde el Mar Rojo, lanzando ataques contra objetivos del ISIS en Somalia. Luego en marzo, las unidades participaron de los ataques iniciales contra objetivos hutíes en Yemen como parte de las Operación Rough Rider, que incluyó el empleo y lanzamientos de misiles Tomahawk, y ataques aéreos de precisión para reducir la capacidad operativa de los rebelde respaldados por Irán y proteger el tráfico marítimo comercial en el Mar Rojo.

Resulta importante destacar, que durante el período que pasó desplegado en la región, el portaaviones de la Armada estadounidense fue blanco de múltiples ataques hutíes. En uno de ellos, llevado a cabo el mes pasado, la nave se vio incluso forzada a realizar bruscas maniobras evasivas que derivaron en la pérdida del segundo caza F/A-18 Super Hornet de su ala embarcada tras que esta cayera al mar mientras era remolcado en la cubierta de hangares; el primero se había perdido en diciembre a causa de un incidente de fuego amigo que involucró al crucero USS Gettysburg (CG-64). En fechas más recientes, el portaaviones volvió a verse involucrado en un incidente que conllevó la pérdida de un tercer caza F/A-18 Super Hornet, sumando a la ya larga lista de problemas dados a conocer durante el despliegue. En este caso, la Armada de EE. UU. reportó que no se trató de un evento derivado del accionar hutí, sino que más bien de una falla durante la maniobra de aterrizaje de este en la cubierta.
Abandonando Medio Oriente a principios del mes de mayo, el repliegue a Estados Unidos del portaaviones nuclear USS Harry S. Truman se marca la finalización de una navegación que puso a prueba la capacidad de respuesta, proyección de fuerza y sostenimientos logísticos de la Armada de EE. UU. en escenarios cada vez más complejos.
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