En el curso del día de ayer, la Fuerza Aérea de Corea del Sur (ROKAF) y la Oficina del Programa Conjunto (JPO) del F-35 han dado a conocer su asociación en el proyecto Frankenjet, mismo que busca recuperar a los cazas furtivos inutilizados por accidentes para volver a darles una funcionalidad en el servicio y así reducir el impacto de su pérdida. En este caso, Seúl se convirtió en pionera al trabajar en el rescate de la estructura de una aeronave a fines de emplearla en el entrenamiento del personal de mantenimiento de la institución, destacando dicho proceso por ser la primera vez en la que se desmontaron y reinstalaron las alas de uno de estos ejemplares.

Cabe recordar en este punto, que la Fuerza Aérea surcoreana había perdido a uno de sus cazas F-35 Lightning II en el mes de enero del año 2022, lo que se atribuyó a un accidente que involucró un aterrizaje de emergencia con el tren retraído tras el choque del avión con un ave. En aquel entonces, tras una extensa revisión técnica por ingenieros de la ROKAF y la JPO, se había determinado que la aeronave estaba perdida por completo, considerando que era inviable y sumamente costoso llevar a cabo las reparaciones necesarias para su retorno a plena operatividad.

La situación cambió recientemente, cuando la Fuerza Aérea de EE.UU. logró un importante hito para el programa Frankenjet al recuperar a un caza F-35 a través de la combinación de partes de los ejemplares AF-27 y AF-211 que se encontraban fuera de servicio, abriendo el camino a la exploración de alternativas técnicas para evitar el descartar por completo a las caras plataformas. Particularmente, dicho proceso implicó la integración del morro de la primera de estas aeronaves (perdida desde 2014 a causa de un incendio) con la estructura de la segunda (fuera del servicio desde 2020 por una grave avería en su tren de aterrizaje delantero).

Ampliando en algunas particularidades del proceso encarado por Corea del Sur, cabe destacar que la antes mencionada remoción y reinstalación de las alas del caza F-35 afectado se debió a los obstáculos existentes para transportar al ejemplar desde su espacio de almacenamiento hacia la base dónde recibiría los trabajos, lo que presentaba desafíos para mantener la integridad de la aeronave e importantes gastos de traslado. Además, se reportó que participaron elementos no sólo de la ROKAF y su Comando de Logística, sino que también de representantes del fabricante Lockheed Martin y de las fuerzas estadounidenses desplegadas en la península.

Refiriéndose a esto el ingeniero principal de la división de recuperación de aeronaves accidentadas del Lightning Support Team (LST), Matt Trodden, manifestó: “Este fue un desafío significativo, ya que fue el primer intento de retirar las alas del F-35 como parte de una demostración conceptual (…) A pesar de las dudas iniciales, el equipo trabajó a la perfección y completó la operación varias semanas antes de lo previsto, lo que validó la viabilidad del desmontaje y la reinstalación de las alas.

*Imagen de portada: Scott Swofford

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