*Por Noelia Martínez Hanzeliková.

Introducción

El Ártico ha sido durante siglos una región lejana y de difícil acceso, percibida más como un desierto helado que como un punto estratégico de interés internacional. No obstante, debido al deshielo progresivo generado por el cambio climático ha transformado radicalmente esta percepción. La apertura de nuevas rutas marítimas, la posibilidad de explorar recursos energéticos y minerales, y el posicionamiento militar estratégico está convirtiendo al Ártico en un espacio geopolítico cada vez más disputado. Este trabajó analizará la creciente militarización de la región a partir de los intereses y estrategias de los tres actores clave: Rusia, Estados Unidos y China. La controversia que guía el análisis es si él deshielo del Ártico lo convertirá en el próximo escenario de conflictos global. (Borgerson, 2013)

Además, del interés estratégico y económico, el Ártico representa un eje simbólico en la narrativa de poder de las grandes potencias. En un mundo donde los efectos del cambio climático están generando nuevas dinámicas geopolíticas, la capacidad de dominar un territorio emergente como el Ártico se traduce en influencia internacional y capacidad de anticiparse a futuras crisis. Asimismo, la región se está convirtiendo en una plataforma para probar nuevas doctrinas de defensa y tecnología de vigilancia en condiciones extremas. Esta convergencia de factores hace del Ártico un entorno único, donde se entrelaza seguridad, economía, medioambiente y diplomacia.

EL ÁRTICO EN LA AGENCIA GEOPOLÍTICA CONTEMPORÁNEA

El deshielo del Ártico representa un punto de inflexión en la geopolítica mundial. De acuerdo con los datos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), la temperatura en el Ártico ha aumentado el doble del promedio global, provocando una disminución drástica de la superficie helada durante los veranos (IPCC, 2021). Esto ha abierto nuevas rutas como la ruta marítima del Norte, reduciendo en un 40% el tiempo de transporte entre Asia y Europa (Humpert, 2019). Asimismo, se estima que el 13% del petróleo no descubierto y el 30% del gas natural del mundo podría encontrarse en esta región. A ellos se suma la creciente importancia del Ártico como zona de vigilancia y defensa, debido a su cercanía entre los principales polos del poder global. (US Geological Survey, 2008)
La competencia por el Ártico no se limita a estados con litoral Ártico. Países como Japón, Corea del Sur, India y la Unión Europea (UE) han comenzado a delinear estrategias para involucrarse en la región, concretamente en lo relacionado con investigación científica, transporte marítimo y cooperación energética. En el año 2023, la UE publicó su actualización de la estrategia ártica, en la que se comprometió a aumentar su presencia a través de estaciones de monitoreo climático y acuerdos con Groenlandia y Noruega (European Commission, 2023) Esto evidencia que el Ártico ha dejado de ser un vacío estratégico y sea transformado en un espacio de gobernanza global en disputa.

RUSIA PROYECCIÓN MILITAR Y RECUPERACIÓN DE LA INFLUENCIA POLAR

Rusia, es el país con mayor parte del territorio Ártico y ha desarrollado una doctrina clara de fortalecimiento de su presencia en dicha región. A partir del año 2008, con la reanudación de vuelos de patrullaje estratégico, y concretamente tras la anexión de Crimea en 2014, Rusia ha aumentado su inversión en infraestructuras militares en el Ártico. Actualmente, Rusia opera más de 40 instalaciones militares en el Ártico, muchas de ellas han sido reactivadas desde la era soviética. (Wezeman, 2021)

Rusia posee la flota de rompehielos nucleares más grande del mundo y le ha otorgado capacidad suficiente para navegar durante todo el año, facilitando la protección de rutas comerciales y plataformas de extracción (Staalesen, 2020). La doctrina naval de 2022 fortalece esta visión, declarando explícitamente que el Ártico es una prioridad estratégica para la Seguridad Nacional Rusa. (Russian Federation, 2022)
También ha llevado a cabo ejercicios militares masivos en la región, como el Zapad-2017, con participación activa de fuerzas aéreas, navales y terrestres, enviando un mensaje claro respecto a su capacidad y compromiso de defender sus intereses árticos. (Boulègue, M., 2019).
En abril de 2024, Rusia llevó a cabo nuevas maniobras militares en Nueva Zembla, abarcando ejercicios con submarinos nucleares bajo el hielo, en lo que denominó una respuesta disuasoria frente a las provocaciones de la OTAN (TASS, 2024). Este tipo de operaciones, además de exhibir capacidad táctica, a su vez, persigue un objetivo político. Proyectar una imagen de fortaleza y capacidad en un entorno internacional cada vez más polarizado. El país también ha incentivado la migración hacia el norte mediante subsidios estatales, con el objetivo de consolidar soberanía efectiva y presencia civil en áreas remotas del Ártico, fortaleciendo su posición frente a reclamos territoriales futuros.

ESTADOS UNIDOS: CON TENSIÓN ESTRATÉGICA Y SEGURIDAD NACIONAL

Durante muchos años, Estados Unidos adoptó una perspectiva relativamente pasiva hacia el Ártico, sin embargo, las crecientes actividades rusas y chinas han forzado un cambio estratégico. En su planificación estratégica de 2022, el Departamento de Defensa reconoce que el Ártico es vital para la Seguridad Nacional de Estados Unidos (U.S Department of Defense, 2022). El despliegue de radares de defensa en Alaska, el fortalecimiento de la Guardia Costera y el desarrollo de rompehielos son parte de este nuevo enfoque y estrategia.
Además, Estados Unidos ha reanudado ejercicios militares en el Ártico conjuntamente con sus aliados como Canadá, Noruega y Reino Unido, reforzando la interoperabilidad dentro del marco de la OTAN. El ejercicio Cold Response 2022 involucró a más de 30.000 tropas de 27 países, siendo una evidencia de la creciente relevancia de la región en la defensa colectiva occidental (NATO, 2023).

Sin embargo, el país se enfrenta a desafíos técnicos y logísticos, como puede ser la limitada capacidad de rompehielos dado que solo posee uno operativo en comparación con más de 40 que tiene Rusia lo que podría dificultar su presencia sostenida. (O´Rourke, 2022.)

En enero de 2025, Estados Unidos creó Joint Arctic Command (JACOM) una estructura de mando unificada con el objetivo de coordinar operaciones militares, humanitarias y dar respuesta ante emergencias en Alaska y el estrecho de Bering. Dicha iniciativa busca conseguir una mejor integración de la capacidad del Pentágono con las de la Guardia Costera, NOAA y otras agencias federales en la región. Asimismo, se está promoviendo un plan de inversión pública-privada, para expandir los puertos de aguas profundas en Nome y Dutch Harbor, importantes para sostener y desarrollar operaciones navales en el Pacífico Norte y consolidar la presencia estadounidense en el Alto Ártico. (U.S. Dod, 2025)

CHINA LA POTENCIA CERCANA AL ÁRTICO

Si bien China no tiene territorio Ártico, ha intensificado su presencia mediante una estrategia de poder blando, inversiones y diplomacias científicas. De conformidad con el libro Blanco de 2018, fomenta la Ruta de la Seda polar como una extensión marítima de su iniciativa de la franja y la ruta. (State Council of China, 2018) Además, debido a que se autodefine como: “China se considera un Estado casi ártico” (State Council of China, 2018)

China ha intervenido en puertos y terminales en países como Islandia, Noruega y Rusia, y ha desplazado rompehielos como el Xue Long 2, para aumentar su capacidad operativa en aguas polares (Lanteigne, 2020). No obstante, su presencia militar directa es mínima y su propósito parece centrarse en garantizar rutas logísticas y acceso a recursos estratégicos, particularmente minerales como el litio y el cobalto, esenciales para la transición energética global.

Asimismo, China ha sido crítica de la idea de que el Ártico está reservado solo para el estado del Consejo Ártico, abogando por un enfoque multilateral basado en el derecho internacional (Zhang, 2021)

En abril de 2025, China lanzó un nuevo satélite de observaciones especializado en el monitoreo del hielo ártico y las rutas marítimas polares, formando parte de su programa de vigilancia remota desde la base de Qingdao. Esta capacidad tecnológica reafirma el interés del país en recopilar datos sobre el deshielo y planificar futuras rutas comerciales a través de la ruta marítima del Norte. A su vez, Beijing ha comenzado a negociaciones con Islandia y Finlandia para desarrollar estaciones de investigación meteorológicas binacional, lo que podría tener también usos duales en inteligencia estratégica, incrementando el recelo de Estados Unidos y la Unión Europea ante la expansión silenciosa de China y la región (Xinhua, 2025)

Tensiones y escenas futuras

En los primeros meses de 2024 y 2025, la militarización del Ártico ha experimentado un repunte significativo. La OTAN efectuó en marzo de 2024 el ejército militar Nordic Frost, en el norte de Noruega y el Ártico canadiense, con participación de 20 países y más de 35.000 efectivos, en respuesta de la creciente presencia rusa cerca del archipiélago de Svalbard (NATO,2024). Mientras tanto, Rusia ha aumentado su comando Ártico con sistemas de defensa antiaérea S-400 y ha ampliado la base de Nagurskoye, una de las más septentrionales del mundo (Staalesen, 2024)

Por otra parte, China y Rusia han reforzado su cooperación polar, en febrero del 2025 ambos estados firmaron un memorando de entendimiento para llevar a cabo infraestructuras logísticas conjuntas en el mar de Chukotka y progresar en la explotación energética del mar de Kara (Global Times, 2025). Con todo esto ha generado preocupación en Estados Unidos, que lo percibió como un intento de debilitar el liderazgo occidental en el Ártico.

Asimismo, el Consejo Ártico, es un organismo esencial de gobernanza regional, aunque continúa en crisis desde la suspensión de su funcionamiento pleno tras la invasión rusa de Ucrania en el año 2022. Debido a la suspensión de esta plataforma multilateral ha causado que se hayan debilitado los canales diplomáticos de diálogo, y por consiguiente, que aumente el riesgo de malentendidos y escaladas (Koivurova & Caddell, 2023).

Hay que agregar, que la creciente militarización ha generado inquietud entre comunidades indígenas del Ártico. En febrero del 2024, representantes de la población inuit y sámi denunciaron ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU la vulneración de sus derechos territoriales y culturales a causa del ejército militar y las actividades extractivas en zonas de caza tradicionales. Numerosas ONGs han empezado a alertar sobre el riesgo de eco colonialismo militar en el Ártico, en el que las prioridades estratégicas se imponen sobre la sostenibilidad y la autodeterminación de los pueblos originarios (ICC,2024). Con todo esto destaca la necesidad de enfoques más integrales y humanos en la gobernanza de la región.
Además, del interés geopolítico y militar, el Ártico representa una reserva estratégica de recursos energéticos esenciales para el futuro energético mundial. La transición hacia energía renovables no ha eliminado la dependencia de minerales críticos como el litio, níquel, el cobalto y las tierras raras, de las cuales se han detectado en Groenlandia y otras zonas árticas (USGS, 2024). Esto ha despertado el interés de numerosas empresas privadas y fondos soberanos que ven en el Ártico una gran oportunidad como fuente de materiales primas claves para la revolución tecnológica verde. En este escenario, la nueva inteligencia artificial, la robótica submarina y los sistemas de mapeo por satélite están permitiendo una exploración más precisa y menos invasiva, pero también plantea desafíos regulatorios, ya que muchas de estas innovaciones superan la capacidad de control de los marcos legales actuales. En el futuro de esta región, por tanto, no sólo se juega en el terreno de las armas y las fronteras, sino también en el campo de la innovación y el acceso a tecnologías críticas.

Conclusión

La militarización del Ártico refleja una dinámica más amplia hacia la secularización de los efectos del cambio climático. No exclusivamente el deshielo abre nuevas oportunidades económicas, también empeora tensiones geopolíticas al alterar el equilibrio estratégico entre grandes potencias. Rusia se establece como el actor dominante en términos militares y logísticos, Estados Unidos fortalece su presencia como contrapeso, a diferencia de China que avanza mediante una estrategia híbrida, entre el soft power y la inversión en infraestructura crítica.

A pesar de que es prematuro asegurar que el Ártico será el próximo escenario de conflicto global, la dinámica hacia una mayor competencia militar y política es innegable. Debido a la falta de mecanismos de gobernanza efectiva, combinada con la creciente carrera armamentista, esta región se podría convertir en un espacio de confrontación indirecta, concretamente en un contexto de rivalidad entre bloques.
Resulta relevante fortalecer foros multilaterales como el Consejo Ártico e impulsar acuerdos de seguridad cooperativa que limitan y reducen la expansión militar y fomenten la transparencia entre los diferentes actores. Sin embargo, el Ártico corre el riesgo de convertirse de un santuario ecológico a un futuro escenario de conflicto.

En este contexto, resulta de gran importancia impulsar iniciativas de transparencia y diálogo militar entre las partes, incluyendo acuerdos sobre zonas de exclusión, intercambios de información sobre ejércitos y protocolos conjuntos de búsqueda y rescate. Si bien, varios expertos han propuesto desarrollar un código Ártico de conducta, parecida a la de la Antártida, las diversas políticas que existen actualmente hacen difícil su implementación. Sin embargo, el desarrollo de mecanismos y herramientas técnicas de cooperación podría ser un primer paso para reducir riesgos de conflictos. En el caso de que las potencias logran encontrar puntos comunes en desafíos que afectan a todos los Estados como puede ser el deshielo, la gestión ambiental y la seguridad marítima, el Ártico podría establecerse como una zona de competencia regulada y no de confrontación abierta.

Bibliografía

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  • Nilsen, T. (2022). NATO conducts largest Arctic exercise in decades. The Barents Observer. https://thebarentsobserver.com
  • Olsvig, S., & Cullen, M. (2024). Arctic indigenous peoples and international law. Nordic Journal of International Law, 93(1), 152-169. https://brill.com/view/journals/nord/93/1/article-p152_008.xml

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