Tal y como venimos reportando desde los últimos días y semanas en Zona Militar, las Fuerzas Armadas argentinas se encuentran ultimando los detalles para lo que será su despliegue en tareas de vigilancia y control en la frontera norte del país. Según los reportes, con una resolución a punto de ser emanada, el despliegue —que genera controversias y polémicas en ámbitos civiles y castrenses— iniciaría en breve bajo la denominación oficial de “Operación Presidente Julio Argentino Roca”.

Siguiendo la resolución oficial, con fecha 11 de abril, la operación de las Fuerzas Armadas tiene como justificación en sus considerandos que “… las zonas de frontera, reconocidas como puntos críticos, poseen máxima relevancia a los efectos de la Defensa Nacional y por lo tanto exigen que las decisiones gubernamentales se encaminen a su efectiva y prioritaria protección”.
A su vez, señala de forma contradictoria que “… las operaciones realizadas en los últimos 20 años (Escudo Norte, Fortín I y II, Fortalecimiento Fortín, Fronteras, Integración Norte, entre otros) no han contribuido al desarrollo sostenido de las capacidades de vigilancia y control de las Fuerzas Armadas en los espacios soberanos y de interés, sirviendo únicamente a los fines de realizar acciones de apoyo a la comunidad y prestar asistencia ante catástrofes naturales o emergencias”.
La contradicción radica en la cuestión de fondo, ya que las Fuerzas Armadas no están preparadas en términos materiales, doctrinales, de entrenamiento y formación para asumir labores propias de las Fuerzas de Seguridad, más allá de lo establecido en el Artículo N.º 27 de la Ley de Seguridad Interior. Esta normativa, uno de los pilares del llamado “Consenso Básico en materia de Política de Defensa”, establece en el mencionado artículo que las FF.AA. brindarán apoyo a las FF.SS. a través de sus capacidades de: “… arsenales, intendencia, sanidad, veterinaria, construcciones y transporte, así como de elementos de ingenieros y comunicaciones”.
Si dichos operativos, en la consideración de la actual gestión, no contribuyeron al desarrollo sostenido de las mencionadas capacidades, ¿qué hace pensar que la Operación Presidente Julio Argentino Roca no tendrá los mismos resultados? Cuando lo que se discute es la forma, y no la cuestión de fondo.

Esto queda manifestado en las dudas que persisten respecto al establecimiento de las reglas de empeñamiento para los patrullajes y tareas de vigilancia en las fronteras Norte y Noreste, que iniciarán en la jornada de mañana, 15 de abril, y se extenderán hasta el próximo 15 de diciembre del corriente año.
Si bien de carácter confidencial, las dudas surgen frente a la protección legal de los uniformados, los cuales, con justa razón, temen que, frente a un cambio en el signo político del gobierno, puedan ser sometidos a procesos penales. Actualmente, no se han emitido disposiciones legales o leyes complementarias que brinden mayor seguridad al personal de las Fuerzas Armadas argentinas, mientras prosiguen las exhibiciones y discursos triunfalistas desde las oficinas del Edificio Libertador.
La sensación —y a título personal—, con una equiparación salarial que no se termina de concretar y que genera cada vez mayor malestar en el ámbito castrense, es que los efectivos militares son empleados como mano de obra precarizada para cumplir labores propias de las Fuerzas de Seguridad Federales, las cuales poseen el amparo legal y jurídico que las habilita para estas funciones.
Más allá de lo indicado oficialmente y de sus justificaciones, el empleo de medios y personal militar no es más que otro parche que sigue una tendencia demagógica, esgrimida con liviandad desde la política en los últimos años, donde el empleo de los militares aparece como la solución de todos los males que otras agencias del Estado Nacional no pudieron, no quisieron o no supieron solucionar.
Si lo que falla es la educación, que vuelva el Servicio Militar Obligatorio. Si no se hacen a tiempo obras de infraestructura, movilicemos a los ingenieros del Ejército para pavimentar caminos. Si lo que falla es la seguridad, despleguemos a los militares, que por el solo hecho de portar fusiles y arribar en camiones y vehículos blindados van a amedrentar a las bandas y al crimen organizado transnacional. ¿Y si se prueba fortaleciendo verdaderamente a las agencias y organismos previamente citados, y dejamos a los militares para cumplir lo que la Constitución y las Leyes Nacionales les ordenan?
*Fotografías: Ministerio de Defensa.
Tal vez te interese Con dudas en las reglas de empeñamiento, las Fuerzas Armadas ultiman los detalles para iniciar el Operativo Conjunto Fronteras “Julio A. Roca”






