Cazas F-16 Fighting Falcon de la Fuerza Aérea de EE. UU. (USAF) participaron junto a la Fuerza Aérea de Corea del Sur (ROKAF) en el ejercicio Freedom Flag 25-1 donde pusieron a prueba sus capacidades para evaluar y mejorar la integración. El despliegue se desarrolló desde mediados del mes de abril hasta el 2 de mayo, con una movilización de al menos noventa aeronaves en suelo surcoreano.

Como parte de un ejercicio que se está realizando por segunda vez consecutiva para afianzar las alianzas entre las Fuerzas Aéreas de ambos países, las aeronaves pertenecientes al Ala de Combate Wolfpack arribaron a la base aérea de Kusan, Corea del Sur, donde se unieron a las operaciones, mantenimiento, como así también dieron apoyo a las misiones requeridas. Este despliegue de aeronaves fue diseñado para reforzar la preparación combinada y la interoperabilidad de los participantes, teniendo en cuenta el contexto regional. La Fuerza Aérea de Corea del Sur desplegó cazas F-35A, F-15K y KF-16, mientras que la USAF, F-16 y F-35 B y los drones MQ-1 y MQ-9 . Además también se contó con la participación de Cuerpo de Marines, la Armada y el Ejército de Estados Unidos.

Siguiendo un comunicado oficial, en esta nueva edición del Freedom Flag 25-1, se presentaron diversos escenarios en todos los dominios que proporcionaron un entrenamiento crítico para los aviadores, pero que además se hizo hincapié en la dinámica, permitiendo una respuesta rápida a objetivos fugaces y móviles. Atendiendo a la exigencia de este tipo de ejercitaciones, estos debieron mejorar la ejecución de las misiones junto a sus homólogos de la ROKAF, perfeccionando las habilidades necesarias para un rendimiento. “Freedom Flag es una oportunidad vital para mejorar nuestras capacidades combinadas, fortalecer nuestra alianza con la República de Corea y disuadir a los competidores regionales”, expresó el coronel de la Fuerza Aérea de Estados Unidos Andreas Ziegler, director de Operaciones y Planes de la Séptima Fuerza Aérea.

“El entrenamiento dinámico de objetivos empuja a nuestras fuerzas a identificar, decidir y atacar en tiempo real”, dijo el teniente coronel Robert F. Guyette, comandante del Escuadrón de Ataque de Cazas de la Infantería de Marina (VMFA) 214. No obstante, además de los F-16 Fighting Falcon, también fueron empleados cazas F-35A y F-35B, los cuales asumieron el papel de fuerzas enemigas en los simulacros: “Nuestro entrenamiento enfatiza los sensores avanzados del F-35 y el conocimiento general del campo de batalla que proporcionan, junto con los activos conjuntos y aliados necesarios para ganar la lucha de mañana” mencionó Guyette.

Por último, también se utilizaron e integraron las capacidades avanzadas del drone de ataque y reconocimiento MQ-9 Reaper, y del MQ-1 Predator. El objetivo de su empleo buscó ampliar el alcance de las operaciones y la resistencia de las Fuerzas Aérea gracias al apoyo de las aeronaves no tripuladas.

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